TARQUINA, vela ~ ‘vela trapezoidal’, en it. tarchia o vela a tarchia, en provenzal tarco y tarquié, de origen incierto; quizá del fr. voile étarque ‘vela izada y tesada’ (porque la vela tarquina se iza y la latina se baja de la verga), derivado de étarquer ‘tesar una vela izándola al máximo que se puede’, el cual a su vez parece ser de origen germánico (del neerl. o b. alem. strecken, fris. strekka ‘tender, estirar’); en castellano el vocablo se amoldó a la terminación de vela latina.
1.ª doc.: 1831, Dicc. marítimo español.
Interesa, por otra parte, saber el origen del objeto así designado. Consta que las velas tarquinas se emplearon por primera vez en las costas de Holanda, que es todavía donde su empleo sigue más frecuente y generalizado: hay ya testimonios holandeses de velas de este tipo desde 1416, y otros poco posteriores se refieren a las demás costas meridionales del Mar del Norte; sabemos que embarcaciones de Hamburgo con vela tarquina estuvieron a princ. del S. XVI en puertos de la Gran Bretaña y Escandinavia, y se cree que alguno llegó poco después al Norte de Francia; pintores franceses e italianos representan embarcaciones así equipadas hacia el año 1600: es verdad que algunos técnicos han sospechado que estos pintores pretenden representar naves holandesas, pero otros indicios parecen confirmar que por entonces o poco después fué conocida la vela tarquina en Francia y después en Italia.
Hasta aquí reproduzco esencialmente los datos allegados por N. Maccarrone, en su excelente y exhaustiva monografía del AGI XXVIII, 32-53. Cree este autor que la vela tarquina fué introducida en el Mediterráneo por los genoveses y propagada desde allí a España y aun quizá a la costa meridional de Francia, si bien reconoce que este último punto no es seguro. En efecto, esta afirmación sólo se basa en conjeturas lingüísticas atacables, y nada hay que nos impida suponer que la trasmisión a Italia se hizo por el habitual conducto francés; en cuanto a España, existe la misma duda. La etimología del nombre defendida por Maccarrone es también dudosa, y en esta duda me acompañan los autores del Diz. di Marina. Vela a tarchia ―dice Maccarrone―, teniendo en cuenta la forma oc. targo, vendría de vela a *targa, o sea ‘vela en forma de tarja o escudo’, en recuerdo, según el autor, de la forma trapezoidal de la tarja antigua, y por comparación de la verga que cruza diagonalmente la tarquina con el brazo del guerrero que empuñaba el escudo. Realmente una variante tarchia de targa ‘escudo’ parece haber existido en Italia a juzgar por los derivados tarchione (1529) y tarchietta (1625)2, pero la explicación de Maccarrone es inquietante por varias razones: 1.º porque no explica la variante tarchìa, que justamente es la más extendida y popular (los intentos de explicación que da el autor en la p. 41 son forzadísimos); 2.º porque sorprende la creación de una denominación moderna, y aplicada a un objeto de introducción harto reciente, a base de un objeto hoy desconocido en Italia y no empleado después del S. XVI; 3.º el autor pasa como sobre ascuas por su afirmación de que la tarja era trapezoidal, sin aducir pruebas: en realidad tarjas las hubo de muchas formas, y los antiguos autores franceses parecen aplicar el vocablo a cualquier género de escudo, pero desde el S. XV parece haberse concretado la targe (por oposición al escu) a designar el escudo grande y cuadrado que cubría la mayor parte del cuerpo (Vid. Littré, y los testimonios de Docciolini, del Diz. Marittimo Militare y otros citados en Tommaseo); pero nadie habla de una tarja trapezoidal. Por otra parte, el propio Maccarrone, en su nota 62, insinúa honestamente otra etimología, y aunquc a él le parece imposible, la considero por el contrario preferible.
