TUMBAGA, del malayo tambâga ‘cobre’; el camino de trasmisión de esta palabra, existente en muchas lenguas europeas y en árabe, no se conoce exactamente; la u puede explicarse por una grafía inglesa: aunque la forma que se cita normalmente en este idioma es tombac, existe por lo menos una variante tumbeck (Webster).
1.ª doc.: tambaca, 1675, Faría y Sousa; tumbaga, Aut.
Escribió Faría e Sousa: «por una [pieza de artillería] de tambaca, metal virtuoso y estimable, se ofrecieron siete mil ducados». En portugués tambaga se encuentra en 1603; y tambaca, que es la forma más conocida en este idioma, desde 1611; se trata allí de una aleación de cobre y cinc preparada en la Indochina (Dalgado II, 346). Aut.: «tumbaga: metal, especie de cobre mui fino que viene de la China; fig. se llama qualquier sortija hecha con mezcla de este metal»; Acad. 1817: «liga o mezcla de iguales partes de oro, plata y cobre, de que resulta un metal de color cobrizo oscuro, bastante frágil, cuya propiedad dió origen a la preocupación de creerse por algunos que el uso de las sortijas de tumbaga los preserva o avisa, quebrándose, de varios accidentes y enfermedades»; el uso de las sortijas de tumbaga se extendió tanto que el vocablo acabó por designar una sortija de cualquier metal (así ya Acad. 1884, no 1843). Igualmente cat. tumbaga. Palabra muy S. XIX, que hoy ya ha envejecido. Vasco vizc. tunbaga «alianza, sortija de matrimonio» (Azkue); fr. tombac ‘aleación de cobre y cinc’ [1700]; ingl. tombac íd. [1602]; it. tombacco; ár. t-nbâk «métal composé de cuivre et de zinc, similor» (Bocthor). El vocablo malayo a su vez parece ser alteración del scr. tāmraka. Según Loewe (V. el dicc. etim. de Kluge) el castellano vendría del tagalo y desde el malayo habría pasado al neerl. tombak > al. tombak [1748].
DERIV.
Tumbagón [Aut.].