SOSA, tomado del cat. sosa, que es evolución fonética regular y antigua del ár. vg. Ȭda , propiamente adjetivo con el sentido de ‘negra’, por el color de una variedad de barrilla; de la misma palabra arábiga, por conducto del italiano, procede la variante soda; hoy en árabe se emplea con este sentido suwáȳda, diminutivo de Ȭda.

1.ª doc.: G. A. de Herrera (¿ed. 1513?); 1611, Covarr.: «cierta yerva, de que se haze el vidrio».

Para el origen es fundamental el estudio monográfico de A. Steiger y J. J. Hess von Wyss, VRom. II, 53-76, quienes citan de Herrera (en su ed. de 1818) la afirmación de que sosa se llaman varias salsoláceas en Granada, Murcia, Valencia y Alicante, mientras que en Sevilla y en Aragón es nombre solamente de una especie. Sosa aparece también en Aut. sin cita de autores. Opinan dichos filólogos que, en cast., sosa es palabra importada del catalán, para lo cual se fundan no sólo en la antigua documentación catalana y en la evolución fonética, sino también en el hecho de que el vocablo es ajeno a Portugal, y la forma autóctona en Andalucía es la granadina zagua (ya citada en Herrera); así como en la circunstancia de que sosa designa en castellano más bien el producto manufacturado que la planta (para Sevilla se cita sosa fina). En cambio el cat. sosa es bien vivo como nombre de planta. Sin duda es cierto que con este valor está más divulgado el uso de barrella. Pero así el mallorquín Amengual como el valenciano M. Gadea y el catalán Fabra registran sosa como nombre de planta, el nombre de pueblo Soses (junto a Lérida) comprueba que esto es antiguo, la misma base semántica ha de tener el nombre del río Sosa de Peralta de la Sal (sabido es que la barrilla abunda junto a los ríos salados, comp. Senill, otro nombre de planta análoga, que designa un riachuelo junto a Artesa de Segre), y personalmente he registrado sosa, bien vivo como nombre de la planta en varias localidades de Urgel y Baja Ribagorza.

Sosa, pronunciado con o abierta y -s- sonora, es voz antiquísima en catalán, por cuanto ya la encontramos varias veces en el S. XIII: «quintal de sosa, 2 diners» 1249 (Lleuda de Cotlliure, RLR IV, 251), «sèu, cànem obrat, pegunta, sosa, alquitrà, mel» 1279 (Costumbres de Tortosa, ed. Oliver, p. 405), «sèu, lo quintal 3 meales; formatge, lo quintal 3 meales; sosha, lo quintal 3 meales; alcofol, lo quintal, 3 meales» 1284 (Reva de Perpiñán, RLR IV, 375). Hay por otra parte el it. soda, ya documentado en un texto de los SS. XIV o XV y en otro de 1500-1577, voz que se ha hecho internacional pasando al fr. soude [1527], ingl. soda [1558] y cast. soda [1555, Laguna, en Aut.; Covarr.]; mientras que el cat. sosa ha de ser el punto de partida de la forma gr. σóζα documentada en una obra escrita h. 1300 en los Abruzos, ingl. antic. zoza (1678) y cast. sosa.

Esta gran generalización de las formas italiana y catalana se explica porque los dos grandes centros antiguos de elaboración de la barrilla y producción de sosa fueron Sicilia y Alicante. La evolución fonética de Ȭda en el it. soda y el cat. sòsa es perfectamente regular según la fonética de los dos idiomas, pero supone una importación directa de la voz arábiga en los dos desde fecha muy antigua, pues más tarde se habría conservado el diptongo y no se habría podido alterar en catalán la -d- intervocálica1; comp. para esta evolución fonética, que en catalán es regular sólo tras el acento: ALAUDA > alòsa ‘alondra’, RHODAS > Roses, INCUDINEM > enclusa, LAMPREDA > llampresa, y el cat. espasa, que junto con el it. spada y oc. espaza postula una variante del lat. vg. *SPADA (imitación aproximada de la fricativa del gr. σπάȎƓ .

