TELLIZ o TERLIZ, del lat. TRէLIX, -զCIS, ‘de tres lizos’, ‘tela labrada con tres lizos’; la primera variante presenta una alteración debida a haber pasado por el ár. tillîs.
1.ª doc.: terliz, Alex.; telliz, Oudin.
La otra forma no la encuentro hasta Oudin (1607): «telliz: tapy ou couverture qu’on met sur la chaire d’un grand seigneur»; Covarr. «la cubierta que ponen sobre la silla del cavallo del Rey o gran señor, quando se apea»; Aut.: «el paño con que se cubre la silla del caballo, después de haberse apeado el caballero; o el que llevan los caballos, de respeto, en qualquier función», y cita ej. de Solórzano Pereira (1648). En esta forma el vocablo no vino directamente del latín, sino por conducto del árabe tillîs ‘especie de tela gruesa y basta de que se hacían los sacos y se vestían los villanos y trabajadores’, ya empleado por el cordobés Abulualid (med. S. XII) y por los marroquíes Abenbatuta y Abenabizar (S. XIV), pero que hoy se anota era vocabularios del árabe africano y asiático, desde Marruecos hasta Siria (aquí ya h. 1700), vid. Simonet, p. 526; Dozy, Suppl. I, 150b; en el árabe de España PAlc. define «tíliç, telíliç: terliç, texido a tres liços, manta de cama». La reducción de terlîs a tillîs se explica por la estructura morfológica del árabe. En castellano el telliz (como jaez, p. ej.) es un legado de los ricos paramentos empleados por los grandes señores granadinos; abundan, por lo demás, los arabismos en los arreos de caballerías (albarda, alforja, jáquima, ronzal, etc.).
DERIV.
Telliza ‘sobrecama’ [Aut.], del ár. tillîsa (Dozy, Suppl. I, 150b); tellissa es también ‘colcha’ en el catalán de Fraga y en el de Morella (RDTP VII, 520-1).