TARIDA, del ár. ƫarîda ‘nave de transporte’.
1.ª doc.: h. 1260, Partidas.
Entre las embarcaciones menores cita este texto legal los «carracones, et buzos, et taridas, et cocas, et leños, et haloques et barcas» (II, xxiv, ed. Acad. II, p. 263). También aparece en la Gr. Conq. de Ultr. como nombre de una embarcación de carga (pp. 520, 657). El oficio de la tarida lo describe muy claramente la Crónica catalana de Jaime I: «les galees... cada una tirava sa tarida, e anaven traén les tarides del port gent e suau: e els sarrains sentiren e arravataren-se, e aquests nostres qui trayen les tarides estegueren-se de remar, e... anaven traén les tarides suau... e cuytaren-se tant les nostres 12 galees e les 12 tarides que ans foren a terra que els» (ed. Ag., 97): se trataba, pues, de una nave de transporte llevada a remolque por una galera. Es vocablo muy frecuente en catalán medieval (terida es mera variante gráfica del cat. oriental), en textos italianos (desde 1210), y también conocido en lengua de Oc y en francés [1246], vid. Vidos, Parole Marin., 584-6; las lenguas de Francia lo tomarían del cat. o del it.; las demás, directamente del árabe; desde luego no hay razón para creer que todas lo tomaran del genovés, como apunta Neuvonen, 264. Del it. pasó al b. gr. ταρίτα [S. XIII], Kahane, Byz.-Ngr. Jb. XV, 108. Como indicó Dozy, Gloss., 350, se trata del ár. ƫarîda «actuaria navis», ya documentado en textos clásicos (Freytag), y en el árabe de España (PAlc., s. v. galea, galeaça). En qué forma esta palabra puede derivar de la raíz ƫárad ‘empujar’, ‘rechazar’, nos lo indica el empleo de la tarida como nave de remolque.