Hay un verbo fr. étarquer (antes estarquer) documentado desde el S. XII, y como término técnico de náutica (por lo menos desde el S. XVII, Jal, s. v. esterquer) significa «tendre une voile bordée, en la hissant autant qu’on le peut» (Jal, s. v. étarquer y de clef en clan), «hisser à bloc», «raidir au maximum»; según los datos del propio Maccarrone este vocablo sigue siendo muy vivo y arraigado en la terminología náutica francesa y ha producido varios derivados, como étarcure «caduta della vela», «la sua altura massima quando è tesa», que justamente están en relación con los que son rasgos característicos en las definiciones de la tarquina que arriba he citado. Muy razonablemente sugiere Maccarrone (y en esto hay que darle la razón, a mi entender, contra Barbier) que étarquer sea germanismo, procedente de la palabra que hoy en alemán es strecken ‘extender, estirar’3. Ahora bien, como lo muestran las figuras y las claras explicaciones dadas por el propio Maccarrone (pp. 32-33), por Jal (s. v. baleston) y por los demás diccionarios, es característica de la vela tarquina la verga que la sostiene, verga que arranca de la base del mástil formando con éste un ángulo agudo; y quizá el rasgo más típico de esta vela es que se iza a lo largo de esta verga por medio de un cable que pasa por dos poleas, una en la extremidad superior de la verga, y la otra en el mástil: esto es realmente distintivo de la tarquina frente a las velas latinas y otras clases de velas, que suelen tenerse atadas a la antena y al tenderlas se dejan caer hacia abajo. Y de étarquer ‘izar y tesar la vela’ deriva un adjetivo voile étarque «hissée à bloc», bien documentado por Bonnefous (1834), Chesnel y Littré, del cual muy fácilmente pudo salir el oc. tarco y el it. tarchia4. Puesto que la vela en cuestión es de origen germánico y atlántico, es también racional buscar a su nombre un origen germánico y atlántico, y no mirarlo como una creación italiana. En cuanto a la variante tarchìa y a la oc. *tarquìo (de donde viene el moderno tarquié, como librarié de librarìo, jalousié de jalousìo, etc., etc.), puede explicarse de varias maneras, puesto que se trata de la adaptación de un término francés y forastero; puede tratarse de una ultracorrección de *tàrquio, tàrchia, según el modelo del fr. inertie frente al it. inèrzia, minutie frente a minùzia, etc.; o bien podría partirse del participio dialectal normando voile étarquie = fr. voile étarquée, lo cual es muy razonable.
El cast. tarquina es evidentemente una adaptación (sea partiendo de este étarquie, o de las formas provenzal o italiana) al modelo de su opuesto vela latina5.
1 Esta acentuación sólo parece estar atestiguada formalmente en algún diccionario reciente: no parece justo el proceder de Maccarrone al interpretar como tàrchia todos los casos de tarchia sin acento (sabido es que, por el contrario, la falta de acento indicaría acentuación en la i, según el sistema seguido por varios diccionarios, como el de Petrocchi).― ↩
2 De este *tarchia parece tomado el germanesco tarquia ‘tarja’, registrado por Juan Hidalgo (1609). Para tarchia la única explicación posible me parece la de que sea una forma ultracorregida del galicismo targia, según el modelo de it. occhio = genov. ogio, invecchio = invegio.― ↩
3 De hecho consta que «étarquer la voile» se dice straekke et seil en danés, si bien es verdad que en neerlandés no consta tal locución. Sin embargo, el francés no posee voces náuticas tomadas modernamente de los idiomas escandinavos, y el vocablo straecke (sueco sträcka, nor. mod. strekkja) parece ser préstamo reciente del bajo alemán en estos idiomas (Falk-Torp, s. v.). Por lo tanto no es probable que se tomara de éstos, sino del neerl. med. o b. alem. med. strẹcken o fris. ant. strekka.― ↩
4 Maccarrone, de acuerdo con su etimología, escribe siempre vela a tarchia, pero esta preposición a, está lejos de ser general en los autores; Corazzini, p. ej., dice una tarchia, otros vela tarchia. Claro que vela a tarchia es analógico de los sinónimos vela a sacco, vela a pandòla, vela a randa, voile à balestroun, etc.― ↩
5 Vela tarchina se ha dicho también en Córcega, y ahí se explicará de la misma manera. El local sampetrina, que Maccarrone (p. 39) toma como punto de partida, será más bien alteración del más general sampietra, justamente según el modelo de su sinónimo vela tarchina. ↩