TEA, del lat. TDA (variante del clásico TAEDA) ‘rama resinosa de pino’, ‘antorcha’, ‘tea’.

1.ª doc.: APal.

Donde leemos: «protede... antorchas fechas de pino que tienen tea» (392b; 490b); Nebr.: «tea de pino: taeda; tea de cedro o alerze: cedricum». Aut. cita ejs. de 1499 y del S. XVII. De uso general en todos los tiempos; conservado en los tres romances ibéricos, lengua de Oc y varios dialectos réticos y alto-italianos. Como la grafía preferida por los latinistas (en parte por razones etimológicas) es TAEDA, se esperaría tieda como resultado fonético en castellano. De hecho esta forma se encuentra en aragonés antiguo (Umphrey, RH XXIV, 11), y hoy en el alto Aragón desde Ansó hasta la Sierra de Guara y el Valle de Vio, así como en la Litera (BDC XXIV, 182; BHisp. VIII, 299; RLiR XI, 44; VKR X, 227). También el latinismo bereber taida o θai a ‘pino de Alepo’ (ac. que ya se encuentra en latín) parece representar una base latina con diptongo (Schuchardt, Rom. Lehnwörter im Berb., 20). Pero la variante teda se encuentra también en alguna localidad del Alto Aragón (Bergmann, Grenzgebiet Aragon-Navarra), y de las formas de las demás lenguas romances, las unas son equívocas, pero las más suponen como la castellana una base TԷDA: así cat. orient. tèia, cat. occid. (i)a, Luchon tédo (RLR XLV, 422), alto-engad. teja, b.-engad. taja; el aran. tèda vuelve a postular una base con vocal abierta, como el aragonés. M-L. (R. G. I, 292), extrañando también la caída irregular de la -D- postónica en castellano, sugiere una base *TAEDEA pero es idea que debemos rechazar por no encontrar apoyo en otro romance alguno. El hecho es que ya en buenos mss. latinos se encuentra la grafía TEDA, de suerte que esta palabra debió de ser de las varias que vacilaban en latín vulgar entre AE y ; aunque el vocablo latino se considera préstamo del acusativo gr. ƌαȋƌα, la T- inicial revela que debió de pasar por un intermediario etrusco, lo cual puede explicar igualmente la generalización de una pronunciación dialectal TDA. En cuanto a la caída de la -D- en cast., parece ser realmente irregular, aunque no puede sorprender mucho un tratamiento dialectal en vocablo propio de leñadores serranos1. Estar en la tea en Cuba es ‘estar en la miseria, sin dinero’ (Ca., 182).

DERIV.

Atear; enatear ‘quemar vivo’ raro (en Juan de Castellanos, cita del Ca., 182). Teoso. Tedero, en Soria, etc.

1 También en cat. oriental esperaríamos, como resultado de la -D- postónica, no te(i)a, sino tesa, forma que sólo corre en el Rosellón.