SIDERAL, tomado del lat. sīderālis íd., derivado de sīdus, -ĕris, ‘constelación’, ‘estrella’.

1.ª doc.: Acad. 1884, no 1843.

Voz de astrónomos y físicos.

DERIV.

Sidéreo [princ. S. XVII, Quevedo, P. de Ribera, Aut.], poético, de sīdĕrĕus íd. Pero en gallego-portugués, y algún poco en Italia, quedó alguna descendencia popular de sidus y su familia, en acepciones derivadas de la secundaria ‘influjo de los astros’, ‘estación, tiempo atmosférico’1, que por la frecuencia del grupo fraseológico graue sidus o sidus hibernum tendió, en literatura y popularmente, sobre todo en plural, a especializarse en el sentido de ‘mal tiempo, tormenta, viento frigidísimo, grandes fríos’: it. ant. sido ‘grandes heladas’, y desde el plural sīdĕra se llegó a una forma portuguesa sír(i)a, port. ant. siira [1318, Mtre. Giraldo; «andou ?u ano tolleit’e fora de sen, que siira non avia» Ctgs. 334.41], gall. siries, xiria (ya sirie en un doc. de 1003); aquella es la variante que recoge Vall. «frío en las manos, no tener tiento o tacto»2. Véase el artículo de C. Michaelis (RLus. XI, 53, XIII, 215-6), REW, 7902, corroborado por Piel (Port. Forsch. d. Görresges., VIII, 161-3), donde se indica el desarrollo que tuvo esto luego en portugués, con otra acepción secundaria, y quizá procedente de la idea de sideración: síria ‘complexión física’ en varias provincias de Portugal, y de ahí ‘robustez’ (Tras os Montes, Alentejo, etc.), pero que en Gil Vicente aparece (I, 266) en la forma sira y quizá tenga ahí un sentido desfavorable (não tenho ponta de sira). En las Ctgs. puede tratarse de esto o de la ac. ‘(sensibilidad para el) frío’ (?).

Pervivió también en un sentido análogo el adjetivo SզDĔREUS en el gall. sieiro que Castelao emplea, en un sentido independiente del hombre, ‘intemperie’, ‘el sereno’3; y ya Sarm., escribiendo cieiro, explicaba como «aire frío noroeste»4 (CaG. 185v). Pero hay además, y sobre todo, la aplicación al cuerpo humano: port. cieiro ‘mancha negra y áspera causada en los labios por el frío, agrietándolos’ que empleaba ya en el S. XVI Rdz. Lobo (Moraes), en Pontevedra sieiro «frío que hiela los hocicos y lastima los labios» (ten sieiro nos labios, Sarm. CaG. 184r), ‘grietas en los labios debidas al frío seco’ (Vall.).

Otros derivados de sidus, todos cultos. Considerar [fin S. XIV, P. López de Ayala, vid. Cuervo, Dicc. II, 415-8; APal. 9d, 72b, 166d, 552d], de consīdĕrare ‘examinar atentamente’, primitivamente sería ‘examinar los astros en busca de agüeros’; considerable; consideración [princ. S. XV, Canc. de Baena; Cuervo, Dicc. II, 413-5]; considerado; considerador; considerando, propiamente gerundio con que se introduce cada una de las razones; considerante; considerativo; desconsiderado, desconsiderar, desconsideración; reconsiderar colomb., etc. (Cuervo, Ap., § 928; falta Acad. 1936, pero plenamente arraigado en América), especialmente ‘volver a estudiar con miras a rectificar’ arg.; reconsideración. Desiderativo [Acad. 1936, no 1884], de desiderativus íd., derivado de desīdĕrare ‘echar de menos’, ‘desear’ (primero ‘dejar de ver’, sacado de considerare); desiderable (Covarr.), desusado; desiderátum.

1 De ahí sideratio, -onis ‘enfermedad producida por la temperatura’, que también ha pasado ocasionalmente, aunque en forma culta, al romance.―

2 Se entiende pues que es ter siries por ‘tener las manos entumecidas’; pero algunos, como Carré (copiado por Eladio Rdz.), parece que lo han entendido mal como non ter siries.―

3 «Envexas... envexas de verte gardada do sol e do sieiro e da choiva» 284.3.―

4 Puede tratarse de una grafía ultracorrecta de zona seseante, como lo es Pontevedra, como es ahora y lo sería entonces, en vista de los casos numerosos en Sarm. de grafias seseantes y ceceantes. O bien hubo influjo de ceo ‘cielo’, o de los cuasi-sinónimos cellisca y ciobra que registra Sarm. allí mismo.