SÚBITO, tomado del lat. sŭbĭtus, -a, -um, íd., propiamente participio de subire ‘acercarse desde abajo’, ‘penetrar furtivamente’.
1.ª doc.: súpitamente, 1403, Rim. de Palacio, 1277a.
El significado normal es ‘repentino’, pero también se llega a ‘orgulloso, de genio pronto’ (Murcia), ‘sagaz, astuto’ (Cespedosa), ‘lelo, turulato’ (Colombia), ‘muerto’ (N. Méjico), vid. Alonso-R., l. c.; otras veces parece ser ‘resuelto, activo’: «era súpito, valiente, determinado, enemigo de mentiras...» Pz. de Hita, ed. Blanchard II, 43.
La -p- se extiende al gallego1 y al portugués del Minho (Leite de V., Opúsc. II, 443; Alves, RL XXV, 297)2. La variante más culta súbito está ya en APal. (107b, 110b, 416d) y en Nebr. («s. cosa: subitus, subitaneus») y es la preferida por Aut. (con citas de clásicos). La explicación de la -p- debe buscarse en una dilación de sordez entre las dos consonantes consecutivas, tal como la ocurrida en Rápita < ár. râbiƫa, comp. port. minhoto stúpito, -eto, rápetamente (Leite, Opúsc. II, 389, 443, 507, 512) (recuérdese que el cast. raudo postula imperiosamente un *RAPէTUS); Alonso-Rosenblat piensan en un refuerzo articulatorio debido al carácter afectivo del vocablo, y en el influjo de estúpido, todo lo cual ayudaría en efecto, aunque no creo que fuese la causa primera. Desde luego hay que desechar la idea de G. de Diego (Contrib., § 573) de una síncopa *SUBITONE > *soptón, de donde luego sopetón y súpito: tal síncopa sería inadmisible precisamente en una palabra culta como súpito, y el castellano no la habría sufrido, ni en palabra popular, hasta después de la sonorización de la -T-.
La palabra sopetón, que todo el mundo (comp. Tallgren, Glanures Cat. et Hispano-Romanes IV, 76) se empeña en considerar inseparable de súpito, tiene en realidad etimología diferente, y sólo en fecha muy tardía y con carácter secundario llegó a relacionarse con súpito. No hay huellas de sopetón ni de palabra semejante en la Edad Media ni en el S. XVI. Todos los testimonios antiguos muestran sopetón como sustantivo y con el sentido de ‘golpe’; el primer testimonio literario es de 1620, en La Villana de Vallecas de Tirso: «también me dió su picón / Amor en la edad pasada, / y muerto por su ensalada / me cupo mi sopetón»; luego en Quevedo, «y de andar a sopetones / los dos están en sus trece», «para que los sopetones / se detengan, si le atisban». Nada hay en esto que indique idea de repentinidad: se trata simplemente del sustantivo que significa «golpe fuerte y dado con la mano», que Aut. y la Acad. consideran todavía el sentido básico3. Por lo demás era palabra afectiva y vulgar, como se ve por el contexto de los pasajes citados, y por la declaración explícita de Pedro Espinosa (1625), Obras, p. 196.26. Si todavía quedan dudas acerca del sentido fundamental del vocablo las borrará el pasaje del Estebanillo (1646): «hubo rasgones de navajas y sopetones de machetes»; otro ej. más tardío en Aut. y en Cej. IX, p. 14. En Vélez de Guevara, El Rey en su Imaginación, tenemos también el sustantivo y no la locución adverbial, como pudiera parecer a primera vista: una compañía de gente de mundo juega a quién va a ser rey, haciéndolo a la suerte con boletas que llevan el nombre de todos, aun el del bufón Rabel: «CARLOS: O, ¡si a Rabel le cupiese! / RABEL: Fuera rey de sopetón. / CARLOS: Para las burlas ninguno / más a propósito fuera» (v. 890): es decir, ‘el Rey de los Mojicones’, que es lo que recibe el bufón. De la locución adverbial de sopetón no hay testimorio anterior al de Aut., donde se define «prontamente, impensadamente y de improviso», sin citar ejs. de autores. Está claro, pues, que se trata de una locución formada como de golpe ‘de improviso’, y que el sentido básico de sopetón ha de ser ‘mojicón, golpe’.
Habida cuenta del carácter pintoresco y vulgar que tuvo el vocablo en sus orígenes, según arriba he demostrado, lo más probable es que la ac. primitiva fuese la de ‘pedazo de pan tostado que se moja en aceite en los molinos’ documentada ya en Aut.: es voz derivada de sopa; en frases como te daré un sopetón pasaría figuradamente a significar ‘golpe’, lo mismo que mojicón, derivado de mojar, propiamente ‘especie de bizcocho bañado’4. Claro que modernamente se ha relacionado de sopetón con súpito en los dialectos donde éste es vivo, de donde la forma contaminada de sópitu ‘súbitamente’ en Asturias (R); pero a esto se reduce toda la relación existente entre las dos palabras, como ya bastaría a revelarlo el diferente vocalismo o-e frente a u-i.
Queda oscuro un punto único: Nebr. registra «sopetón de vid: focaneus palmes», o sea ‘retoño de la vid que crece entre otros dos’; sería palabra muy poco conocida, ya que PAlc. la suprime (a pesar de conservar todo el léxico de Nebr., casi sin excepción); tampoco la copian C. de las Casas, Percivale ni Aut.; Covarr. se limita a reproducir el artículo de Nebr., citándolo explícitamente, y sin agregar nada, y lo propio hace Oudin; no conozco otros testimonios de tal palabra. ¿Vendrá de la idea de ‘golpe’? O ¿será un derivado de pitón, con e por influjo de sopetón? Faltan datos para resolverlo; pero desde luego esto no puede alterar nuestro juicio sobre el sopetón conocido.
DERIV.
Supitaño ‘súbito’ ant. [1251, Calila, Rivad. LI, 17; sop-, Apol., 256, J. Ruiz, Canc. de Baena; sup- en Gil Vicente, Calderón, etc., vid. Alonso-R., l. c.]; subitáneo [Mena (C. C. Smith, BHisp. LXI); Covarr.], tomado del lat. sŭbĭtanĕus íd.
1 De súpeto y súpetamente Castelao 203.25, 43.16.― ↩
2 No a otros romances. Nada que ver con esto tiene el cat. sòpit, que no vale ‘azorado’, sino ‘adormecido, amodorrado’, y por lo demás es cultismo poco generalizado, procedente de SOPIRE. Gayangos en su ed. de Calila imprime «fazer alguna cosa contra razón o sópitamente» (p. 60), pero debe ser interpolación, pues no hay tal palabra en las ed. de Alemany ni de Allen.― ↩
3 Lo de «golpe repentino» que agregan estos diccionarios obedece a la preocupación etimológica, y además no tiene mucho sentido: todo golpe que se da a alguno es repentino, naturalmente.― ↩
4 Es posible que el verbo sopetear signifique ‘maltratar’ en un pasaje poco claro de La Serrana de la Vera de Vélez de Guevara, v. 398; de todos modos deriva de sopetear ‘empapar, mojar’. ↩