TAREA, del ár. vg. ƫarîɅa ‘cantidad de trabajo que se impone a alguno’, derivado del ár. ƫáraɅ ‘lanzar, arrojar’, ‘imponer la adquisición de una mercancía a un precio determinado’.
1.ª doc.: Nebr. «tarea de alguna obra: ostum»).
Es posible que tengamos un ej. temprano del vocablo en las «dos alhombras viejas de tarea» citadas en un texto de 1434 (invent. de Alf. S. Alcaraz, Arch. Cat. de Toledo, p. 3, comun. de don A. Castro), aunque el sentido no es claro.
La palabra ƫarîɅa es ajena al árabe clásico, pero se ha empleado en el árabe vulgar de Occidente en el mismo sentido que el más corriente en castellano moderno: así ya en PAlc. (pron. taréha, arriba), y hoy en Marruecos es «tarea de costura, etc.» (Lerchundi), en Argelia «tâche de couture donnée par la maîtresse à l’écolière» (Beaussier; más documentación dialectal en Steiger, Contrib., p. 259), ac. especial que también ha existido en castellano, como en Juan de Torres (fin S. XVI): «por mandato de ella hilaba entre sus doncellas, y tenía tarea de labor, como una de sus criadas» (Aut.). ?arîɅa deriva del verbo ƫáraɅ, que es clásico y muy vivo en todas las épocas del idioma en el sentido de ‘arrojar, lanzar’, y en otros muchos especiales; entre ellos está el de ‘imponer la adquisición de una mercancía a un precio determinado’, y ƫarɅ ‘precio forzado’, los cuales documenta Dozy (Gloss., 348) en textos egipcios de primeros del S. XV y otros; por otra parte se pasó al sentido de ƫarîɅa ‘imposición de un trabajo’1. Además este vocablo tuvo otras acs. que también pasaron al cast. y port.: «rossée, volée de coups de poing ou de coups de bâton» (Dozy, Suppl. II, 32a), sentido que conserva hoy el port. tareia «pancadas, tunda, sova», y que tuvo el cast. tarea en el S. XVI: en El Deleitoso de Lope de Rueda golpean unos padres a su hija, que se queja a grandes gritos (Cl. C., p. 264), y después se dice «¡ha llevado la mochacha tarea!» (p. 266), y en Sánchez de Badajoz un pastor zurra a un fraile lascivo («brúmale el cuero»), y a esto llaman los espectadores darle tarea (que el editor quiere enmendar desatinadamente en talega: ed. Libros de Antaño XI, 243; comp. XII, 415). Para otro vocablo de la misma raíz arábiga, V. TARA.
DERIV.
Atarear [med. S. XVI, Seb. de Horozco, DHist.; Cuervo Dicc. I, 733]. Tareero.
1 De la idea de ‘imposición de un trabajo’ parece venir el matiz especial que Aut. da como aplicación figurada «el afán, cuidado o penalidad que causa un trabajo continuo», y documenta en Cancer. Esta ac. se ha modificado hoy, con carácter más o menos dialectal y familiar, en la de ‘idea fija y permanente’, ‘ocupación que se toma uno en hacer constantemente algo’, que he oído a gente de Almería, y es vivo por lo menos en otras partes de Andalucía: un gitano en un cuento referente a Málaga pregunta «¿y por qué toma esa tarea el churumbelito?» refiriéndose a la frase «yo no quiero que se venda el caballo tordo» que un niño va repitiendo por encargo de su padre, con objeto de llamar la atención del tratante (Fulano, Zutano, Mengano y Perengano, Cuentos y Chascarrillos Andaluces, ed. 1898, p. 101). Será usual en otras provincias más septentrionales, pues de ahí se tomó el cat. taleia «fal·lera, idea fixa, mania» (Ag.). Se me ocurre la idea de que el cat. dèria ‘manía, obsesión, idea fija’, que Alcover localiza en todo el catalán oriental y en Menorca, puede ser alteración de la misma palabra arábiga que tarea, y no habría dificultad en el cambio de ƫ en d, pero no se vería justificación del cambio de acento. ↩