SERA, del mismo origen incierto que el port. seira, ár. hispánico y africano šáȳra, cat. occid. sària, cat., arag. y oc. sàrria; es dudoso que se trate de un gót. *SAHRJA, derivado de un *SAHRS, cuya existencia puede quizá suponerse según el a. alem. ant. sahar ‘junco’, ‘carrizo’; es más probable que sea palabra prerromana.

1.ª doc.: Nebr. («sera de esparto; fiscus»); el deriv. serón en 1209 (V. abajo).

El derivado serón está ya h. 1400 en el Glos. del Escorial, traducido «caenovectorium» (recipiente para trasportar cieno). Covarr.: «una espuerta grande de esparto»; Aut.: «espuerta grande, regularmente sin assas, que sirve para conducir el carbón y otros usos», con citas de los SS. XVI y XVII; de serón, que hoy es más generalmente empleado que sera, dice que es «la sera grande: hácense regularmente en forma de aguaderas, con dos senos grandes en punta, para que sean más capaces, y puedan llevarse sobre las caballerías» y cita ejs. del S. XVII. Port. seira (también, mal escrito, ceira) «cesto, cabaz ou saco, tecido de junco, esparto ou vimes» (Fig.), «vaso de esparto, v. g. para figos e outras passas» (Moraes), con el diminutivo seirinha ya documentado en la Aulegrafia (h. 1557), y el aumentativo seirão, escrito seron, en un fuero luso-leonés de 1209 («dê-lle asno e seron e açada pora estercolar», CortesƟo).

En catalán la forma corriente es sàrria «recipient d’espart o palma llargarut que serveix per a traginar terra, palla, fems, etc., posant-lo entravessat damunt el bast», o sea precisamente lo mismo que sera o serón (ahí sarrió es diminutivo y menos empleado que sàrria); ya es voz frecuente en la Edad Media: «sàrria d’angiles o de peix salat, 8 diners» Lleuda de Cotlliure aplicada a Tortosa, a. 1249 (RLR IV, 254), «los guardians... deven haver los sachs e les sàrries del pa» Consolat de Mar (cap. 333), «que lo delat [‘acusado’] sic mès en una sàrria, be ligat, en aprés la dita sàrria sie ligada a la coha de una bestia e sia stiraçat fins al loch hon se fará la justícia» Ordinacions de la Vall d’Àneu, a. 1424 (RFE IV, 33). Covarr. recoge esta misma forma definiéndola algo vagamente «un género de red hecha de tomiza, dentro de la qual recogen la paja para llevarla a vender y encerrarla: úsase en Valencia y otras partes»: él la consideraba, pues, palabra valenciana, lo cual no impidió que Aut. y todavía la Acad. repitan hasta hoy su definición dándola como si fuese palabra castellana de uso general. En realidad sólo consta cierto uso regional, concretamente en Aragón (Borao) y Murcia (G. Soriano), y a lo mismo alude el pasaje de la Dorotea de Lope, en que, burlándose de los poetas culteranos, que junto a latinismos emplean toda clase de vocablos con tal que sean «sonoros», y a propósito de unos supuestos versos «ninguna cosa tanto me desmurria / como mirar damazas de fanfurria», comenta «porque estas rr son muy significativas y sonoras en nuestra lengua, y de excelente boato, como sarria, angurria, tirria y otras semejantes» (IV, iii, Rivad. XXXIV, 52c), es decir, palabras regionales y poco prestigiosas. Sarria se extiende además a la lengua de Oc, donde está documentado en varios docs. desde los SS. XII y XIII, procedentes todos de Narbona, Montpellier y Nimes1; pero hoy ensàrri(o) (forma debida al verbo ensarrià «transporter dans des ensàrri») «espèce de besace, formée par deux grands cabas de sparterie nattée, qu’on place sur le bât des bêtes de somme et qui sert au transport des petites denrées» no sólo es languedociano, sino también provenzal, pues Mistral cita ej. de un poeta de Aviñón y otro de la forma eissàrri, localizada en Marsella, en un poeta de Aix (falta Palay, Vayssier, Goudoulì).

