SONDA, probablemente del fr. sonde íd., y éste de una abreviación del ags. sundgyrd (o sundlíne) íd., compuesto de sund ‘canal de mar’ y gyrd ‘vara’.

1.ª doc.: 2.º cuarto S. XV.

En la Crónica de D. Pero Niño «lanzaron la sonda e fallaron tierra en sesenta brazas»; además cita Jal ej. de 1635; «sonda para el hondo del agua: bolis» en Nebr.; Woodbr. da ej. de 1519; aparece en Fz. de Oviedo (Zaccaria s. v.), en varios autores clásicos desde Juan de Pineda (1589) -vid. Cej. VI, 263-, en textos de 1588 y 1626 (Terlingen, p. 255), etc.; García de Palacio (1587) distingue entre sonda y escandallo en esta forma: «sonda es una cuerda gruessa como el dedo meñique, muy larga, y con ésta y el escandallo, se save el fondo en que está, y hazer esto se llama sondar» (fº153; comp. 113 y ). El verbo sondar, que falta en Nebr., aparece algo más tarde, en 1492 (Woodbr.), y es frecuente en textos clásicos desde el Guzmán de Alfarache (1599), vid. Cej., así como en textos náuticos de 1621 y 1635 (Jal); pero hay también sondear ya en 1492 (Woodbr.) y en clásicos (Cej., Aut.), cuyo carácter de derivado del sustantivo sonda es evidente1. En portugués un primer ej. de sonda se encuentra ya en la Crónica do Conde D. Pedro (fin S. XV; Jal, s. v. jusante), aunque en el sentido postverbal de ‘profundidad del mar’, pero está también en su ac. ordinaria en dos textos italianos de princ. S. XVI, el uno traducido del portugués y el otro escrito desde Portugal (Zaccaria, s. v. y p. 504), así que en realidad son testimonios de la palabra portuguesa; el verbo port. sondar es ya frecuente en los Comentarios de Albuquerque, de la misma fecha aproximadamente (Jal).

Hoy este vocablo, verbo y sustantivo, se ha difundido internacionalmente, pero es primitivamente ajeno al Mediterráneo, donde la voz castiza era cat. escandall, it. scandaglio: en estos dos idiomas sonda es palabra reciente, sólo corriente en italiano desde el S. XIX, y la conservación del grupo -nd- prueba ya que es voz advenediza en catalán. El punto de partida es indudablemente el francés, donde sonde se documenta ininterrumpidamente desde h. 1200, y el verbo sonder desde 1382; en este mismo siglo pasó desde el francés al ingl. sound.

Como etimología el lat. SŬBŬNDARE, derivado de UNDAola’, fué sugerido con mucha duda por Diez (Wb., 299), etimología defendida por Gamillscheg (EWFS) y M-L. (REW 8406), mientras que Jal, seguido por el DGén., se decidía por el germánico, y Bloch vacila, En realidad, como acertadamente indicó Spitzer (ZRPh. XLIII, 596-7), no cabe vacilar y es preciso decidirse por este último, aunque por razones algo distintas de las indicadas por este autor (el que el fr. ant. no diga *soönder, no es razón decisiva, como observa M-L.). De SUBUNDARE no tenemos más que un testimonio único en las tardías Notas Tironianas (76.59), sin definición ni contexto que nos explique el significado; no es improbable que éste fuese ‘zambullir’, pero partir de una palabra tan rara, tardía y de sentido tan impreciso siempre sería poco recomendable. Es más, como no hay términos náuticos antiguos en castellano y portugués a no ser muy pocos, que son comunes a todos los romances, es casi forzoso admitir que el hispánico sonda se tomó del francés; ahora bien, es completamente inverosímil que un término náutico ajeno al Mediterráneo y sólo antiguo en francés venga del latín vulgar; una etimología germánica es mucho más verosímil. El caso es que sundlíne y sundráp están ya documentados en anglosajón como nombre de la sonda, y sundgyrd que en este mismo idioma designa, nada menos que desde el S. VIII, un palo o vara para medir la profundidad, en épocas posteriores se aplica también a la sonda propiamente dicha. Sería increíble que el fr. sonde no tuviera nada que ver con estas denominaciones. Aunque es verdad que en ellas el primer elemento sund- es palabra germánica que significa ‘natación’ y también ‘canal de mar entre dos tierras’ (propiamente, según Falk-Torp, brazo de mar que puede cruzarse a nado), y es el segundo elemento el que propiamente designa la sonda; pero era muy fácil que los franceses lo interpretaran de otro modo, tomando el elemento sund-, común a los tres compuestos, como nombre de la sonda. No es enteramente seguro que el vocablo francés proceda del anglosajón y no del escandinavo, que es de donde vienen los más germanismos náuticos en francés (aunque no deja de haber algunos de procedencia anglosajona, como los nombres de los puntos cardinales); nada obsta a que en escandinavo antiguo se formaran compuestos paralelos a los indicados en anglosajón, pues sund no era palabra menos viva en la lengua de los Vikings, sin embargo, el hecho es que desconocemos el nombre de la sonda en este idioma (Hj. Falk, WS IV, 22), y hoy en danés y en sueco se emplean para ello palabras advenedizas (sonde del francés, y lod o lot del bajo alemán); a pesar de todo es posible que semejantes compuestos de sund- existieran en escandinavo y que casualmente no hayan llegado a conocimiento nuestro, pues en una antigua historia latina se nos informa de que los noruegas descubrieron Islandia por medio de la sonda. Quizá no sea fidedigno este dato, como sospecha Hj. Falk, y debamos llegar a la conclusión de que los escandinavos, como los franceses, aprendieron el conocimiento de este aparejo de otros pueblos germánicos, lo cual bastaría para explicar el préstamo de un vocablo anglosajón en francés. Sea como quiera, el origen germánico me parece asegurado2.

DERIV.

Sondar y sondear (V. arriba); asondar (DHist.); asondable; insondable; sondeo.

CPT.

Sondaleza [-aresa, 1492; -alesa, 1527, Woodbr.; 1696, en Aut.], debido a un cruce de sonda con guindaleza [1555; -eja, 1504, Woodbr.].

1 Baist en su ed. del Libro de la Caza de Juan Manuel (h. 1330) pretendió que asondar aparece en este texto con el sentido de ‘sondar’; pero el contexto muestra con evidencia que se trata de una errata por afondar ‘hundirse’ (el Infante reconoce que se ha divertido algunas veces haciendo pasar a sus compañeros de caza por ríos profundos «donde caýan o afondavan en guisa que avian todos razon de reyr» 83.24).―

2 Es improbable la etimología célt. *SUNDAbastón’ en que pensó Spitzer, pues como ya indica éste es dudoso que el vocablo empezara en S- en galo y no en F-, y tampoco convence en el aspecto semántico.