TOCAR, expresa imitativamente el son de las campanas y demás objetos golpeados o tocados: es onomatopeya común a todos los romances y al parecer ya heredada del latín vulgar.
1.ª doc.: Berceo.
Todavía en muchas partes -fr. toc-toc, faire toc- se expresa con esta sílaba la onomatopeya desnuda. Indudablemente la aplicación inicial fué al toque de campanas y otros instrumentos de percusión, al de los metales que se aquilatan, etc.; también será muy antigua la ac. ‘llamar a la puerta’, que todavía encontramos, p. ej. en la Historia de Chile de Alonso de Ovalle (1644) (Draghi, Canc. Cuyano, p. 462), y que persiste viva en algunas regiones de lengua cast., o en el mall. tocar (Ferrà, Comèdies I, 169); de la idea de golpear se pasó a otras muchas, entre ellas la de ‘hacer andar el ganado’, que se dice tucar en el aragonés de Bielsa, toucà en gascón pirenaico (Schmitt, Terminologie Pastorale, p. 30). En general, desde ‘golpear’ se pasó a ‘ejercer el sentido del tacto’, la ac. más difundida, y luego a la de ‘pertenecer’ (invent. arag. de 1374, BRAE II, 347; Nebr.), ‘tocar en turno’ (Juan de Valdés, Diál. de la L., 125.19) y demás figuradas. Formas equivalentes a tocar se encuentran en romance desde el port. hasta el rumano, y su antigüedad suma se advierte por esta misma extensión y por la honda transformación fonética sufrida en el caso del fr. toucher, de acuerdo con todas las normas de la fonética histórica. Mientras el cat., oc. e it. suponen una base T֕CC- con O abierta, el cast. (presente toca) y el fr. toucher más bien corresponden a T֖CC- con cerrada, pero esta misma vacilación es muy propia de las onomatopeyas. Por lo demás en el extremo Norte de Francia reaparece toquer con vocal abierta, desde donde ha pasado al fr. toqué ‘trastornado, chiflado’ (comp. cat. tocat íd. y ‘tocado’), que no hay por qué hacer venir del germ., como suele hacerse (REW 8768), pues en germánico mismo la palabra parece ser de origen romance (según reconoce Gamillscheg, EWFS, s. v. toucher, comp. toquade). Es evidente que una palabra difundida hasta Rumanía no puede ser de origen germánico, y así hay que rechazar la idea de Diez (Wb., 320) de partir de un germ. *TUKKÔN (= a. alem. ant. zuckan), que por lo demás sólo significa ‘tironear’, ‘llevarse (algo) de prisa’. La etimología onomatopéyica ya fué demostrada por Schuchardt (ZRPh. XXII, 397; XXIII, 331), y a pesar de las dudas o restricciones de G. Paris (Rom. XXVII, 626), hoy se admite generalmente.
DERIV.
Tocable. Tocado ‘medio loco’, tocáu ast. (estar un t. de la mano de Dios) ‘lisiado’ (V). Tocador adj. Tocadura ‘matadura’. Tocamiento [«tactio» Nebr.]. Tocante [«perteneciente» Nebr.]. Tocata [Acad. 1925, no 1843; fin S. XIX, Pagés], del it. toccata. Toque [«t. de oro: coticula, index; t., tocamiento: tactio» Nebr.]. Toqueado. Toquetear. Retocar [S. XVII, Aut.; no Oudin]; retocador; retoque.
CPT.
Tocasalva. Tocateja, salir de ~, ‘de estampía, huyendo, a espetaperros’ cub. (Ca., 102), es decir, sin advertir si nos golpeamos con el alero de la casucha. Tocatorre.