SILFO, del fr. sylphe, que parece ser una corrupción del galo Suleuiae, nombre de unas ninfas, por influjo de nympha.
1.ª doc.: Terr.; princ. S. XIX, L. Fz. de Moratín; Acad. 1884, no 1843.
A pesar de la nota de G. Colón, ZRPh. LXXVIII, 88-90, no me parece que se pueda desechar definitivamente la etimología de Littré, para dejarla como voz sin etimología alguna razonable; aunque sí se impone modificarla más o menos y condicionarla mucho. Parece claro que el responsable de la difusión literaria del vocablo fué Paracelso (h. 1530, ed. de 1590, IX, 45ss.), pero esto no quiere decir que lo «inventara» él. Realmente me parece probable que se trate de una reminiscencia de las matres Suleuiae de los galos, especie de ninfas protectoras, invocadas con grandísima frecuencia en inscripciones muy conocidas: el dat. suleuis o suleis, que suele aparecer en ellas, debió de ser mal leído en algunas como sulfis y aun sylfis bajo el influjo de los sinónimos nymphis y silvanis (cf. la documentación de Holder III 1663-1666); en francés el vocablo empezó a divulgarse desde 1605; y en inglés, mucho, sobre todo desde Pope (c. 1720 o 1730).
DERIV.
Sílfide [princ. S. XIX, Espronceda; Acad. 1884, no 1843], del fr. sylphide [1670].