TROTAR, del a. alem. ant. trottôn íd., intensivo de trëtan ‘andar’, ‘caminar’; en cast. el vocablo hubo de tomarse del francés o quizá del italiano.

1.ª doc.: J. Ruiz.

Ahí aparece ya con gran desarrollo semántico, tomando en los varios pasajes las acs. secundarias ‘andar de prisa’, ‘correr’, ‘bailar’ y ‘hacer ruido con los pies’. Por otra parte Nebr. «trotar: curso, cursito». Se podría creer que la ac. como término hípico sea la originaria en todos los romances, como lo ha sido después1. El fr. trotter está documentado desde el S. XII, y también son antiguos it. trottare, oc., cat. y port. trotar. El étimo es evidentemente el a. alem. ant. trottôn, documentado en la ac. ‘caminar’, pero que debió de tener ya el sentido de ‘correr’ que aparece en el a. alem. med. trotten o el de ‘trotar’ que tiene el vocablo en alemán moderno; es intensivo del verbo germánico común TREDAN (TRUDAN), que es trëtan en a. alem. ant., alem. treten, ags. tredan, ingl. tread, etc., y que en todas partes vale ‘andar’, ‘caminar’, ‘pisar’; pero el intensivo trottôn sólo está documentado en alto alemán, y en efecto el consonantismo -t- sólo puede corresponder a este dialecto germánico. Luego no se trata de una de las voces heredadas por el francés del fráncico, sí en cambio puede tratarse de una voz longobarda en italiano. Los préstamos alto-alemanes son raros en francés y tardíos, luego quizá se trate de un préstamo italiano muy antiguo, introducido junto con algún cambio en la técnica hípica. En castellano, según ya muestra la falta de diptongación de la o, es préstamo de otro romance; quizá el punto de partida para el cast. sea el Norte de Francia (como en el caso de galopar), quizá sea Italia, por conducto, entonces, del catalán [S. XIII, Jaime I; S. XIV, trad. de Andrés el Capellán, p. li].

DERIV.

Trote [«subsultus» Nebr.; 1557, F. Chacán, Trat. de la Jineta, cap. 3]. Trotero ‘mensajero’ [Berceo; Alex. 764, 774, 2029; J. Ruiz; M. P., Poes. Jugl., p. 48], comp. cat. ant. troter ‘mozo de espuela’ [S. XIII; ‘caballo de camino’ J. Roig, v. 1326]. Trotón, trotona; trotonería. Trotalla ¿‘burla’?, ¿‘canto bailable’? (J. Ruiz). Trotador.

CPT.

Trotaconventos ‘alcahueta’ [J. Ruiz]. Trotacalles. Trotamundos.

1 Aunque tampoco en los demás de Francia y España es general ésta, ni mucho menos, en la época más antigua. En efecto en Cataluña, aunque la ac. hípica ya se documenta en Jaime I y en Muntaner, es tan antiguo como el más viejo de los dos el pasaje de Cerverí de Girona (h. 1270), que nos cuenta como «vench ploran, / una vella, trotan» (Rossinyol v. 170), que tan de cerca nos recuerda las viejas troteras del Arcipreste; cf. el dicho proverbial empordanés aplicado a mujeres laboriosas, infatigables, «la bona Janota, menja i trota»; y troter ‘mensajero, mozo de recados que va a pie de una parte a otra’ aparece ya copiosamente en el S. XIII, desde sus primeros años. En occitano tenemos trotier como hípico (caval trotier) ya en Bertran de Born (Appel, Chrest. 35.40) pero trotier es un escudero que camina afanosamente a pie, tras su señor montado, en el Castia-gilós, no menos antiguo (vv. 194, 203), y lo grant trot se aplica adverbialmente a un muchacho que se aleja sin tardanza (L’Effansa de Jesús, Appel 9.57, 85). Lo común y típico en todo esto es una marcha afanosa, penosa o agitada, como lo es la de las viejas que no paran en sus recados, o de las ya achacosas, como la de un niño que trata de alejarse sin demora, como la del escudero que se esfuerza por no ser dejado atrás por el jinete, o como la del caballo que empieza a saltar, dejando la marcha al paso. Y no podemos asegurar de cuál de estas acepciones se partiría.