TIZA, del náhuatl tíçatl ‘greda, especie de tierra blanca’.

1.ª doc.: Terr.

Con la definición «unos polvos blancos que usan los plateros y otras personas para limpiar los adedezos de plata y oro», y cita una Relación de jéneros ultramarinos, que debe de ser coetánea. Tiza falta todavía en los dicc. del período clásico, en Aut. y en las antiguas ed. de la Acad. (la de 1822 inclusive). En la de 1843 está ya, pero con la definición «el asta de ciervo calcinada», a lo cual se agrega más tarde, ya en 1869: «tierra blanca que sirve para señalar y, pulverizada, sirve para limpiar metales». Hoy tiza es palabra universalmente conocida en tierras de lengua cast., especialmente como nombre de la materia caliza y yesosa empleada para escribir en encerados, marcar trajes al probarlos, untar tacos de billar, etc.; pero los datos positivos y negativos que anteceden indican que a España se importó de Ultramar en fecha relativamente moderna (antes pudo emplearse yeso, comp. cat. guix ‘yeso’ y ‘tiza’; o greda: fr. craie ‘greda’ y ‘tiza’). Indicó ya la etimología náhuatl Eufemio Mendoza, 1872, en su Catálogo de las palabras mex. introducidas al cast., y la confirmaron Robelo (pp. 684 y 697-8) y Lenz (Dicc., 721); en efecto «tiçatl: cierto barniz, o tierra blanca» se encuentra ya en el dicc. náhuatl de Molina (1571, fº113), junto con tiçayoa ‘henchirse de barniz o de tierra blanca’ y tiçauia ‘embarnizar con barniz blanco’; de ahí el nombre de lugar mejicano Tizapan, propiamente ‘sobre la greda’.

En Méjico se dice tiza, pero también tízar (f.), como forma más culta, según D. Rubio (en Malaret) (donde queda huella de la -l), y tizate en otras partes. Este último tratamiento fonético corresponde al que sufren la mayoría de los aztequismos de esta terminación (tomate, petate, metate, achiote, etc.), pero algunas veces se conserva el acento originario y se elimina la terminación -tl (ejs. en Hz. Ureña, BDHA IV, 186), que era mero elemento desinencial y separable, sin valor significativo. En Costa Rica dicen tizate o el tiza (Gagini). El P. Fr. Ximénez (1615) describe detalladamente la forma y preparación de la tiçatlalli mejicana (compuesto con tlalli ‘tierra’), V. la cita en Robelo.

De no conocer estos datos habríamos podido creer que, empleándose primero con los mismos usos un pedazo de carbón, hubiese pasado el nombre de éste a la tiza blanca, y suponer así que el vocablo se extrajo de tizo ‘tizón’, que a su vez viene del lat. TITIO, -ONIS: en efecto tiza significa ‘tizón quemado casi enteramente’ en el Alto Aragón (Valle de Vio, VKR X, 237), y tizo con el mismo sentido figura ya en Quevedo y hoy se emplea en Almería y en muchas partes. Éstos son derivados indudables de TITIO, del cual también deriva en forma semejante atizar1. Pero se impone renunciar a esta etimología.

DERIV.

Entizar ‘marcar con tiza’.

1 En Asturias se dice tiz para «tiza, piedra blanca natural o artificial» (R), forma que se debe a un cruce local del mejicanismo tiza con el sinónimo autóctono xiz GYPSUM.