Como punto de partida arábigo ya propuso Baist (RF IV, 413-4) el ár. suwáȳda; Steiger y Hess prefieren otra denominación perteneciente a la misma raíz, denominación que es hoy sawwâd en Arabia y suwwâd en Arabia, Palestina, Egipto, Trípoli y Argelia: sawwâd habría trasladado el acento (según es normal en voces hispanoárabes de esta estructura) cambiándose en sáwwad, y éste se habría alterado todavía más cambiándose en la forma Ȭda que exigen como base las formas romances. Esto es muy forzado desde el punto de vista fonético, y es inverosímil partir de una forma local de Arabia, cuando lo general en Occidente es suwwâd, según los datos de Hess, o bien suwáȳda (o su variante genérica suwáȳd) que Dozy (Suppl. I, 699b) documenta en Egipto, en Gadamés y en fuentes del árabe de otras zonas africanas, y que también es la forma usual en Argelia (y particularmente en el ?erid), según Beaussier.

Ahora bien, como ya observan Steiger y Hess, tenemos en todas estas formas derivados del adjetivo Ȑáswad ‘negro’, aplicadas especialmente al llamado «salado negro», variedad de barrilla muy empleada en la preparación de sosa; y el tan conocido suwáȳda no es más que el diminutivo normal del femenino de dicho adjetivo, a saber Ȭda (clásico saȬȐ). ¿Para qué ir más lejos si ésta es precisamente la base que postulan de común acuerdo las dos formas romances básicas soda y sosa? Todo diminutivo prueba la existencia de un primitivo, así que bien podemos asegurar que antiguamente se decía en árabe Ȭda en el sentido de ‘sosa’ en que hoy la ha sustituído el diminutivo suwáȳda (comp. barrilla, diminutivo); aun el granad. zagua es probable que salga de Ȭda con pérdida andaluza de la -d- intervocálica. Comp. el nombre clásico de la ‘atrabilis o melancolía’ que era indiferentemente Ȭda (saȬȐ) o suwáȳda.

Era tradicional explicar el cast.-cat. sosa como procedente del lat. SALSAsalada’, etimología imposible según la fonética del catalán, donde la forma salsa habría permanecido intacta; aun suponiendo, contra toda verosimilitud histórica y documental, que el cat. sosa fuese préstamo del castellano, tampoco podríamos explicar la -s- sonora catalana, constante desde el S. XIII, pues el resultado de SALSA habría sido *sossa en cast. ant.2.

DERIV.

Sosal; sosar. Sosero. Soda (V. arriba); sodio; sódico.

1 Es imposible por lo tanto suponer que el vocablo pasara de Italia a Cataluña a princ. S. XIII, como suponen Steiger y Hess, pues entonces ya no podía producirse la alteración de la -d- oclusiva italiana en una -s- catalana. Tampoco se podría suponer una adaptación analógica del caso de espasa : spada, que es casi único y por lo tanto no podía servir de modelo. Además salta a la vista la inverosimilitud de atribuir carácter de recién llegada (de pocos años antes) a la forma sosa, que ya es frecuente en catalán desde la primera mitad del S. XIII, y con tan considerable alteración fonética. La grafia sosha de 1284 tiene una pareja en crusha CRȢDA que aparece en el mismo documento, y que parece indicar la notación especial de un sonido intermedio entre la s sonora y la rehilante.―

2 Espinosa, Arc. Dial., 168, quiere apoyar la etimología SALSA en la pronunciación de sosa con s sorda en Cáceres, pero en esta provincia parece ser palabra importada que se ha adaptado a la pronunciación del adjetivo castizo sosso, sossa, a no ser que se explique como la variante solsa de que hablo luego. Nada tiene que ver con sosa ‘barrilla’ el nombre propio portugués Sousa, Souso (también A Sousa, lo que prueba el carácter primitivamente apelativo, RL I, 51), cuyo origen y sentido se ignoran: desde luego no es SALSA, por la -s- sonora; también cast. Sosa, para el cual vid. M. P., Oríg., 116, 198. Por lo demás parece que en el Andalús se cruzaron el ár. Ȭda y una antigua denominación romance SALSELLAsaladita’, pues de ahí sale el mozár. šaȬšyélla que el anónimo sevillano de h. 1100 nos trasmitió como nombre del ġāsûl (> cast. algazul) o planta de donde se extrae el qalî o ‘sosa’ (Asín, p. 268). Un recuerdo de este cruce perdura en la forma solsa, que he oído a gente de Bédar (Almería). Nada tiene que ver con el nombre de la planta sosa en G. de Segovia (p. 53), que debemos identificar con el adjetivo soso, escrito también con -s- sencilla en PAlc.; sin embargo, esta sonora se debe al cruce con el catalanismo sosa.