TORVISCO, del lat. hispánico TŬRBզSCUS, derivado de *TŬRBզSCARE, ‘envenenar el agua de los ríos con bayas de torvisco para emborrachar a los peces y pescarlos’, y éste de TŬRBARE ‘perturbar, enturbiar’.

1.ª doc.: ƫurbíšku, S. X, Abenɏólɏol; «torvisco, mata conocida: turbiscus» Nebr.

La Daphne Gnidium L. recibía en el Andalús el nombre romance de ƫurbíšku según los botánicos Abenɏólɏol, Abenbuclárix y el anónimo sevillano de h. 1100 (Simonet, s. v.; Asín, p. 304). Las fuentes cristianas que recogen el vocablo incluyen a Nebr., Covarr. y en general los dicc. del Siglo de Oro; Aut.: «planta parecida al lino: arroja muchas varas sutiles altas corno de dos codos, hermosas a la vista: las hojas son como las de la camelea; pero más gruessas y angostas, glutinosas y pegajosas: las flores blancas, y en ellas un fruto como el del myrto, pequeño y redondo, el qual se muestra verde al principio y después colorado: la cáscara de que se cubre es dura, negra por fuera y blanca por dentro». Torobisco con anaptixis en Lope de Rueda (Fcha.). En Cespedosa se emplea «la torvisca y la retama o ramos, para curar la roña y otras enfermedades de las ovejas» (RFE XV, 277); en el Bierzo el chorvizco es una planta y el fruto que produce, el cual sirve a los niños para coger pájaros (Fz. Morales). La misma planta se llama trovisco en portugués, y gallego (Sarm. CaG. A96v, 94r, 139r), y en Cerdeña trobiscu en el Logudoro y truiscu en el Campidano1, estorbès en rosell. (¿< els *torbescs?), Bertoldi, WS XI, 2-4; el vasco torbisko es ciertamente romanismo. En el catalán de Ibiza se ha empleado un turbàsia (à?) ‘hierba narcótica’, pues en el romance 242 del Romancerillo de Milà y Fontanals (verso 43) la Condesa cautiva del rey turco, para evadirse, arma una galera y «estant a taula dinant, - turbasia li va donar», lo que la recitadora explicó que significaba «dormición»: acaso evolución fonética mozárabe de -ISCUS, aunque más bien parece una formación paralela TURBATIO.

Latino TURBISCUS ya en Pelagonio (S. IV) (según Schuchardt) y más tarde en el Dioscórides italiano del S. VI (RF XI, 83; con variante manuscrita turbisclu, comp. it. lentischio, cat. llentiscle LENTISCUS) y San Isidoro (Etym. XVII, vi); V. además Casio Félix, ed. Rose, p. 209, y Hermes XXXI, 615. El vocablo latino a juzgar por su repartición geográfica actual debió de ser especialmente hispánico, con lo cual no está en desacuerdo la aparición en los autores citados, por lo demás tardíos, que pudieron conocerlo por fuentes hispánicas, aunque también pudo extenderse al Sur de Italia (donde parece haberse escrito la traducción de Dioscórides), cuya latinidad tenía tanta semejanza con la hispánica. Indicó atinadamente Schuchardt (Roman. Etym. II, 182-4) que el nombre de TURBISCUS se explica por el empleo de sus granos, una vez cascados, para embarbascar o envenenar las aguas de lagos y corrientes de agua, con objeto de coger peces: esta práctica, llamada troviscada, está repetidamente prohibida por muchas ordenanzas de pesca en Portugal, desde el año 1552. El vocablo no deriva, pues, de TURBA por la multitud de varas que surgen de esta mata, como decía San Isidoro, sino del verbo TŬRBARE que, según demostró Schuchardt, dió lugar a tantas denominaciones romances de la práctica de embarbascar los ríos; pero como los derivados en -isco, cuando no vienen de sustantivos (como pedrisco, marisco) sólo pueden derivar de verbos en -iscar (comp. cast. barrisco de barriscar, nevisca de neviscar, port. chovisco, lambisco de choviscar, lambiscar, cat. plovisca de ploviscar, etc.), hay que suponer que ya en el latín hispano existiría un verbo *TŬRBզSCARE ‘embarbascar el agua’, del cual derivaría TURBISCUS; huellas de esta formación verbal se encuentran en el port. troviscada, y por otra parte gall. trobiscar ‘lloviznar’, sobreselv. trubistgar ‘enredar’. Se trata de una formación esencialmente hispánica.

En sentido análogo Bertoldi, ARom. XVIII, 216.

DERIV.

Torvisca; gall. dial. trovisca (= pontev. herba leiteira diferente del torvisco ‘tithymalus characias’, Vig., Sarm. CaG. A96v). Torviscal [1213, Oelschl.].

1 M. L. Wagner, ASNSL CXL, 243, supone que sean autóctonas estas formas sardas; la opinión de Schuchardt y M-L. (REW 8996) de que se tomaron del castellano, se funda en el carácter hispánico de las formaciones en -զSCARE. No veo razones decisivas en apoyo de la opinión de Wagner, y la o del logudorés le es más bien desfavorable.