SISA, tomado del fr. ant. assise ‘tributo que se imponía al pueblo’, derivado de asseoir ‘asentar, colocar, poner’; en castellano se pasó desde el sentido antiguo de ‘impuesto que se cobraba sobre géneros comestibles acortando las medidas’ al actual de ‘parte que se defrauda al dueño al hacer una compra por cuenta de éste’ y por otra parte a ‘corte que se hace a la tela para que ajuste mejor una prenda de vestir’; en la ac. de ‘mordente que ponen los doradores debajo de los panes de oro’ procede sisa del catalán, donde se formó con el participio correspondiente assís ‘asentado’, en el sentido de ‘cosa asentada o colocada’.

1.ª doc.: 1.ª ac., 1331; 2.ª ac., 1554; 3.ª ac., Aut.; 4.ª ac., Nebr.

En un ms. de 1331 del Archivo municipal de Zaragoza: «judei aljame Cesarauguste inponunt sibi legem quod in victualibus... nullatenus posent ponere sissam» (cita de Tilander, p. 631). De esta ac. ‘impuesto, gabela’ abundan los ejs. antiguos: Nebr. la define «rerum venalium exactio extraordinaria»; Fr. Ant. Álvarez (1590) habla de «aquella sisa o pecho que echó a su antiguo pueblo», Fr. José Gallo (1621) de que los reyes ponen «tantas sisas a los pobres, que si tienen capa para la primera... se quedan sin camisa para las resisas que les añade la justicia», Baltasar Gracián habla de «echar sisas o gabelas», etc. (otras citas en Cej. VIII, 80); Oudin define «exaction, imposition, assiette de deniers extraordinaire sur les marchandises», Covarr. «un pecho que se echa sobre las vituallas y provisión de comida», Aut. «imposición sobre géneros comestibles rebaxando la medida». De estas definiciones fijémonos en dos extremos: la sisa solía ser sobre las vituallas y se hacía efectiva disminuyendo el tamaño de las medidas en vigor, de suerte que el vendedor había de pagar a las autoridades el importe de la cantidad de víveres que así pagaba, pero no recibía el público. Éste se sentía defraudado, por decirlo así, legalmente, y no es extraño que luego, en forma más o menos humorística, aplicara este nombre a la defraudación ilegal que de vez en cuando o con harta frecuencia le imponían los sirvientes en sus compras cotidianas (así ya Spitzer, RFE XIII, 279-80). Esta 2.ª ac. es más tardía, pues no sólo falta en la Edad Media, sino todavía en Nebr. y no conozco ej. anterior al de Eugenio de Salazar (h. 1570): «son despenseros que fingiendo prisa / que abunde de sus amos la despensa / buscan más cosas en que echarles sisa»; desde princ. S. XVII es frecuente: «que se engría el salmón de ver pagados / por cada libra suya mil ducados, / y en la tabla enemiga / con lengua muda el mismo salmón diga: / ―Colorado me paro / de vergüenza de verme vender caro, / con sisa y con dedillo» Quiñones de B. (NBAE XVIII, 583), «yo era el despensero Judas, que desde entonces heredé no sé qué amor a la sisa en este oficio» Quevedo (Buscón, cap. 6), V. otros en Aut. y en Cej., l. c. Casi por el mismo tiempo aparece el verbo sisar, del cual no se conoce ej. alguno anterior a 1554, o sea más de 200 años más tarde que el sustantivo sisa: «todo lo que podía sisar y hurtar traya en medias blancas» Lazarillo (cap. 1); «ellas en fin, son perjudiciales, indómitas y sisantes; peores mucho que un mochilerillo de un soldado, que sisaba de un pastel, y de ocho maravedís doce; porque del pastel alzaba la tapa y sorbíale el caldo: y enviándolo por vino, se quedaba con los ocho maravedís que le daban para él, y vendía el jarro por un cuarto» G. de Alfarache (Cl. C. V, 32.13), «vendíamosle la mitad sisada; y de lo que comprábamos, sisábamos la otra mitad» Quevedo (Buscón, Cl. C., p. 77). Por lo demás no siempre sisar y sisa se aplicaba a la servidumbre infiel, sino que en lo antiguo es bastante común que valgan en general ‘mermar cualquier cosa’: «el que no duerme se muere, porque se sisa la vida» Fonseca (1597, y otros varios ejs. de este autor en Cej.), y hablando de oraciones «no me las engulláis, ni me echéis sisa en ellas» en El Rufián Dichoso de Cervantes (acto I): todo esto viene directamente de la merma causada por el ingenioso tributo fiscal descrito arriba. Y lo propio hay que decir de la otra ac. moderna de sisa «en los vestidos el corte que se hace quitándoles alguna parte pequeña de la tela, para darles su formación», no descrita claramente hasta Aut., aunque es posible que ya se refiera a lo mismo Zabaleta (med. S. XVII) en el pasaje donde habla de «los que calzan sisado».

