REHALA ‘rebaño formado con el de varios dueños’, y REAL ‘predio rústico’, ‘campamento’, ‘cabaña’, proceden probablemente de las voces arábigas riɅâla y raɅl (vulgar raɅál) que significan ‘lugar donde se hace alto en un camino’, ‘campamento’, ‘majada, redil’, ‘rebaño’.
1.ª doc.: rafala, S. XIII, Fueros de Salamanca y de Usagre; rehala, J. Ruiz; reyal, Cid; real, doc. murciano de 1275.
Como etimología propuso T. A. Sánchez el ár. raɅal ‘hato de ganado’: se trata de la voz clásica raɅl, que en R. Martí y en PAlc. aparece en la forma vulgar ráɅal (la acentuación más vulgar fué raɅál); a ello se opuso Dozy (Gloss., 330-1) alegando que ‘hato’ en la trad. de PAlc. debe tomarse en el sentido de ‘rebaño’, lo cual es cierto, y precisamente éste es el sentido del cast. rehala, contra lo que él creyó; por lo demás también tuvo raɅál el sentido de ‘redil, majada de pastores’, según R. Martí y el glosario de Leiden («ovile», «caulis»). El étimo que propone Dozy es riɅâla documentado en una narración moderna de viajes por el Norte y Centro de África en el sentido de «assemblage de tentes, camp». Bien mirado lo mismo da partir de la una que de la otra forma, que derivan ambas de una raíz común (ráɅal ‘viajar’), de donde ‘lugar donde se hace alto en un viaje’, y luego ‘campamento’, ‘cabaña’, ‘majada de pastores’ y finalmente ‘rebaño’ (comp. el sentido de majada en América). El masculino raɅal también ha tenido vulgarmente el sentido de ‘cabaña, casa de campo’, que Dozy (Gloss., 328) encuentra en un doc. árabe de Sicilia. Así que rehala bien puede venir del fem. riɅâla, que pudo tener los mismos significados que raɅal, sin que la procedencia de este último sea imposible De raɅal viene con seguridad rafal, voz que se emplea en Aragón en el sentido «granja; casa o predio en el campo» (Borao), en Murcia «granja, grupo de casas de labor» (G Soriano), y es muy vivo en el catalán de Mallorca para ‘casita de campo’, ‘granja’, ‘propiedad rústica’; rahal es ya frecuente en el Repartimiento de Mallorca (Col. Doc. Arch. Cor. Ar. XI, 97 y passim) y en el de Valencia, y subsiste en la forma Rafal o Rafel- en muchos nombres de lugar de esta región; en Murcia encontramos rafales ‘granjas’ en doc. de 1272 (G. Soriano, p. 194), rahales en otros; rafallo en doc menorquín de 1287, y esta forma emplea Gonz. de Clavijo en su narración de viaje al Extremo Oriente (vid Dozy).
Además, y por otra parte, rahal pudo romanizarse de otra manera -y esto es lo que no se ha visto hasta ahora- reduciéndose a real. Que este vocablo es perfectamente sinónimo de rafal lo prueban numerosos docs. murcianos, p. ej. entre los publicados por M. P. los de 1293 y 1305, donde se encuentran frases como éstas: «otrossí vos entrego el real de Montabalia, en que ha 24 taffullas et treynta y un árvol», «otrossí vos entrego dotze taffullas de real a la Puerta Nueva» (M. P., D. L., 371.35, 36, 42, 44 y passim; 372.8), con el sentido evidente de ‘predio rústico y cultivado’; G. Soriano (p. 194) define ‘huerto cercado’ y documenta en 1275, 1286, etc., también en docs. del Siglo de Oro, en la toponimia, etc. (p. 108). Podrá parecer menos evidente, mas para mí no cabe duda que la voz clásica y de todas las épocas real ‘campamento’ (sentar sus reales, etc.) es la misma palabra. En este caso todo el mundo está de acuerdo en que real es sustantivación del adjetivo real ‘regio’, debida a la frecuencia con que los reyes encabezaban sus ejércitos en la Edad Media; desde luego nadie ha indicado que real designara al principio solamente un campamento real, sino que es bien sabida su aplicación a cualquier especie de campamentos, y esto en todas las épocas1; y, sin embargo, todos coinciden en la etimología REGALIS (Diez, Wb., 481; M. P., Cid, p. 822; G. Viana, Apost. I, 94; II, 275; M-L., REW 7166, donde se cita un artículo de C. Michaëlis, con errata que impide comprobar). Es más: reyal en el Cid no indica el campamento de una hueste, sino el albergue de un caballero particular, anomalía que habría debido llamar la atención tratándose del doc. más antiguo. Más tarde es sabido que es voz frecuente, en el Apol., J. Ruiz, etc.2; otra anomalía es la forma del port. arraial, con la sospechosa aglutinación de a-, y la sospechosa a segunda, ambas difíciles de comprender con el étimo REGALIS3; cf. también el siguiente ejemplo de los Estatutos Cab. de Badajoz, 1489 (Mtz. López, Rev. Est. Extrem. XII, 332): «los ganados de fuera parte, que dizen arrafal».
