TOALLA, antiguamente tovaja, del germ. THWAHLJÔ íd. (a. alem. ant. dwahila, alem. dial. zwehle, b. alem. ant. thwahila, ags. thwehlæ); la forma del castellano moderno hubo de tomarse de otro romance (italiano o catalán).
1.ª doc.: toaja, Alex.; tovaja, APal.; toalla, 1570, C. de las Casas.
«Seyan noches e días las mesas aguisadas, / de toajas cubiertas, de conduchos povladas» Alex. 1796d (tovajas en P). «Lintea son tovajas con que se limpian las manos» APal. 248d; 265b; 176d; «tovajas: mantile» Nebr. Ésta es también la forma que emplea el morisco granadino Hernando de Baeza a princ. S. XVI (en Pz. de Hita, ed. Blanchard I, 234); en el testamento de Fdo. de Rojas, de 1541: «una tovaja de olanda nueva, labrada» (RFE XVI, 377). Y aun Aut. todavía la pone en primer lugar «toaja o toalla» agregando que algunos dicen toballa y tobaja, si bien los ejs. que cita (de fin S. XVI y del S. XVII) son todos de toalla. La forma moderna es, pues, muy tardía, aunque ya era corriente por lo menos desde la 2.ª mitad del S. XVI, pues es la única que registra C. de las Casas; Oudin da toaja, <BUSC=tovaja>tovaja y toalla; Covarr. tovaja y tovallas. Hoy toalla se ha generalizado en la lengua común, pero tuaxe (analógico del plural tuaxes < toajas) se conserva todavía en Asturias (R) y tuáɁa dicen los judíos españoles de Oriente (RH LXXIX, 542). Es evidente, pues, que to(v)alla, cuya evolución no corresponde a la fonética histórica cast., ha de ser préstamo bastante tardío de otro romance, condicionado por corrientes comerciales o de modas: si realmente no entró antes de la 2.ª mitad del S. XVI, se tratará de un préstamo del it. tovaglia; si es anterior, sería más bien el cat. tovalla; en ambos casos hubo influjo de la forma antigua y autóctona toaja, que está en el Alex., Oudin y Aut. Siendo la forma en -j- la única antigua en Castilla, cambia enteramente el cuadro de la extensión primitiva del vocablo en romance: M-L. (REW, 8720) y Gamillscheg (R. G. I, p. 203), fijándose en el aspecto forastero de la forma moderna toalla, admiten que se importaría de Francia, y suponen también que sean préstamos las formas port., it. y sarda; en cuanto a la lengua germánica de donde partiría esta voz romance, llegan a la conclusión de que sería el fráncico. Pero siendo toaja autóctono en Castilla, es de creer que también lo serían el port. toalha y el it. tovaglia, pues desde el punto de vista germánico nada nos induce a creer que se trate de una voz limitada al germánico occidental: bien documentada en anglosajón, los primitivos de donde deriva lo están también en gótico y escandinavo: gót. thwahl ‘baño’, escand. ant. thvâl ‘jabón’, escand. ant. thvâ ‘lavar’, a. alem. ant. dwahan íd. Luego podemos creer que el vocablo pasó al romance desde el germánico occidental común, o bien suponer que en Italia y la Península Ibérica procede de un gót. *THWAHLJÔ, y en Francia del fráncico.
DERIV.
Toallero [Acad. S. XVI]. Toalleta [h. 1535, A. de Guevara, Aut.], del it. tovaglietta.