TAPIA, vieja palabra común a los tres romances hispánicos y a la lengua de Oc, y propagada desde España al árabe y hasta el turco; supone un hispano-latino *TAPIA de origen incierto, probablemente formado con TAP!, onomatopeya del apisonamiento.

1.ª doc.: princ. S. XIII (Berceo; doc. vallisoletano de 1222: Staaff, 8.30).

Desde Berceo está con el significado actual1: «fué á Medinacélim en cadena levado, metiéronlo en cárçel, de fierros bien cargado, / en logar muy estrecho, de tapias bien cercado», «mandóli que ixiesse sin miedo, a osadas; / dixo él que las tapias eran mucho alçadas: / non tenié por sobirlas escaleras nin gradas» (S. Dom., 646d, 660c). También en doc. de Ávila de 1269 (M. P., D. L., n.º 240.12); APal. 166b (hablando de paredes). Aunque no está en Nebr. sí figura en los varios dicc. clásicos y es voz de uso general en todas las épocas (ejs. del S. XVI en Fz. de Navarrete, Colección II, 216; III, 369). Lo mismo cabe decir del port. taipa y del cat. tàpia: éste ya podemos documentarlo en doc. de 1169: «habet afrontaciones de una parte in balneis et de altera in tapia que claudit mazellos» (Miret i Sans, El més antic text lit. cat., p. 20), en doc. barcelonés de 1283 (Du C.), en otro de 1411 (BDLC X, 9), etc. También es antiguo y arraigado en lengua de Oc: verdad es que todos los testimonios medievales que reúne Levy proceden de Gascuña2 o del Languedoc meridional, pero Du C. cita ej. marsellés de 1219, y otro de 1225 que no puedo localizar; en 1512 lo encontramos en un territorio tan oriental como los Bajos Alpes (P. Meyer, Docs. Ling. du Midi, 330n.), y en 1470 aparece tan al Norte como el Cantal (Amé, Dict. Topogr. du Cantal, s. v. La Tapie); quizá no sea autóctono en la mitad septentrional del territorio occitano, pues allí esperaríamos encontrar *tapcha, forma que no parece estar documentada: sea como quiera, en el resto de la lengua de Oc ha de ser palabra con raíces antiguas y no importación hispánica.

Ya los romanos se hicieron eco de las parietes formaceae como algo típico de Hispania, y así no es extraño que el nombre de esta invención hispana se extendiera con la cosa por tierras africanas. Ya menciona la ƫâbiya en el S. X el viajero oriental Abenhaucal en su descripción de España, y después emplean el vocablo los marroquíes Idrisí (S. XII) y Abenadarí (S. XIII); también figura en escritura arábiga toledana de 1286 y en Ramón Martí (S. XIII); el arraigo en el Norte de África ha sido tan grande que el tunecí Abenjaldún en el S. XIV formaba un derivado árabe ƫawwâb ‘el que hace tapias’, y hoy el uso popular del vocablo se extiende no sólo a los árabes y bereberes de Marruecos y Argelia, sino hasta Egipto y el Líbano3; es más, desde el árabe pasó al turco ƫabiya en sentido militar «rempart, ouvrage de fortification, bastion, redoute, forteresse, batterie». Pero esto no es razón para creer que sea voz de origen turco (como insinuó Mahn, Etym. Untersuch., 70-71). y ni siquiera árabe, como creyó Baist (KJRPh. VI, i, 396; rechazado por Schuchardt, ZRPh. XXIX, 561): ya hemos visto que el primer musulmán que habla de la cosa la describe como típica de España, es vocablo ajeno al árabe clásico y a los escritores y diccionarios puristas, y si en romance fuese de origen arábigo difícilmente podría explicarse la -p-. También Alessio (RFE XXXVIII, 232) cree erróneamente que este ƫâbiya (que él transcribe falsamente taȐbîya) sea palabra arábiga, pero no corresponde a raíz alguna de este idioma; el sic. tabbia es préstamo del catalán (con arreglo a la fonética dialectal de este idioma, tàpia se pronuncia tàbbia en cat. occidental).

Mucho más razonable es la sugestión de M-L. (Rom. Gramm. I) de que se trate de una voz prerromana de España, sugestión que su autor precisó más tarde (Roman. Namenstudien II, 64) en el sentido de que tapia podría ser lo mismo que el vasco heipe ‘pórtico, claustro’ más el artículo ibero-bereber ta-. A ello replicó Schuchardt que la voz en cuestión no es antigua en vasco, pues sólo se encuentra en el dialecto suletino, y allí se formó con hegi ‘alero’ más el sufijo -pe (-be) que expresa situación debajo (Litbl. XXXIX, 105-6): luego heipe no viene de *haipe como había supuesto M-L., sino de hegi-pe, lo que no permite combinación alguna con la voz romance. La opinión de Schuchardt (ZRPh. XXIII, 196-7) era que tapia no es prerromano, sino derivado de la misma raíz onomatopéyica que el oc. atapì ‘aplastar o apisonar con los pies’, cat. atapeir ‘tupir’, oc. tap ‘arcilla’ (documentado en textos franceses del S. XVI), cat. tapàs íd. (en el mismo sentido Sainéan, Sources Indig. II, 130). Es cierto que M-L. (REW 8564) objeta que en una onomatopeya cuesta comprender la arcaica derivación en -IA, y hay que concederle lo fundado de este escrúpulo: no hay duda de que la formación *TAPէA ha de remontarse hasta el latín vulgar de España y Sur de Francia. Pero esto no destruye la explicación de Schuchardt, y sólo nos obliga a suponer que esta creación onomatopéyica se hizo muchos siglos antes de la primera aparición en los docs. Por lo demás es posible que se deba partir del verbo *TAPIARE más bien que el sustantivo. Tapia también Hubschmid en Pyrenäenwörter vorr. Herkunft. p. 34.

DERIV.

Tapia ‘mal agüero’, ‘de mal agüero’ arg., cuya explicación semántica es oscura (quizá por la tapia del cementerio)4. Tapial [1247, Fuero de Huesca, en Du C.; Alex., 2208; Cortes de 1268, Cej.; Fueros de Aragón, ej. citado s. v. casal; así es como hoy se dice en la Arg.]. Tapiar [Berceo; Cortes de 1268, Cej.; fuero arag. de 1350, RFE XX, 12; Nebr. s. v. pez; tapiarse ‘obstruirse’ colomb., Cuervo, Ap.7, p. 197]; tapiador. Tapiería.

1 Con el sentido de ‘medida de una pared’ se encuentra ya desde finales del S. XIII en el Reg. ant. de hered. de la yglesia de Segovia y aparece en textos del Siglo de Oro.―

2 En el Gers Polge, Mel. Phil. 1960, 12-14 lo data en doc. de 1666; lo localiza en Fleurance y en el valle de la Sava, generalmente con el mismo sentido que en catalán y castellano; pero en este valle son «digues ou levées à terre construites le long d’un cours d’eau et destinées à protéger les prés des inondations».―

3 Simonet, s. v. thápia; Dozy, Suppl. II, 65.―

4 Dornheim, VKR XIII, 209, lo localiza en Tucumán y en San Juan, como sustantivo. Otras veces es adjetivo: «mándese mudar ¡su vieja tapia! Venirse nada menos que a velarlo a Pegro Chancay», Ángel M. Vargas, La Prensa de B. A., 29-XII-1940.