SIBIL, ‘hueco cerrado con su puerta, que se hace en las cuevas para conservar frescas las provisiones’, voz poco frecuente, de origen incierto, posiblemente del lat. vg. *SAEPզLE ‘lugar cercado’ (de donde el fr. ant. sevil, oc. dial. sebiu, soubiu).
1.ª doc.: h. 1700, Antonio de Zamora.
Dice Larramendi que viene de la palabra vasca sibilloa, compuesta de silo, ciloa, ‘agujero, hueco’ (quiere decir zilo), y de billa, billatu, ‘buscado’, «como lo es el sibil para aquel fin». Claro que es explicación semántica forzada. Realmente hay un vasco zibiྋo «agujero que se hacía en la era para montar sobre él la pira de leña para hacer carbón», palabra por lo demás rara, que Azkue sólo recogió en un pueblo de Guipúzcoa, con la advertencia de que ahora ya no se hacen tales agujeros. Lejos de ser éste el étimo de la palabra castellana, será por el contrario un préstamo romance.
Atendiendo a que el sibil es un lugar cerrado, creo que hay que buscar dentro de la familia del ast. y gall. sebe ‘cercado’, que como es sabido viene de SAEPES; y que más concretamente se tratará de *SAEPզLE, derivado que dió el fr. ant. sevil ‘cercado’ (palabra rara, sólo una vez en el Erec de Chrestien), landés soubiu íd. (Millardet, Atlas, n.º 235, en Commensacq, pueblo del Albret; Annales du Midi XVI, 222-4), Sebioux nombre de lugar frecuente en todo el Lemosín, Le Cibial en el Cantal, y los derivados lionés sevilô y Forez civelot íd. (Ant. Thomas, Mélanges, 184-5). De ahí quizá el gascón sebieu, soubìu, sabìu ‘varita’ [< ‘vara de seto’ ?] al que Rohlfs (Gc2. § 32) busca un incierto origen vasco.
Tal vez se trate de un arabismo. Pues aunque el sentido del ár. säbîl es propiamente ‘fundación piadosa por amor de Dios’ y en especial ‘fuente pública y gratuita’ o ‘provisión de trigo y víveres para el camino’ (RMa. 626 y AbenȞalicán) y en estas acepciones es palabra extendida por todo el mundo árabe (Dozy I, 630a), hay además la acepción especial «un petit bâtiment ouvert, placé souvent auprès des fontaines, où les voyageurs peuvent faire leur prière et se reposer», y aunque sólo se conoce esta acepción por los libros de viajes de Burckhardt por Arabia, Siria o Nubia (Dozy 630b), es verosímil que haya existido en el resto del mundo musulmán por ser especialización natural de las otras, dadas las costumbres de los moros. Cierto que esperaríamos ce- y no se- en castellano, pero tratándose de un vocablo poco extendido en España, y documentado especialmente en Badajoz, podríamos admitir como posible una pronunciación seseante de tipo andaluz.