RUISEÑOR, tomado del oc. ant. rossinhol, procedente del lat. vg. *LŬSCէNէ֊LUSl>, diminutivo del lat. LUSCINIA o LUSCINIUS íd.; en romance, la primera L se cambió por disimilación, y en castellano el vocablo se alteró por una etimología popular, que lo interpretó como si fuese Ruy señor ‘señor Rodrigo’.

1.ª doc.: Berceo.

«El rosennor, que canta por fina maestría, / … / cantan laudes ant’ella toda la clerecía: / todos li façen cort a la Virgo María: / éstos son rossennoles de grand plaçentería» Mil. 28a, 30d; «el rossinol, que diz las fremosas cançiones» Alex. 1973d (rruy señor en P); «el rruy señor, que es buen jogral...» Elena y María (S. XIII), RFE I, 65; a Don Amor, en el Libro del Arcipreste, «resciben lo las aves, gayos e ruy señores» (1226a, en T rroysynores). Palabra de uso general en todas las épocas (Nebr.: «ruiseñor: luscinia»).

Lat. cl. LUSCINIA, y algo menos frecuente LUSCINIUS, tenía ya un diminutivo LUSCINIOLA, documentado en Plauto, etc.; en vulgar se generalizó el masculino *LUSCINIOLUS, que muy pronto debió de disimilarse en *RUSCINIOLUS, según prueba la forma roscinia documentada en glosas desde el S. VII; claro está que esta forma esporádica y no conservada en romance constituye una regresión de glosador, que quería evitar la tendencia vulgar al diminutivo, y así no debe tomarse, según hacen Barbier, Brüch y M-L. (REW 5180), como argumento contra la explicación disimilatoría de la r-, que de todos modos es la única seria que se ha indicado, y ciertamente se impone; de la misma opinión es Wartburg, FEW V, 471-3.

Gracias al influjo de la lengua poética de los trovadores, la forma occitana rossinhol se propagó no sólo a Castilla (según muestra la terminación -ol, -or), sino también a Portugal (roixinol, rouxinol, trasm. reixinol, RL III, 57, gall. reiseñor), y al Norte de Francia, donde el antiguo y raro lossegneul fué sustituído ya en el S. XII por rossignol (es también frecuente en lo antiguo la forma de compromiso losseignol); aun el it. usignuolo (< l’usignuolo) o rusignuolo (en vista de su s sonora irregular) y el cat. rossinyol pueden ser también, contra las apariencias, occitanismos. En lengua de Oc, RŬSCէNI֊LUS pasaría primero a *roissenhol, eliminándose la i por disimilación de palatales y cambiándose la e en i por influjo de la nh siguiente; no es imposible que el cast. ruiseñor proceda de esta forma hipotética (comp. fr. ant. roissignors en una pieza lírica anónima de fin S. XIII, Rom. LVII, 389), pero lo más probable es que, así como la -r final ha de explicarse de todos modos por etimología popular, el mismo factor sea causante del diptongo ui y de la e del cast.: se trata de una interpretación popular como Ruy ‘Rodrigo’ señor (según ya indicó Spitzer, WS IV, 138n.), a la cual contribuirían no poco las personificaciones que dejo documentadas en Elena y María y en otros textos; comp. la invasión de Ruy en otros casos aun menos naturales, como ruibarbo o ruiponce. Alguna vez, como cultismos crudos, se emplearon en verso cast. luscinia y lucina.

DERIV.

Ruiseñora arg. («si pía una ruiseñora [‘ratona’] cerca de las casas, malo, trae víboras» Chaca, Hist. de Tupungato, p. 320).