REPROCHE, tomado del fr. reproche íd. y éste del lat. vg. *REPROPIUM, que es probablemente una variante de los sinónimos OPPROBRIUM y REPROBATIO por influjo del otro sinónimo IMPROPERIUM.
1.ª doc.: h. 1460, Crón. de Juan II.
Sea como quiera no cabe duda que están tomados del fr., donde reproche ya se encuentra en los orígenes del idioma, desde la Chanson de Roland. Le corresponde en oc. ant. repropche, repropchar, cuya segunda -p- prueba inequívocamente que el étimo ha de ser de la forma *REPR֊PէUM, *REPROPIARE: probablemente es el sustantivo el punto de partida, puesto que del verbo no parece haber testimonios anteriores al S. XIII, ni en fr. ni en lengua de Oc (Raimbaut de Vaqueiras).
La etimología todavía no se ha averiguado bien, pues la discusión ha quedado esencialmente en el punto en que la dejó Diez (Wb., 668), quien después de observar que un *REPROBIUM derivado de OPPROBRIUM habría dado *reproge, imagina un verbo *REPROPIARE, derivado de PROPE ‘cerca’, que pasaría del sentido de ‘acercar repetidamente (algo a alguno)’ al de reprochar; a esta sugestión se adhirieron M-L. en la 3.ª ed. de su REW (7229) y Bloch en su Dict. Étym. Pero como es natural, este étimo, enteramente hipotético y tan poco claro en lo semántico, no convenció generalmente. Gamillscheg, EWFS, piensa en un cruce entre un *REPROBIARE de OPPROBRIUM y APPROPIARE ‘acercar’ (> fr. approcher); M-L. en su primera ed. imaginaba un *REPROPRIARE ‘reprochar’ (al parecer derivado de PROPRIUS ‘propio’), ideas ambas muy poco convincentes. Pero sobre todo tenía razón Schuchardt en volver por los fueros de OPPROBRIUM (ZRPh. XIII, 533): puesto que ésta es la palabra latina que significa ‘reproche’, puesto que reproche en francés ant. tiene precisamente el sentido de ‘oprobio, ultraje’ (como subraya Bloch), y puesto que OPPROBRIUM y reproche se parecen tanto: ¿es verosímil que estas dos palabras se hayan acercado por una pura casualidad y que reproche venga de otro latín diferente y tan problemático?
Lo es tanto menos cuanto que OPPROBRIUM se conservó en romance, testigo el it. brobbio, y cuanto que tenemos toda clase de razones para suponer que en latín vulgar OPPROBRIUM se había acercado mucho más a la forma de reproche. Por lo pronto es bien sabido que la segunda R solía perderse en esta familia de vocablos, según nos muestran el it. (ob)brobbio, y la frecuente grafía exprobare ‘insultar’, de las glosas latinas1. Por otra parte, en fecha muy tardía, en Tertuliano y en el Digesto, aparece el verbo reprobare con su sustantivo reprobatio, como sustitutos de los clásicos opprobrare y opprobrium; parece seguro que reprobare es forma vulgar por reprobrare: apenas cabe, en efecto, admitir que ahí tenemos un derivado de probare ‘aprobar’ con el prefijo re- de valor negativo, valor que sólo tuvo en latín arcaico y en verbos ya formados en esta época (como revelare, retegere); el latín popular y tardío sólo emplea re- con el sentido de reiteración o a lo sumo retroceso, de suerte que reclūdĕre, que en Varrón o en Virgilio significaba ‘descubrir’, en Justino y en Amiano se transforma radicalmente hasta valer ‘recluir, encerrar’. Está claro, pues, que reprobare ha de ser un derivado de opprob(r)are y del glosográfico probrare. ¿Explicaremos *REPROPIUM (> reproche) por una dilación consonántica de *REPROB(R)IUM, según propone Schuchardt, recordando el fenómeno inverso en el it. (ob)brobbio? Sería posible; pero creo preferible no perder de vista el cuadro semántico que presenta la idea de ‘improperio’, ‘ultraje’, ‘reproche’, en el latín tardío. Otro término tan frecuente como reprobare, en los Padres de la Iglesia, y ya desde la Vulgata, es improperare, con su derivado improperium. Que los dos vocablos se cruzaron de hecho en la mente romance nos lo prueba irrefragablemente el italiano, donde ‘reprochar’ se dice rimproverare (con la r- y la -v-, propias del primero, pero la m y la terminación debidas al segundo). Parece evidente que el *REPROPIUM postulado por las formas galorromances ha de representar otro cruce entre los dos vocablos latinos. Y de ello tenemos una decisiva contraprueba en el oc. ant. reprobier ‘ultraje, reproche’, cuya -b-, perfectamente documentada en la Canson de Santa Fides («car comprarez est reprober: / detz cab ne perdretz un quarter», v. 331) y en Marcabrú (ed. Dejeanne XLI, 41), exige imperativamente una base con -P- intervocálica, emparentada de cerca, por lo tanto, con nuestro *REPROPIUM, mas por otra parte su terminación en -ERIUM le une en forma indisoluble con IMPROPERIUM (acerca de reprobier y afines, V. la discusión entre Ant. Thomas y M-L., en Rom. XXXI, 480-3). Creo que en estos términos podemos mirar esta vieja cuestión como resuelta.
