SUERTE, del lat. S֊RS, -TIS, íd.
1.ª doc.: sorte, 2.ª mitad S. X, glosas Silenses; suert, 1199 (Oelschl.); suerte, Berceo.
DERIV.
Suertero o sortero [Conde Luc.], gall. ant. sorteira ‘mujer que echa las suertes’ o quizá ‘bruja’ (cf. fr. sorcière) [Ctgs. 128.13]; sortería. Sortear [Cid; «sortior» Nebr.]; raramente suertar (Leyes de Moros SS. XIV-XV, Memorial Hist. Esp. V, 427ss.); sorteable; sorteador; sorteamiento [Nebr.]; sorteo.
Sortija [Berceo, Santo Domingo, 723d] ‘anillo que se pone en el dedo por adorno’ (Alexandre, 354d), ‘íd. por honor’ (Partidas II, xxiv, ed. Academia II, 260; 1.ª Crón. Gral., 18a14; J. de Valdés, Diál. de la L., 141.24; Lope, Marqués de las Navas, v. 501), ‘íd. sin objeto precisado’ (Gral. Est. I, 302a48; Gr. Conq. Ultr., 295b4), ‘engaste de piedra preciosa’ (C. Michaëlis, RL I, 299-300), ‘aro o argolla para asegurar un objeto’2, ‘zarcillo de la vid’ (APal. 95b), ‘bucle de cabellos’ (Quijote, etc., vid. Cej.), ‘rosca’ [1589, J. de Pineda, Cej.]: esta palabra y el port. ant. sortelha [Cantigas, 369.9 y tres pasajes más; mal escrito sortela en doc. de 1258: Viterbo; Leite de V., RL IV, 276; XXVII, 268; comp. sorteja en rima en el pasaje citado de Alex.]3 o sortilha, arag. sortilla (Vidal Mayor), suponen una base SORTICŬLA, derivada de SORS, -TIS, denominación fundada en la relación que el pueblo ha visto entre la sortija y la suerte. Acerca de la forma concreta como nació esta denominación caben varias explicaciones. A) La opinión de Diez (Wb., 489) aceptada sin crítica por M-L. (REW 8108) es que el nombre se aplicaría primeramente a un anillo mágico, al cual se atribuirían efectos sobrenaturales; la creencia en tales anillos pertenece a todos los tiempos, como nos lo recuerdan las historias de Giges, de Polícrates, de Alberico y de Carlomagno y Fastrada: para el empleo de anillos con virtudes protectoras de amuleto, o como talismán para hacer invisible o engendrar amor, o bien como instrumento para la averiguación del futuro, y con otros objetos, puede verse el Wörterbuch des deutschen Aberglaubens VII, 708-9, 717-20, 722-3; luego es indudable que esta explicación es verosímil en principio desde el punto de vista semántico, pero también debe reconocerse que ni la documentación hispano-portuguesa la pone fuera de dudas ni resulta entonces clara la forma de derivación del vocablo: en su apoyo sólo lograba Diez citar el doc. portugués de 1258 donde unas sortelas das vertudes se dejan en testamento a ciertas enfermas, caso algo apartado del sentido de SORS ‘destino’; por mi parte puedo agregar el texto citado de la Gr. Conq. de Ultr. donde de una reina, a cuyas artes mágicas se ha aludido en otro pasaje, se dice que «tenía en las manos dos sortijas redondas, fechas como botones de oro», pero sin que se establezca relación entre estas sortijas y las artes de su poseedora; por otra parte no es fácil imaginar por qué se emplearía precisamente el diminutivo SORTICULA, no para denominar el destino, sino el medio que servía para averiguarlo; hay un oc. ant. sortilhier ‘mago’ del cual se encuentran cuatro o cinco ejs. en textos gascones y languedocianos, y un cat. ant. sortillera ‘hechicera’ (Jaume Roig, v. 9778), que fácilmente pueden derivarse de un *SORTզCŬLARIUS, hermano del «sorticulosus: χρƓσμοƌóτƓς»o sea ‘adivino, oráculo’, documentado en el CGL III, 170.61: teniendo esto en cuenta lo más fácil sería suponer que sortija se sacara como formación regresiva de *SORTICULARIUS, en calidad de atributo distintivo del adivino (aunque no deja de ser chocante la falta de huellas de *SORTICULARIUS en los idiomas donde existe sortija, -lha), tal como es probable que sea también derivado retrógrado el hápax gasc. ant. sortilha ‘brujería’. B) SORTICŬLA está bien documentado en latín (Suetonio, Agrónomos, Inscripciones) como nombre de las boletas u otros objetos que se juntan y mezclan para echar las suertes, lo cual es también el sentido básico de la palabra radical SORS, -TIS: con este fin se empleaban dados, guijarros, tabletas, varitas con inscripciones y otros dijes semejantes; de hecho nos consta que en