Se ha dicho y repetido que sera y el cat.-oc. sàrria vienen del ár. šáȳra, voz bastante antigua en este idioma, pues ya la emplea el español Abenalcotía en el S. X con referencia a una especie de cesta fabricada por esparteros; ‘serán (de higos)’ en el malagueño Ben-Mas?ûd (hacia 1016), Al-And. XXXVII, 443; R. Martí la define «sporta», PAlc. «cofín, sera de esparto» y en una escritura granadina se cita una «šáȳ de arpillera para lana»; el plural, según PAlc., era šawáȳr, y de éste sale el singular moderno šwâri «panier double en tresses d’alfa ou de palmier nain, que l’on pose sur le dos des bêtes de somme» empleado en el Rif (Colin, Hespéris VI, 66), y que se extiende con leves variantes de pronunciación por todo Marruecos y Argelia (Lerchundi, Beaussier), especialmente en el habla de las cabilas, y también en los dialectos bereberes de estos países (V. larga lista de testimonios en Dozy, Gloss., pp. 357-8 n., Suppl. I, 810a, y Simonet, p. 576). Sin embargo, a pesar de esta extensión y antigüedad, el vocablo no puede ser castizo en árabe, pues no hay en este idioma una antigua raíz š-y-r; quedaría la posibilidad de un origen bereber, pero contra ésta se opone un argumento decisivo (que también habría obligado a descartar la procedencia arábiga), a saber que una palabra hispánica en s es normal que dé formas mozárabes y africanas en š, pero no viceversa: de estar en éstas el punto de partida las voces romances empezarían indiscutiblemente por x-. Es, pues, seguro que estas formas africanas e hispanoárabes son hispanismos, pero importa notar que prueban para este vocablo una antigüedad bastante anterior al S. X2.

Tampoco es posible partir del lat. SRէA ‘jarro’, ‘jarrón’, como quisiera Cornu (GGr. I, § 111), pues además de que no conviene el sentido, esto obligaría a dejar aparte el cat., arag. y oc. sàrria, lo que nadie admitiría; lo mismo puede decirse de la palabra sira, que Casiano (S. IV) define como nombre egipcio de ciertos tejidos de palma, y de la cual quisiera partir Cabrera.

La etimología más sólida que hasta ahora se ha propuesto es la sugerida por Diez (Wb., 486) al relacionar con el a. alem. ant. sahar ‘junco’ («scirpus») y ‘carrizo’ («carex»); abundando en este sentir, Brüch (Der Einfluss d. germ. Spr., 53; RLiR II, 79), M-L. (REW 7518) y Gamillscheg (RFE XIX, 23; R. G. I, p. 377) postularon un gót. *SAHRJA ‘espuerta de junco’, derivado de un gót. *SAHRS hermano de dicha palabra alemana. Fonéticamente esta base satisfaría a las varias formas romances no sólo sera, seira y šáȳra, sino también sàrria, como observa Gamillscheg, pues la rr podría explicarse sea como asimilación del grupo HR, sea por influjo del cat. sarró ‘zurrón’3. Sin embargo, fuerza es reconocer que esta etimología germánica suscita escrúpulos graves. Ya en el aspecto semántico, las seras se han hecho casi siempre de esparto o palma (aunque Fig. menciona el junco como material posible de la seira portuguesa), y como se trata de un receptáculo sin duda muy antiguo en la cultura popular ibérica, no deja de ser sorprendente verle aplicar un nombre germánico; sin embargo, cabría admitir que los godos al llegar a la Península aplicaran el nombre de su *SAHRJA de juncos al recipiente análogo que encontraron en uso en su patria de adopción, y la extrañeza que causa el triunfo de este nombre germánico en utensilio de nivel tan humilde se disipa en parte al observar en las Ordenaciones de Áneu el empleo que se hacía de sarrias para la ejecución de condenados al suplicio de arrastre: quizá fuese éste el punto de partida y así concebiríamos la expansión del vocablo desde un terreno tan germanizado como el del viejo derecho consuetudinario.