Los sentidos del port. arraial coinciden notablemente con los de rafal y del murciano y argentino real: «acampamento», «aglomeraçƟo festiva de povo», «lugar em que se juntam romeiros, e em que ha tandas provisórias, abarracamento de comestíveis, ornamentaç?es, música, etc.», en Brasil «aldeola, lugarejo», en el Algarbe «conjunto de barracas e pequenas casas á beira do mar nas quais se abrigam pescadores e os respectivos aparelhos». En efecto, también en la Argentina real aparece con el sentido de ‘choza, rancho pequeño y pobremente construído’4 y además en el de ‘campamento al raso para pasar la noche’5. Que este real tiene origen diferente de REGALIS lo comprueba el hecho de que ningún significado análogo tienen el oc.-cat. reial, fr. royal, it. reale, b. lat. regalis6.
Sólo A. Castro sospechó hasta ahora un origen arábigo, pero sin atinar con el étimo preciso7. Claro que en romance se identificó este arabismo con el adjetivo romance procedente de REGALIS, pero ni siquiera es esto necesario, pues la pérdida del Ʌ intervocálico es hecho fonético frecuente.
DERIV.
Rehalero. Rehalí [S. XIV, Crón. de Alfonso XI] o rahalí, del ár. raɅɅālîn ‘árabes pastores’, plural de raɅɅâla, perteneciente a la misma raíz que los vocablos estudiados (Dozy, Gloss., 331).
1 En el Coloquio de los Perros parece designar la hacienda de alguien: «le seguí, con determinación de tenerle por amo si él quisiesse, imaginando que de las obras de su castillo se podía mantener mi real; porque no hay mayor ni mejor bolsa que la de la caridad» (Cl. C., p. 325).― ↩
2 En éste, además de la ac. ‘campamento de un ejército’ (1173b, 1100d) puede también significar ‘ejercito’ (1081d, 1087d), por la misma evolución semántica que lleva campo a designar la hueste en el Siglo de Oro.― ↩
3 Es forma ya antigua: «depoys que morreo el rrey dom Alfôm no arrayal de sobre Gybraltar, foy alevantado por rrey dom Pedro seu filho», en la trad. de la Crónica de 1344, conservada en ms. del S. XV; RFE VIII, 397. También se encuentra real en este sentido (ej. del S. XIV o XV en CortesƟo). Desde luego hubo en romance confusión del arabismo con el resultado de REGALIS, de donde el uso de arraial, como interjección para aclamar al rey. Pero esto es secundario.― ↩
4 Así en el salteño Juan C. Dávalos: «su vivienda consistía en seis tablones de cardón... A pocos pasos del real, una hendidura ciclópea...», «al notar que había huéspedes en su real, desensilló y vino a meterse baja las tablas, junto a su lozana compañera» (La Nación, 22-IX-1940). Lo mismo en la Rioja («trataban de ganar el sendero del real, donde estaban los burros», A. Franco, La Nación, 14-XII-1941), en Córdoba (a orillas del Río Tercero hay el real o pucará de la Mala Ventura), y en Mendoza («cuántas veces he visto al jinete... llegar a un real y pedir de lejos un traguito de agua», «de noche, en algún miserable real, en compañía de jarilleros, peones de sierra y cabreros, oía sus cantos», Draghi, Canc. Cuyano, pp. cxx, xli). En el Valle del Portillo de Tunuyán, dedicado tradicionalmente al pastoreo, hay un gran número de reales, con sus nombres propios, ya antiguos, de los cuales puede verse lista en la revista mendocina La Quincena Social, 1941. El nombre de lugar El Real (Real, Riales, etc.) lo encuentro diseminado desde el Uruguay hasta Mendoza y desde Patagones hasta Jujuy, mientras que nada semejante veo en los diccionarios topográficos peruanos y chilenos (a no ser la Isla de Realejo junto a Valdivia).― ↩
5 Así en el entrerriano Justo P. Sáenz (La Prensa, 6-VII-1941), en el mendocino Lud. Ceriotto (poema inédito En el Guadal de San Carlos: «y cada cual alojaba / buscando reparo al viento / ... / se formaron varios riales / y los juegos se prendieron»).― ↩
6 V., p. ej., God. VII, 223a; IX, 583b, c; Du C., s. v. regalis, regalia. Buscándolo bien, en este último; llegamos a encontrar un regalia «praedia quae ad ecclesias pertinent, iis a regibus olim concessa» (ed. Niort VII, 85c) y «palatia, τĮ βασίλεια» (VII, 89a), que de todos modos quedan aún bien lejos de las acs. hispanoárabes y se caracterizan por su poca frecuencia.― ↩
7 Vid. España en su Historia y el resumen de Word I, 214. ȐArǤâl «multitud de animales», ‘ejército’ no podía dar el port. arraial, pues Ǥ no pasa a y; además en esta posición habría imela y el resultado sería *argel. Tras la enfática Ʌ, en cambio, no hay imela ↩
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