RELOJ, tomado del cat. ant. y dial. relotge (hoy rellotge), y éste tomado a su vez del lat. horolŏgĭum ‘reloj de sol’, ‘reloj de arena’, gr. ƻρολóƔιον, compuesto de džρα ‘tiempo’ y λέƔειν ‘contar’.
1.ª doc.: h. 1400.
En cat., relotge aparece ya en el Libre dels Àngels de Eiximenis (1382; la forma valenciana relonge ya se lee en Jaume Roig, v. 7822), y formas más conservadoras, arolotge en los Set Psalms Penitencials, arelotge en el Terç del Crestià, alarotja en doc. barcelonés de h. 1400, alalotge en unas cuentas de 1383 (Ag.). Estas variantes están todavía más cerca del lat. HOROLOGIUM. Al pasar relotge al castellano se hizo *reloje; la forma reloj se extrajo del plural relojes, según el modelo de almofrej, erraj, gambaj y análogos (junto a los plurales respectivos en -jes). De ahí que en posición final se ensordeciera la -j volviéndose -x, como se pronuncia todavía en el judeoespañol de Marruecos (y reloxero, reloxería, BRAE XIII, 223). Modernamente existen las pronunciaciones vulgares reló, en España y América (rimando con pasó en José Zorrilla: Cuervo, Ap., § 577), relós se pronuncia en Extremadura (y muchas partes de España), Nuevo Méjico, Columbia, Argentina, etc. (BDHA I, 184; IV, 297; RFE V, 198); que estas pronunciaciones resultan de la posición final de la -j (quizá por ultracorrección de la aspiración andaluza y americana de la -s), parece seguro, tanto más cuanto que en casi todas partes el plural que corresponde a estas formas vulgares es relojes; se oye reloses alguna vez en la ciudad de Méjico, en el litoral argentino (Guiraldes, D. S. Sombra, ed. Espasa, 238) y quizá esporádicamente en alguna otra parte.
DERIV.
Relojero [Oudin; falta Covarr.; ej. de 1736 en Aut.]; relojería [Acad. S. XIX]; relojera.
1 En cat. orollotge 1368, olorotgium 1391, alarotja 1393. El primer reloj público de que tengo noticia es el de Sankt Albon (Alemania) en el año 1326, el segundo en Padua en 1344, el tercero en París en 1370, éste procedente de Alemania, el cuarto el de la catedral de Barcelona en 1393, el quinto el de Sevilla en 1396, noticias que Carreras Candi, Misc. Hist. Cat. II, 203, reproduce en parte de Bonaventura Ribas, Diario de Barcelona 1892 (pp. 8738, 8922, 9240, 9667); cita más bibliografía. El primer reloj existente en Barcelona fué el del Palacio Real, el año 1362 (Rubió, Docs. Híst. Cult. Cat. Migeval. núms. 201, 202, 284 y 507). ↩