Por otra parte sahar es palabra sólo documentada en alto alemán, y además hoy subsistente tan sólo en los dialectos bávaros y austríacos, ajena desde luego a las demás lenguas germánicas, aun las occidentales; es, pues, muy audaz atribuir un vocablo así al gótico. Por mi parte me inclinaría a desechar esta etimología si no fuese por una consideración que le presta apoyo. En los dialectos occidentales del catalán existe una variante sària intermedia entre el cat. sàrria y el cast. sera: la tengo anotada en toda la extensión del cat. occid., desde el Pallars hasta el Ebro (Almatret, Flix, Ascó, Torroja, y en el pueblo del Pinell del Brai, renombrado por la manufactura de serones en toda la comarca); además es valenciana, y allí se emplea en el Maestrazgo (G. Girona, s. v. cornitxol), y hacia el Sur, en Albaida y en la zona de Alcoy (M. Gadea, Tèrra del I, 105; II, 42; III, 14)4; es probable que esta forma exista en Aragón, pues la encontramos en un inventario de esta procedencia escrito en 1393: «en la saria de palma se trobó: un par de balestas ginuisas...» (BRAE IV, 520). Esta forma difícilmente se podría explicar como alteración del cat. normal sàrria, y así ha de ser antigua. Ahora bien, si partiésemos para nuestro vocablo de un étimo *SARIA de origen desconocido (quizá prerromano, en relación con el vasco zare ‘cesta’), podríamos quizá explicar el cat. sàrria (por la contaminación de sarró) e indudablemente el tipo luso-castellano se(i)ra, pero sería imposible explicar el cat. occid. y arag. ant. sària: en estas condiciones, tratándose de una palabra romana o prerromana, sería imposible la conservación intacta del grupo R?. Todo se explica en cambio en una voz de entrada tardía como habría de serlo el gót. *SAHRJA. Hay, pues, razones de peso considerable para desechar el escrúpulo que causa atribuir al gótico una palabra sólo documentada en alto-alemán, aunque muy antigua en este idioma (vid. Graff VI, 149; Grimm, s. v.); por lo demás no es extraño que no tengamos esta palabra en los textos góticos, pues en el original de los fragmentos conservados de la Biblia de Úlfilas no figura, si no me engaño, la voz griega σχοινίον ‘junco’ (sólo está κάλαμον ‘caña’, gót. raus) y así es natural que ignoremos su denominación gótica; por otra parte en otras lenguas germánicas existe una denominación emparentada, ags. secg, ingl. sedge, b. alem. med. segge ‘carrizo’, que suponen una base indoeuropea SOKJÓ- de la raíz SEK- ‘cortar’ (de esta raíz procede también el nombre del carrizo en céltico y en eslavo), mientras que el a. alem. ant. sahar corresponde a un indoeur. SÓKRO-, de la misma raíz, si bien con otro sufijo (Fick, 4.ª ed., III, 424)5. Quizá pueda aceptarse provisionalmente la etimología germánica.

Se puede ahora consultar el estudio de Frings y Wartburg, ZRPh. LXX (1954), 86-89, acerca de la etimología germánica, el cual coincide ampliamente con mis datos y conclusiones: queda descartado el origen burgundio y confirmada hasta cierto punto la posibilidad de un gót. *SAHRJÔ (más bien que *SAHRJA), con asimilación de HR en rr en cat.-oc. De todos modos subsisten las dudas acerca de la existencia del primitivo *SAHRS en gótico, puesto que los datos exhaustivos de Frings confirman terminantemente que el vocablo germánico [S. IX] está sólo representado dialectalmente en bávaro y algo en alemánico, y es ya ajeno al franconiano y a todas las demás lenguas y dialectos germánicos; los pocos restos romances que ahora se señalan de este germanismo como nombre de planta sólo confirmarían su existencia en longobardo (que prácticamente es lo mismo que el bávaro); además no son bien seguros (en alemán es ‘carrizo’ y en todos los dialectos italianos significa ‘junco’), y hay que acoger con sumo escepticismo el sari ‘caña’ del Cantal, aislado y cuya forma exacta no conocemos bien (puesto que viene del ALF), cuyo sentido no coincide, y que además quizá proceda de SALIX o de CAREX (la terminación sería difícil de explicar con el étimo germánico).