ciertos juegos populares hoy en España se emplean de esta manera anillos personales o sortijas, y aunque no cuento con testimonios de la antigüedad de este uso, se trata de algo tan natural que no hay por qué dudar de que sea muy antiguo: así sería clarísimo y sumamente fácil el tránsito de SORTICULA ‘boleta de suerte’ a sortija ‘anillo’; la explicación tendría la ventaja de partir de una forma documentada, de evitar todo tropiezo de tipo morfológico, y de tomar como base un hecho más cotidiano y pedestre que el novelesco anillo mágico. C) Llama la atención la gran antigüedad y frecuencia de sortija aplicado a argollas, aros, zarcillos y otros objetos sin relación con el dedo humano: V. testimonios citados arriba y n. 2, y nótese que a ellos pertenece el más antiguo que tenemos del vocablo; esto sugiere la posibilidad de una etimología que parta de estas otras acs., y a ello se presta el famosísimo juego caballeresco de la sortija, en que un jinete lanzado a toda velocidad había de acertar a ensartar en un aro colgante la punta de su lanza: V. las descripciones de Pérez de Hita (ed. Blanchard I, 85), Lope (Amores de Albanio e Ismena, ed. Acad. N. I, 31), Vélez de Guevara (El Rey en su Imag., v. 1708), Cervantes (Quijote II, lix, 228, Cl. C. VIII, 92) y otros muchos citados por Cej. y por Rz. Marín en su nota al Quijote; de ahí que sortija pasara a designar una fiesta popular callejera con baile, donde el juego caballeresco ya se ha olvidado (así cat. sortija, préstamo castellano muy antiguo según se ve por la pronunciacion con Ȥ; en Santo Domingo soitija «baile o jarana que se celebra de tarde en los campos», Brito). Es indudable que acertar a meter la enorme lanza en objeto tan pequeño era suerte notable, y así al arito en cuestión le cuadraba bien el nombre de SORTICULA. No puedo dejar zanjada la cuestión: para ello hará falta un cuidadoso estudio de folklore histórico y literario, y un detenido esquilmo de las fuentes castellanas medievales e hispanolatinas. Por ahora sólo podemos decir que a pesar de la falta de documentación antigua en apoyo de las explicaciones B y C, desde el punto de vista lingüístico la explicación A es la menos verosímil. Sortijero. Sortijilla. Sortijón. Sortijuela. Ensortijar [1581, J. de Pineda; Cej., l. c.]; ast. ensortiar y ensorticar ‘rizar’ (R).
Desortijado ‘relajado, dislocado’ veter. [Academia ya 1843; no Aut. ni Terreros], caballos desortijados de pie o mano (h. 1600, Inca Garcilaso, en Pagés), colomb. desortijarse ‘dislocarse’ (Tascón), parecen derivar de sortija aplicado a una articulación de forma anular; pero desortijar ‘dar los hortelanos con el escardillo la primera labor a las plantas después de nacidas o trasplantadas’ (ya Acad. 1843), parece ser otra cosa: quizá lo mismo que el cat. eixartellar ‘escardar’, eixartell ‘escardillo’, arag. (Caspe) jartillo íd. (L. Puyoles-Valenzuela), que van con el fr. essarter, oc. eissartar ‘roturar’, derivados de *EXSARTUM ‘artiga’ y éste de SA(R)RIRE ‘escardar’ (BDC XIX, 29, y mi DECat.).
Consorte [S. XVI, Aut.], tomado de consors, -tis, ‘el que tiene el mismo lote, la misma suerte’; consorcio [Mena (C. C. Smith, BHisp. LXI); 1499, Aut.], de consortium íd.
CPT.
Sortílego [APal. 465b], muy raro, de sortĭlĕgus ‘adivino’, compuesto con legere ‘recoger’; sortilegio [Oudin].
1 Hoy vivo en el Río de la Plata, Cuba (Pichardo, s. v. asiento); Cespedosa (RFE XV, 269), Alto Aragón y quizá en todas partes.― ↩
2 En Berceo es cada uno de los aros que integran la argolla para sujetar el pie del preso. «Una sortilla de fierro de puerta de cuba», «tres sortillas de ficar stacas» invent. arag. de 1386 y 1402, BRAE IV, 354; III, 359; «palos agudos herrados en que avía sortigas de hierro y fincábanlos con cuerdas y cerravan con ellos toda la hueste enderredor» Doctrinal de Caballeros de A. de Cartagena, ed. 1487, fº 34. A. Castro, RFE X, 128-9, reúne una docena de ejs. de los SS. XIII-XV, todos con este significado. Más documentación en Cej. IX, pp. 148-50.― ↩
3 Otros ejs. portugueses del S. XIII, desde 1222, latinizados en la forma sortelia, cita Du C. ↩