TIEMPO, del lat. TĔMPUS, -֊RIS, íd., acusativo TĔMPUS.
1.ª doc.: tempo, 1155, Fuero de Avilés; tiempo, 1200 (Oelschl.), Berceo.
Ni el castellano ni las demás lenguas romances, desde sus documentos más antiguos, parecen haber distinguido jamás, por medios léxicos, entre la idea del tiempo atmosférico o meteorológico y la del tiempo cronológico -ingl. weather frente a time, alem. wetter frente a zeit-, a pesar de que el latín distinguía bien entre tempus, con este último sentido, y en el otro tempestas (a veces caelum, aer, dies, serenitas, sudum). En un artículo de revista anónimo leo la observación de que la confusión románica, que también se extiende al gr. mod. καιρóς, se debería a la menor necesidad de una expresión diferente en el clima mediterráneo, dada la fijeza del mismo, que corresponde con toda regularidad a las estaciones. Mas parece que el que esto escribió tomaba un punto de vista germánico demasiado unilateral, pues ni la confusión de las dos ideas es algo patrimonial de la Romania, sino muy extendido por el mundo, ni las lenguas de clima nórdico distinguen todas, ni la distinción lingüística ha sido ajena a los idiomas de clima mediterráneo. Cierto que todas las lenguas germánicas distinguen (danés vejr frente a tid, sueco väder frente a tid) y si hay una lengua romance que distingue es sólo el sobreselvano (aura = wetter, y peda o temps = zeit), sometido al ascendente alemán, pero distinguía no sólo el latín clásico, sino también el griego antiguo (donde χρóνος, džρα y καιρóς sólo se traducen por time, y weather se expresaba por locuciones diversas y a veces por αƄȎρία. Y la zona de confusión se extiende a lenguas de clima tan continental o nórdico como el gaélico e irlandés (aimsir, aimser), el bretón (amzer; que en galés sólo traduce time frente a tywydd o hin = weather), el rumano (así vreme como timp significan las dos cosas), y por lo menos con carácter parcial el árabe (Ʌâl y zamân con ambos sentidos, aunque el primero y ƫaqs expresan más bien lo uno, y el segundo y waqt más bien lo otro), el vasco (aro y denbora son ambas cosas, pero eguraldi y giro = weather, asti = χρóνος, beta = καιρóς), y los idiomas eslavos (ruso y búlg. vreme, svcr. vrijeme, ucr. veremja, pol. czas, son ambas cosas, aunque es cierto que hay expresiones inequívocas como ruso pogóda ‘weather’, svcr. doba ‘time’), y están ya geográficamente en el ámbito germánico las lenguas eslavas que distinguen: esloveno vreme frente a Ƈas y doba, checo poƇasí y povétrnost frente a Ƈas y doba, polaco powjetrze y pogoda sólo ‘weather’. En conclusión: puede haber algo de cierto en esta idea, pero hubieron de contribuir otros muchos factores.
DERIV.
Temprano [Cid; «t., antes de tiempo: intempestivus; t., en buen tiempo; t., adverbio...» Nebr.], junto con el port. temporƟo procede del lat. vg. TEMPORANUS, que ya aparece, con la ac. ‘que se hace a tiempo’, en las Confesiones de S. Agustín (temporaneus en otros mss.; ALLG X, 543); tempranal; tempranero; tempranilla; tempranito. A destiempo [princ. S. XVII, Aut.]. Entretiempo [Aut.].
Contratiempo (1684, Solís; falta Covarrubias, Oudin]; no está bien averiguado en qué lengua romance se formó primeramente esta palabra, que tiene equivalencias en fr. contre-temps, it. contrattempo, etc.: este último aparece primeramente en la trad. de Solís por Corsini (h. 1700), razón por la cual Zaccaria se inclina a creerlo hispanismo, pero la locución adverbial di contrattempo ‘a destiempo’, ‘fuera de lugar’ (que pudo ser el punto de partida) ya aparece desde fin S. XVI (Davanzati, Galileo), y aunque Bouhours (1671) considera que en fr. es neologismo, ya existe constancia del empleo del vocablo fr. en 1559; si fuese verdad que contre-temps fuese deformación del fr. ant. contrestant ‘contraste, tropiezo’, como sostuvo Jenkins (Mod. Philol. X, 439-50), sería segura la procedencia francesa en todas partes, pero esto tampoco está comprobado.
Los siguientes son cultismos. Tempestad [Berceo, Mil., 768c, 11; «(los navíos) a los vientos et a la t. son descubiertos de todas partes» Partidas II, xxiv, ed. Acad. II, 267; «t.: tempestas; t. de mar: aestus; t. grande: procella», Nebr.], de tempestas, -atis, ‘tiempo, clase de tiempo que hace’, ‘mal tiempo’ (variante cast. ant., tempesta, Berceo, Mil., 591, Alex., 1321, tomada del nominativo latino); tempestar; tempestear; tempestuoso [med. S. XV, Gz. Manrique (C. C. Smith, BHisp. LXI); Nebr.]. Tempestivo [Aut.], de tempestivus íd.; tempestividad [princ. S. XVII, Aut.]: intempestivo. Témpora [princ. S. XVII, Aut.], tomado de tĕmpŏra, pl. de tempus. Temporada [princ. S. XVII, Aut.]. Temporal adj. [Berceo; «t., cosa de tiempo: temporalis; t., hasta cierto tiempo. temporarius» Nebr.], m. ‘espacio de tiempo’ [Berceo; Apol.], ‘época del año’ («en estos temporales son... los vientos muy fuertes» Partidas V, ix, ed. Acad. III, 242), ‘tempestad’ [Berceo; Apol.; J. Ruiz]; variante arabizada es el and. temporil; temporalidad; temporalizar. Temporáneo. Temporario. Temporejar [Acad. 1884, no 1817], voz náutica tomada del cat. o del port., aunque hoy no es usual en ninguno de estos idiomas. Temporero; temporera. Contemporáneo; contemporaneidad. Contemporizar; contemporización contemporizador. Extemporáneo; extemporal.