TAMAÑO, del lat. TAM MAGNUS ‘tan grande’.
1.ª doc.: docs. de 1071 y 1090 (Oelschl.).
Al mismo tiempo había empezado por estas fechas a dársele un valor absoluto, que podía ser ‘muy grande, enorme’, o por el contrario «chico, pequeño» (como dice Aut.), tal como se observa en Vz. de Guevara: «¡desde tamaño / sirviéndoos como se ha visto! / Vuestra Magestad...» El Rey en su Imag., v. 983. Este uso, que en su primera variante ya encontramos en Pz. de Hita («harásme tamaño plazer que me dexes a Zahara, a tu prima, porque sin ella no podré vivir tan sola una hora», ed. Blanchard II, 202), es el que ha predominado en América o en gran parte de este continente: desde Cuba hasta la Argentina, aunque muchas veces se recurre a los intensivos tamañito (Ca., 29) y tamañazo para expresar respectivamente las dos ideas opuestas: «se quedó con tamaños ojos contemplándola» (Ca., 52), «bombacha de gabardina / y tamañazo sombrero», «tamañazos años tiene, / tantos que ya echó al olvido» Bufano (La Prensa de B. A., 11-VIII-1940; 14-VII-1940). En la Arg. lo corriente es que tamaño signifique ‘grandísimo, enorme’: «lo llevó a la sombra de un tamaño chañar» E. Wernicke (La Prensa, 28-IV-1940), lo cual salta a la vista en combinaciones bárbaras como la siguiente: «nunca los diablos se habían pegao tan tamaño susto» que Guiraldes pone en boca de un gaucho (D. S. Sombra, 259). Por otra parte parece que en Chile el valor etimológico y clásico persiste aun en el habla popular (Laval, Oraciones y Conjuros, 98).
La combinación TAM MAGNUS se ha conservado sólo en cast. y port., y en algún dialecto suelto de Retia y el Norte de Italia; también en cat. medieval («planures de sang qui són tamanyes com un cobertor, e ha-n’hi de majors e de menors» Muntaner, N. Cl. VII, 89.6; Andreu el Capellà, De Amore, p. cxvi; Jaume Roig, v. 13915), pero esto, que ya no es muy frecuente en la Edad Media, se olvidó en seguida en este idioma (el cat. tamany que consigna M-L., REW 8552, sólo sustantivo, es castellanismo reciente y sin arraigo, pues normalmente se dice grandària; tomany es palabra sin relación con esto)1. La especial frecuencia de la locución TAM MAGNUS en textos hispánicos se nota desde antiguo; en cuanto a obras vulgares sólo puede señalarse en inscripciones hispánicas (Carnoy, 256), y en la Peregrinatio Aetheriae (princ. S. VI), que los más creen escrita en España (RFE XXVI, 533).
En cuanto al sustantivo tamaño ‘volumen y dimensión de una cosa’, es creación moderna, que falta todavía en Aut. (Acad. ya 1817), aunque ya aparece antes en alguna obra técnica como la de López de Arenas (a. 1633), p. 2.
Tamarrizquito [Quevedo], -rrusquito [Aut.], -rrezquito [1.ª mitad S. XVI, Sz. de Badajoz, Fcha.] ‘muy pequeño’ resulta de un cruce de tamañito con chirriquitito (< chiquirritito, -ico) y formas análogas.
Otra combinación de MAGNUS, con el comparativo relativo QUAM, existió antiguamente: a veces se escribe, como combinación analizable, cuán maño: así en Calila (Rivad. LI, 40a), o en la Gr. Conq. de Ultr.: «el adalid, que estaba en la atalaya, de los cristianos, díjoles de cuán maña compaña era aquella de los moros» (156b41)2; otras veces, con sonido análogo, pero escrito juntamente: «cuamaño: quantus, -a, -um; cuamaño quiera que: quantuscunque; cuamañico: quantulus; cuamañico que…» Nebr. Pero también puede haber reducción de QUA- a ca- (como en catorce), de donde el port. ant. camanho, y con mayor alteración, la forma quemaño, que leemos en Alex.: «dar vos emos off(e)rendas quemañas vos querades» Alex., 2321.
Ambos adjetivos eran también gallegos, y camaño presentaba ca- < QUA con arreglo a la fonética normal de la lengua: «huma testem?ya diso que Payo tiña alí seu quinon, mais que non savia camaño nen tamaño [era]» leyó Sarm. (CaG. 71r y v) en un doc. pontevedrés de 1418; y todavía se empleaba en Pontevedra en el S. XVIII en la frase «camaño é, é un saco de veneno» (ib. 203v); ya figura una vez en las Ctgs. «amostrar... de Africa et de Europa, quamanas son ellas» (61.37).
DERIV.
Cultismos procedentes de magnus: magno [J. de Mena (Lida, p. 255); Illescas, Aut.]; magnate [Lope], del lat. tardío magnātes íd. (sólo empleado en plural); magnitud [Quevedo (C. C. Smith, BHisp. LXI); fin S. XVII, Solís, Aut.], de magnitūdo, -ĭnis íd.
CPT.
Magnánimo [1444, J. de Mena, Lab., 182b; Nebr.], de magnanĭmus íd., compuesto con anĭmus ‘ánimo’; magnanimidad [S. XVII, Aut.]. Magnífico [ya frecuente en Juan de Mena y en otras obras medievales, por lo menos del S. XV (Lida, página 259); Nebrija; compárese Cuervo, Obr. Inéd., p. 133], de magnĭfĭcus íd., compuesto con facere ‘hacer’; magnificencia [Berceo], de magnificentia íd.; magnificar [Berceo], de magnificare íd.; magníficat, de la 3.ª persona del presente de este verbo latino, con que empieza este canto; magnificador. Magnílocuo, compuesto con loqui ‘hablar’. Del gr. μέƔας, μεƔάλƓ, μέƔα, sinónimo y hermano del lat. magnus, vienen los siguientes: megáfono; megalito (con λίȎος ‘piedra’), megalítico; megalomanía, megalómano; megaterio (con ȎƓρίον ‘animal’).
1 Tampoco hay el logud. ant. tamannu citado por el REW; parece tratarse de una confusión con la forma local y moderna tamagnu «statura, grandezza naturale», que es préstamo del cast.: M. L. Wagner, ARom. XIX, 28.― ↩
2 Análogamente quan maña, todavía en el Cuento de Otas leonés del S. XIV, fº 52 rº (ed. Baird, 13.8). ↩