Sería tentador relacionar sera y sàrria con el vasco zare ‘cesto’, palabra seguramente muy antigua en vasco6, pues es común a todos los dialectos: como equivalente de la forma vasca articulada zarea se podría suponer, en efecto, una base ibérica *SARĔA que explicaría sin dificultad el cast. sera, port. seira y mozár. šáȳra; ya sería más difícil dar cuenta entonces del cat., arag. y oc. sàrria, y sobre todo es el cat. occid. y arag. ant. sària el que constituye el peor tropiezo para esta etimología. Sin embargo convendrá no perderla de vista7.

En el legajo de nuestro problema conviene incluir provisionalmente la palabra šare o sare, que se lee en seis de las 25 inscripciones paleolusitanas balladas en el Algarbe y Sur de Alemtejo, y en los seis casos se trata sin excepción de inscripciones sepulcrales. Aunque la lengua de estas inscripciones no está interpretada, hace ya muchos años que se sospecha que šare sea el nombre que en esta lengua recibía el sepulcro, sarcófago o cista que lleva la inscripción. Y así como ‘cista’ era propiamente un cuévano o cesta, šare o sare se podría entonces identificar con el vasco zare, y un prerromano SARĔ-A, que sería el étimo de sera. Claro que esta sospecha mía es evidentemente provisional.

Aunque ya hace casi media centuria que se emitió la sospecha de que ese šare (seguido siempre de na, quizá preposición, posposición o partícula y keeni, quizá verbo de un sentido como ‘colocado’ o ‘descansa’) designe el ‘sepulcro’, no se ha dado de ello una prueba firme, vid. Schmoll, Die Südlusitanischen Inschriften (Wiesbaden 1961, pp. 42-43, 1-2 y otras), quien duda entre esta interpretación y la de que šare signifique ‘hijo’. La interpretación antigua partía de una lectura sarona konii, que Schmoll ha cambiado, y se apoyaba en la teoría, de Vetter y otros, de que el lusitano y el lemnio eran lenguas hermanas, pertenecientes a la familia tirsenia; parece que en las inscripciones lemnias zeronaiθ significa ‘en el sepulcro’, vocablo afín al nombre de la caverna de ZƲρυνȎον (con hallazgos antiguos) en Samotracia.

Sigue esto ahora siendo posible, sobre todo si son lenguas afines, aunque sean diferentes. Hay que esperar, pues, a que la confirmación de esto último y el hallazgo de más información sobre el paleo-lusitano, corrobore el significado supuesto para šare u obligue a desecharlo; otras expectativas que hay que esperar a que se realicen son o que los progresos en el desciframiento del tartesio y el ibérico (lenguas muy diferentes, por lo menos la última, pero quizá no inconexas) echen luz sobre este problema, o se compruebe que es fundada la dudosa sospecha de que hay relación con sarunea, combinado con šare8 en uno de los casos, pero que también aparece en otra inscripción (Schmoll pp. 24, 16, 40)9.

DERIV.

Serón [h. 1400, V. arriba]10; seronero11. Serado; seraje [Aut.]. Serete. Serijo; serija; serillo. Enserar. Sarria (V. arriba); sarrieta.

1 Además sarria en doc. de Montpellier de 1327 y saria (¿mala grafía?) en doc. de Nimes de 1354, citas de Du C.―

2 Especialmente acerca de las formas africanas, y en el aspecto etnográfico, es importante el trabajo reciente de Giese, Rev. de Filol. Port. IV, que por otra parte no adelanta en el estudio de la etimología del cast. sera.―

3 Así, pues, no hay por qué traer la forma cat.oc.-arag. de un burgundio *sarrja, supuesto hermano de dicha voz gótica (como querían Brüch y M-L.), pues los burgundios se establecieron en zonas muy distantes de Cataluña y Aragón, y aun del Sur de Francia.―

4 Sàrria no es ajeno al País Valenciano, antes creo que es la forma propia de la capital (Lamarca; M. Gadea II, 52). Así el murc. sarria no queda aislado.―