Hasta aquí salta a la vista que todo son aplicaciones figuradas de la sisa tributaria, y en cuanto al origen de ésta no puede caber duda razonable: se trata de un préstamo del fr. ant. assise ‘tributo que se imponía al pueblo’, del cual abundan los testimonios desde el S. XII (Li Quatre Livre des Rois, Carta Magna: vid. God. I, 446b; Tobler-L. I, 599). Como ya indicó Nobiling (ASNSL CXXVII, 188), seguido por Brüch (Die Neueren Sprachen XXXII, 1924, 427), el fr. l’assise se convirtió en la sisa castellana, y este tributo fué introducido en Castilla en 1295 por Sancho IV, de donde pasó más tarde a Portugal. Es extraño que hasta ahora no se haya indicado tan sencilla y evidente solución para el problema del origen del verbo sisar, que ha hecho gastar en vano mucha tinta y esfuerzo. Covarr. pretendía que era un derivado de seis porque los sirvientes se cobraban la sexta parte; Diez y Cornu, Rom. XIII, 305, querían partir de CENSAcensos’ cambiado en *cisa por influjo de un supuesto perfecto *cise de CENSզ; M-L. (ZRPh. X, 173) imaginaba un verbo *SCզSARE derivado de SCINDĔRE ‘cortar’, postulando aquella forma, a pesar de que su participio es SCէSSUS, obligado por la -s- sonora del port. y cat. sisar1; Spitzer vacilaba entre ACCզSA de ACCզDEREcortar un poco’, un *SզSA de SEDREestar sentado’, y un *EXCզSARE de EXCզDERErecortar’ (RFE XII, 249; XIII, 116-7n., 279-80). Ni siquiera hace falta rechazar estas etimologías, todas forzadas cuando no imposibles, y en primer lugar obsérvese que la mayor parte toman como base el verbo sisar, mucho más tardío que el sustantivo, y hacen caso omiso de que la s- castellana postula una base con S- y no con C- o SC-.

Por lo demás hay todavía otras acs., cuya explicación semántica en detalle no es siempre clara2. Sabido es que el fr. ant. assise tomó entre otras la ac. ‘tamaño’, de donde nació después el ingl. size ‘tamaño’, ‘medida (de un traje, etc.)’, y con este sentido pasó al catalán antiguo: «aquesta es la sisa dels draps que·s venen en Tortosa... Peça d’estanfort... deu aver de lonc 19 canes e mija. D’exalons e sentomers 12 canes e mija. Tot drap de Proins e d’Ipre, 11 canes e mija... Berregans no han cisa ne·s venen a canes, mas de cap a coa» Costumbres de Tortosa, S. XIII (ed. Oliver, p. 413), otro ej. semejante cita Ag. (el último del apartado 1.º); ahora bien, partiendo de esta ac. textil parece haber llegado el vocablo, al pasar de Cataluña a Castilla, al sentido de ‘género de paño’, que nos muestra Juan Alf. de Baena, al anunciar que todo el mundo vestirá luto por la muerte del rey Enrique: «todos los dichos farán su devisa, / de xergas e sogas, tanbién de otra syssa, / cabellos e barbas lançar por el suelo, / alçando clamores cobiertos de duelo»3.

Finalmente en la ac. ‘mordente de ocre o bermellón que usan los doradores para fijar los panes de oro’, documentada en cast. desde Nebr. «sisa para dorar: leucoporon» (Cej. da ya un ej. en las Ordenanzas de Sevilla), el vocablo aparece anteriormente en catalán (ejs. de Auziàs Marc y otro en Ag.), pero hay que partir también del fr. assise, donde esta ac. podía obtenerse fácilmente por restricción de la general ‘asiento, establecimiento, colocación’: de ahí ‘colocación del mordente debajo del oro’. En francés existen hoy acs. técnicas no muy distantes de la española: «en termes de bonneterie, la soie qu’on étend sur les aiguilles, et qui dans le travail forme les mailles du bas» (Bescherelle; Littré). Como término de dorador lo que se emplea en francés actual es el vocablo equivalente assiette: «composition qu’on met sur la tranche d’un livre avant que de la dorer» (Littré), «couche qui sert de fond à une peinture murale», pero recuérdese que assiette y assise son ambos derivados de asseoir y que aquél tuvo también el sentido de ‘impuesto’ (V. arriba Oudin). Sin embargo, a juzgar por lo documentado es más probable suponer que esta ac. naciese en catalán, donde assís, -isa (ej. de Lulio en Alcover), existió como participio de asseure ‘asentar’, como es lógico puesto que en lo antiguo se decía más generalmente assiure.

DERIV.

Sisar (V. arriba). Sisador. Sisero. Sisón ‘el que sisa’.

1 Todavía se aferra a esta etimología en REW3 7725, y en RFE XIV, 178, alegando en su apoyo un cat. escisar. Pero ¡esta forma no existe que yo sepa! Hay aquí un cómico círculo vicioso: Vogel ideó esta grafía, inusitada antes y después de él (falta incluso en Labernia y Bulbena), justamente para plegarse a la etimología de M-L. Todo el mundo dice y escribe sisar y sisa.―

2 Zamor. sisa ‘compartimiento o separación de las bodegas’ (FD).―

3 Canc. de Baena n.º 37, v. 51; en 416, v. 18, del mismo cancionero, se recomienda respecto de una mujer «que non la querades en juego nin asysa», donde tenemos otra de las acs. francesas «convention, règlement, arrangement» o bien quizá «place à un banquet».