Cada vez más habrá que tener en cuenta el principio sentado por los grandes maestros: la lengua es un sistema perfectamente trabado; en el vocabulario, lo mismo que en la fonética y en gramática, «tout se tient», y es imposible resolver los problemas etimológicos a base de ingeniosas hipótesis aisladas, sin antes tener muy en cuenta todo el material léxico que ofrecía el latín vulgar para la expresión de una idea. Los admirables hallazgos de Jud en etimología, de Schuchardt en onomasiología y de Grammont en fonética se han debido a la capacidad de estos maestros para abarcar de una mirada grandes conjuntos.
Creo que el fr. reprocher y el oc. repropchar tuvieron una continuación indígena hacia el Sur, en Cataluña y Aragón, pues el arag. repropiar significa «repetir con impertinencia y poca atención una misma respuesta, unas mismas palabras» (Peralta, Borao), murc. repropiar «comprender mal lo que se dice o hace» (Lemus), idea que fácilmente arranca de la de reproche; de ahí luego ‘resistir al freno las caballerías’, ac. también aragonesa y murciana, con su derivado el adj. repropio2, aplicado a la caballería que se repropia. Es también cat. repropi íd., voz antiquísima en el idioma, pues se lee en Tirant lo Blanc, con sentido más general «lo més descominal cavaller e repropi d’amor que james naxqués» (dos veces en esta novela, Ag.), es decir ‘refractario al amor’; también hoy se dice euveya repròpia en Mallorca a la oveja rebelde (BDLC VIII, 158); pero además encontramos ya repropri (con la segunda r por ultracorrección como si fuese compuesto de propi, propri) como defecto o vicio que puede afectar a los esclavos o a los animales, en las Costumbres de Tortosa, del S. XIII: «de catiu, cativo, cavall, rocí, egua... e tot altre bestiar... malaltia o vici no apparent es: repropri, morbum caducum, corrença de ventre o de sanc, mut, sort...» (ed. Oliver, p. 380). El cast. repropio y repropiarse ‘resistirse la caballería a obedecer al que la rige’, no registrados hasta Acad. 1884 (no 1843), han de ser tomados del cat. o del arag. (donde ya los registra Peralta en 1836).
DERIV.
Reprochar [h. 1460, Crón. de Juan II, cita de Cuervo, Disq., 1950, 154; más datos arriba]; reprochable; reprochador.
1 «Exprobatio: ƺνειƌισμóς CGL III, 480.37; «exprobat: ƺνειƌίζει, «íd.: increpat, improperat», «íd.: inproperat, injuriis agit» CGL II, 66.13; V, 454.51, 53.― ↩
2 Éste sería propiamente ‘el que tiene ideas propias’, ‘obstinado’, deriv. de propio, según Spitzer, MLN LXXII, 1957, 590. ¿Es prudente separar así unos de otros los miembros de este complejo románico? Sea como quiera sus objeciones contra mi explicación del tipo reprochar son débiles. ↩