5 Argumento muy fuerte en favor del origen germánico parece a primera vista el cantaliano sari citado por M-L.; éste figura sólo en el punto 709 (NE. del Cantal) del ALF, en los mapas saule y osier (y como respuesta aproximada en el mapa roseau, comp. respuestas semejantes šarȤe, branche, vim, etc., en localidades vecinas donde no se conocen las cañas): en uno de los mapas no se indica acento, en los otros dos se pone en la a, pero sabido es que los datos del ALF relativos a la acentuación carecen de valor. Sin embargo, en este punto la -L- intervocálica se vuelve -r- (pára = fr. pelle, parayá = fr. peler), de suerte que hay motivo de sobra para sospechar que aquí tenemos un congénere del cat. sàlic ‘especie de sauce’, gasc. saligo (< galo *SALICO- = irl. ant. sail, ¿genitivo salech?), o bien de Aude salisso, Rouergue salés, sarés, Perigord y Lemosín salé, Quercy salesses, oc. ant. saletz, lat. SALICEUM. Quizá tenga más valor en este sentido el b. lat. sarrea «sepimentum ex virgultis» que Du C. documenta en un solo doc. de 1147, procedente según creo del depto. del Yonne, o sea del extremo Norte de la zona ocupada por los burgundios. Claro que esto necesita confirmaciones.―

6 Rud. Gutmann (Bezz. Beiträge XXIX, 162-8), al mismo tiempo que da por seguro el origen vasco de las voces romances, cree se trata de un elemento común al vasco con el ugrofinés : finés sara ‘carrizo’ y estoniano sara- ‘avellano’.―

7 ¿Hay un cambio fonético de rrȳ en rȳ? Así parecería indicarlo el arag. de Gistáin y Ansó bario ‘barrio’, Bielsa bariella (y de ahí Puebla de Híjar barilla, murc. varilla) ‘mandíbula’ = cat. barra (BDC XXIV, 161). Es decir: consonantizándose la ȳ la se abreviaría, comp. cast. menguar, cast. dial. cirgüela, etc. En catalán el cambio es más difícil de concebir, pues ahí apenas existen los diptongos crecientes, cuanto menos las semiconsonantes tras otra consonante. Sin embargo, el nombre del pueblo de Borrio1 en Castellón de la Plana se pronuncia localmente Boriol o Buriol, como he observado personalmente y me han confirmado otros; ahora bien, la rr es constante en la documentación del nombre de este pueblo (no sólo la tengo anotada de la Crónica de Jaime I, sino también de docs. de 1178, 1224, 1225, 1245, 1393, 1403 y S. XVI) y es el mismo nombre que el cast. Burriel, por lo visto de BŬRRUS. Habrá que estudiar mejor la cuestión, pues esto haría posible explicar sària como alteración de sàrria y así reivindicar el origen ibérico. A pesar de todo, la existencia del vocablo en Provenza no es muy favorable al ibérico, y allí también hay datos antiguos: sarria per vendimiar 1397, sarriada «contenu de la sarria» 1439, una sari plena de petis cabasses 1467 en docs. de Aviñón (Pansier III, 152; V. 191).―

8 Además se nota šaree en una séptima inscripción donde no va acompañado de na keeni. Y por cierto en ésta (aunque no es caso enteramente ajeno a las demás) me llama la atención el vago aire indoeuropeo de las palabras okoopoonirapoo… apiiɊiinkoolopooiHerošareeeHasiiooni, que traspuestas en griego serían más o menos οȔχ ȗπονειρ ęπò... .ƆπισυγκολαưοƗ Ƙρως ?ρεȉ Չσίωνι Cf. gr. helenístico συƔκολάπτω «to hew in pieces», y el epigráfico ƆƔκολάπτω o κολαưίζω επɉ πίνακος ‘yo grabo en piedra’. ¿Casual? ¿Tartesios o sorotaptos algo helenizados?―

9 De confirmarse la posibilidad de enlazar con esta palabra paleo-lusitana, miraríamos el cat., arag. y oc. sàrria como una variante en la base prerromana, *SARRĔA, variación tan poco grave que no se hallaría difícil admitirla.―

10 Medida equivalente de carga aplicada a los plátanos, en Cuba (Ca., 169).―

11 Camino seronero es aquella vereda por donde sólo puede pasar a la vez una caballería con serón abierto, en Cuba (Ca., 170).