TRAGEDIA, tomado del lat. tragoedĭa, y éste del gr. τραƔƪƌία ‘canto o drama heroico’, ‘tragedia’, compuesto de τράƔος ‘macho cabrío’ y Ņƌειν ‘cantar’, por el papel que se hacía desempeñar a este animal en las fiestas griegas donde se cantaban tragedias.

1.ª doc.: APal. 86b, 151b, 506b.

Los helenistas han vacilado largo tiempo sobre la explicación semántica de esta denominación; las teorías que han gozado de más favor están bien resumidas por Cuervo, Ap., § 211 y n.; L. H. Gray, Classical Quarterly VI, 60; Boisacq, s. v. La palabra tragedia es ya muy usual en el Siglo de Oro, y hoy está considerablemente popularizada. La pronunciación vulgar trageria es usual en España, en el Río de la Plata (Lussich, Los Tres Gauchos Or., 1883, p. 101), etc. En Cuba el vocablo se aplica a cualquier disgusto, a una riña de chiquillos (Ca., 186).

DERIV.

Tragédico, tragedioso, ant. y raros. Trágico [1444, Juan de Mena, Lab., 123e; APal. 86d, 506b], de tragĭcus, gr. τραƔικóς íd., derivado de τράƔος.

Trago, de τράƔος, que tomó este sentido ya en griego.

CPT.

Antitrago. Tragicomedia [Celestina, ed. 1502], haplología de trágico-comedia; tragicómico [Acad. 1925, no 1843]. Tragacanta [1555, Laguna] o tragacanto: de τραƔάκανȎα, propiamente ‘espina de macho cabrío’; del mismo es deformación el fr. adragant [S. XVI], de donde se tomó el castellano adragante [Academia ya 1817] o adraganto.