TIERNO, del lat. TĔNER, -ĔRA, -ĔRUM, íd.

1.ª doc.: orígenes (Zifar, Conde Luc.).

Evidentemente es muy anterior a esos textos de princ. S. XIV, donde está carne tierna (ed. Wagner 21.15) y moço tierno por ‘muchacho delicado’ (ed. Knust, 15.11). APal.: «molle... quiere dezir tierno, blando, doblegadizo» (286b; 493b; 168b); Nebr. «tierna cosa: tener». De uso general en todas las épocas y conservado en todos los romances. En Asturias se conserva hasta hoy la forma sin trasposición tienru (V). Hay acs. populares secundarias: estuve tiernito a desirseló vale ‘a punto de decírselo’ en el poema gauchesco Santos Vega de Ascasubi (v. 4089); etc.

DERIV.

Ternasco arag. (Cuervo, Disq., 1950, 413-4). Ternecico. Ternejón. Ternera [J. Ruiz] y ternero [1119, Oelschl.]: paralelamente port. trasm. tenreiro1, y gasc. tiarroun, -rroua ‘ternero, ternera’ (Arán, Luchón, H.-Pyr.), mientras que el gasc. tiarrèra, cat. tendrera, que materialmente corresponden a ternera, significan ‘vaca que ha parido hace menos de un año’; ternerón; terneruela. Terneza. Ternezuelo [«tierno un poco» Nebr.]. Ternilla [-iella, ‘teta o pezón’, Berceo, Mil., 508a; «la terniella del pecho de la porciella, que es foracada, déngela a comer (al falcón)» traduciendo a tenerum pectoris en el Tratado de las Enfermedades de las Aves (fin S. XIII) p. p. B. Maler (Filologiskt Arkiv IV, p. 48, traducido erradamente «ictericia»); «-illa, entre uesso e carne: cartilago» Nebr.]; ternilloso [Nebr.]; desternillarse [1517, Torres Naharro, V. el índice de la ed. Gillet; Oudin; no Aut.; Acad. S. XIX; que muchos corrompen en destornillarse; Cuervo, Dicc. II, 1171]. Enternecer-se: teneresco» Nebr.] (> cat. mod.: enternir-se, de sentido fig., junto a entendrir-se más material, y aternir, quizá aragonesismo en una glosa de R. Martí, S. XIII); enternecedor; enternecimiento; variante rara aternecer (DHist.).

1 Tenemos todavía el uso adjetivo, en combinación con becerro en una ctga. de Afonso Meéndez de Beesteiros, que parece ser portugués y poco posterior a 1300 «come bezerro tenreiro sacudiu-se e revolveu-se» (R. Lapa, CEsc. 60.8).