SASTRE, del lat. SARTOR, nominativo de SARTOR, -ĶRIS, ‘sastre remendón’, derivado de SARCIRE ‘remendar, reparar, zurcir’; el castellano debió de tomarlo del cat. sastre, pues la vieja denominación castiza fué alfayate, todavía vigente en portugués.
Después aparece
sastre traduciendo
sartor,
scissor y
sutor en los glos. aragoneses de h. 1400 (glos. del Escorial y de Toledo). El vocablo puede documentarse con frecuencia en el refrán que hoy reza generalmente «El
sastre del Campillo, que cosía de balde y ponía el hilo»; en Feliciano de Silva: «el
sastre de Piedras Alvas, que ponía el hilo y la aguja de su cara»; en el
Quijote: «vendré a ser el
sastre del castillo»
Quijote I, xlviii, 245; etc. V. más documentación clásica en
Aut. y en Cej. IX, pp. 563-4, APal.: «
sartor es
sastre que cose vestiduras» (434
d); Nebr. «
sastre: sartor». Hoy es voz usada en todas partes. Es ya antigua la variante
xastre: «quál fué el
xastre bastante a natura, / quel sol pudiesse tajar nin coser, / mangas e cuerpo e frunzas fazer» Frey Pedro de Colunga (
Canc. de Baena n.º 82.39); «en muchas partes de Castilla convierten la
s latina en
x, y por
sastre dizen
xastre... las quales todas son pronunciaciones que tienen del arávigo, pero son tan recibidas en el castellano que, si no es con
sastre y otros como él, en los demás se tiene por mejor la pronunciación y escritura aráviga que la latina» Juan de Valdés (
Diál. de la L., 40.3; análogamente p. 86). Hoy sigue diciéndose
jastre en el cast. de Galicia (
BRAE XIV, 91), y en Peralta de la Sal (Salamanca),
RFE III, 307; gall.
xastre. En este caso no hay que pensar en influjo «arábigo» ni mozárabe o morisco; más bien que de una disimilación, habrá de tratarse del influjo de otra palabra (quizá el duplicado
sarga =
xarga,
serga =
xerga influyó en el caso, por tratarse de paños), o bien de un resabio del paso del vocablo a través del Alto Aragón o el País Vasco. Porque apenas cabe dudar que
sastre no es palabra castiza en castellano antiguo. La vieja denominación
alfayate es la única documentada en el S. XIII (con frecuencia), siguió bien viva hasta el S. XV, y todavía figura en
Guzmán de Alfarache; es la única denominación corriente en portugués (
xastre allí es anticuado y raro). El cambio de
SARTOR en
sastre ciertamente no corresponde a las tendencias castellanas, pues
QUATTUOR >
cuatro nos muestra que el resultado sólo habría podido ser
*sastro o quizá más bien
*saltro. En catalán no sólo es normal la
-e, sino que allí se encuentran otros casos de la disimilación de
r en
s1, como el popular
asmari ‘armario’ y
*asbre de
arbre ‘árbol’, de donde luego el cat. sept.
aibre (como
almosna >
almoina ‘limosna’, vocalización normal ante sonora). Tampoco hay otros casos en Castilla de conservación de nominativos latinos, mientras que el hecho es normal en el oc.
sartre (como
pastre,
trobaire, etc.), y no es inaudito en italiano ni en catalán, que también tienen en este vocablo formas descendientes del nominativo: it.
sarto (como
avogadro, etc
.), cat.
sastre (como
lladre LATRO,
bare *BAUDATOR,
beverre BIBITOR). Luego puede considerarse fuera de duda que el cast.
sastre se tomó del catalán, donde el antiguo
sartre es ya frecuente en el S. XIII (doc. de 1283,
RLR IV, 60; Lulio,
Doctr. Pueril, p. 213; Costumbres de Tortosa, p. 11; etc.) y el moderno
sastre ya aparece en el S. XIV (Eiximenis; Jaume Marc, en Ag.; doc. barcelonés de 1481, en Moliné,
Consolat, p. 233; etc.).
Por lo demás no faltó algún representante genuino de SARTOR, por lo menos en Aragón, donde antiguamente encontramos sortor, con la forma correspondiente al acusativo SARTĶREM, según era de esperar; V. los ejs. citados por Tilander a propósito del fuero de 1350 (RFE XXII, 144-5).2