TAHULLA, ‘medida agraria que equivale a cerca de una sexta parte de fanega’ gran., almer., murc., probablemente del hispano-ár. taɅwila ‘campo, pieza de tierra’ .

1.ª doc.: atahulla, ataulla, atafulla, docs. murc. de 1272 (M. P., D. L., 369.16, 366.18; G. Soriano, pp. 154, 192).

En otros docs. murcianos encontramos taffulla 1293 (M. P., D. L., 371.35), taffula y tafulla en otros tres de 1275 (G. Soriano, 157, 158), taffulla en 1311 (íd. 167); en todos los casos se trata del valor definido arriba, según las palabras de Aut., que ya lo da como murciano. Además: «una heredad en el pago y riego de la azequia de Alguaza... de poco menos de docientas tahullas de tierra» invent. de Murcia, de 1614 (BRAE XIII, 503), y V. las explicaciones que da el murciano Cascales (princ. S. XVII), ed. Cl. C., 185.12, y la definición de G. Soriano, s. v. Según la Acad. es también usual en Almería y Granada. Es corriente también tafulla en el cat. del País Valenciano, donde ya podemos documentarlo en el S. XIII, en la Crónica de Jaime I: «daven-los 20 tafulles o 30, o al qui mes en daven, daven-ne 50, e que 50 tafules no eren sinó dues jovades de Valencia, que no fan sinó 12 cafices de sembradura» (impreso erróneamente caful(l)es por Aguiló, p. 487), y así aparece también en un doc. de Elda de 1315 y en otro de Elche de 1378 (G. Soriano, p. 180). El testimonio más antiguo lo hallo en un doc. de Ulldecona (cerca de Tortosa), de 1258: «volumus que quisque eorum qui ibi tenebunt hospitium ut habeant unam tafulam de terra in qua possint facere ortos» (Bol. Soc. Castellon. Cult. XVI, 290).

De aquí el nombre del pueblo de Altafulla en el Campo de Tarragona. Madoz explica «cada tahulla en la huerta de Alicante es un cuadro cuyos lados tienen 16 brazas de 9 palmos valencianos cada una: de consiguiente la tahulla consta de 256 brazas cuadradas» (Dicc. Geogr. I, 656). De aquí deriva el cat. ataüllar ‘medir a ojo la extensión de un campo’, ‘apuntar para tirar’, ‘divisar’, ‘mirar, observar’, corriente con estos sentidos por lo menos desde Alcoy hasta Tortosa y el bajo Segre; del mismo vocablo debe de ser alteración el cat. traüllar ‘observar, vigilar’ [S. XV], hoy ‘manejar uno los negocios a su modo’, ‘traficar’, ‘traginar, ir y venir’ empleado en Mallorca, Campo de Tarragona, Cerdaña, etc.; para pormenores y más documentación, V. mi artículo de BDC XXIV, 29-32, donde ya propuse como etimología el ár. taɅwila, que R. Martí (S. XIII) define «ager» (pp. 48 y 235) y PAlc. acentúa tahuíla. Parece ser sencillamente el femenino o nombre de unidad correspondiente al ár. clásico taɅwîl ‘traslación’, ‘mutación’, ‘cambio’ (Freytag; Dozy, Suppl. I, 342), hoy en Argelia «passage d’un endroit à un autre», «levée du camp, décampement», «déplacement, migration», «transfert, transport, transplantation», «transmission», «conversion» (Beaussier), nombre de acción de Ʌâl ‘cambiar’, ‘sembrar la tierra un año y dejarla descansar el siguiente’: quizá el sentido primitivo sería ‘barbecho’ y en el nombre de unidad ‘pieza de tierra en barbecho’ y luego ‘pieza de tierra en general’. Vulgarmente debió de trasladarse el acento de taɅwíla en taɅúȳla, comp. lo que ocurre con otro sustantivo de la misma raíz ȐáɅyal que hoy vulgarmente se pronuncia aɅil (Roland de Bussy, L’Idiome d’Alger, s. v.), y especialmente lo que ocurrió con karaȬyā pronunciado *karaúyā (puesto que de aquí salió el cat. alcaraüia, alcaraülla) o *karawíā, de donde el cast. alcaravea. La etimología sugerida por Eguílaz a Simonet (pp. 528 y 596), lat. TABŬLA ‘cuadro de tierra labrada’, y fundada en el argelino ƫâbla ‘cuadro de tierra plantado de hortalizas’ (Beaussier), no es admisible para tahulla, porque la -f- del cat. y cast. ant. tafulla prueba que había una aspirada arábiga entre la a y la u, y por otras visibles razones fonéticas.