SOBINA, origen incierto, quizá del lat. SŬզNA, ‘perteneciente al cerdo’, por comparación de este clavo con el miembro de este animal.
1.ª doc.: Nebr. («sovina, clavo de madera: subscus, -udis»).
De aquí es posible que saliera también un gall. *soíño después cambiado en soliños o soles «dos palos largos que en el medio se unen con un estrobo para que jueguen, y los dos sirven de temón o cabezalla para unir la grade al yugo, de modo que se puedan volver los bueyes» (Sarm. CaG. 95v): percibido soíños como un diminutivo (inoportuno, dado lo largo de esos palos) se extrajo de ahí sos, que era el antiguo plural de SOL (astro), y como éste, se cambiaría en el analógico soles, que reaccionando a su vez sobre soíños lo convirtió en soliños.
En cuanto al origen de sobina, no puede tomarse en consideración la idea de M-L. (REW 8462) de partir del lat. SUPզNUS ‘supino’, que además de contradicha por la v de Nebr. y portuguesa, es imposible desde el punto de vista semántico. En su 3.ª ed. el propio diccionario, sin borrar esta etimología, ha propuesto otra: lat. SUBINA ‘jabalina’, que sería aceptable en principio; es verdad que los léxicos suponen que la I sea breve, pero lo hacen con fundamento dudoso, y además es muy posible que, aun siendo breve, se adaptara a la cantidad del sufijo -զNA. Lo malo del caso es que SUBINA es palabra poco conocida, y de popularidad dudosa en latín. Festo cita sibina de Ennio, y Tertuliano emplea sibyna, pero aquél dice que es palabra de los ilirios, y éste se apresura a agregar la explicación «quod genus venabulorum est», mostrando así lo poco conocido del vocablo; de la variante subina no hay testimonio seguro, aunque algunos la admiten en el texto de Pacuvio, pero otros mss. dan otro vocablo enteramente distinto; sin embargo, la u no causaría dificultad, puesto que el gr. σιβύνƓ está bien documentado con υ, y fácilmente pudo haber una metátesis (Mitylene y Mytilene). Pero también en griego es voz de glosarios, al parecer extranjera, que unos califican de cipriota, otros de macedonia, tracia o escítica. Ernout-M. llegan a la conclusión «mot illyrien, non acclimaté dans la langue». Es muy difícil que un vocablo así pasara al romance por vía popular, con cambio de SŬB- en sov-; es verdad que entonces el port. sovina podría calificarse de semiculto, lo cual nos ahorraría la necesidad de admitir un préstamo del castellano. Pero como la sobina es algo muy diferente de la sibyna grecolatina, esta etimología es en definitiva inverosímil. Quizá, pensando en el it. succhio ‘taladro’ y succhiello ‘berbiquí’, procedentes de SUCŬLUS ‘cerdito’, y demás casos de metáfora fálica reunidos por Rohlfs (ASNSL CXLVI, 128; ARom. IV, 383), podamos partir del adjetivo SŬզNUS ‘perteneciente al cerdo’ (derivado de sus ‘cerdo’), voz que ha dejado descendencia popular en dialectos it. y retorromances (REW 8440), y que en su forma femenina SŬզNA había de dar precisamente sovina en castellano.
DERIV.
Súcula [Acad. ya 1843], tomado del lat. sŭcŭla ‘cabria’, propiamente ‘hembra joven del cerdo’.