RECORDAR, ‘tener recuerdo de algo’, del lat. REC֊RDARI íd. (derivado de COR ‘corazón’).

1.ª doc.: Berceo.

El antiguo poeta lo emplea como transitivo con complemento directo de lo recordado: «si oyé razón buena bien la sabié tener, / recordávala siempre, non la querié perder» (S. Dom., 16b); pero también con complemento de la persona a cuya memoria traemos algo: «el dicho de las bodas í te lo recordó» (Loores, 71b), ac. neológica, ajena al latín, donde RECORDARI no es causativo y sólo lleva como complemento lo retenido en la memoria.

La construcción reflexiva, cuyo predominio es más acentuado en los demás romances, tiene gran empleo en los SS. XV-XVI: «los que son excellentes en recordarse», «memini illius rei: recuérdome aquello y de aquello» APal. (132b, 273b), «recordarse: reminiscor...; recordarse: memini; recordar a otro: memoro» Nebr., «la razón en una cierta manera se recuerda de su primer origen» Fr. L. de León (Nombres de Cristo, M. P., Antol. de Prosistas, 176). Más tarde la lengua literaria ha tenido tendencia a postergar la construcción reflexiva en el verbo recordar (construcción que sigue más viva en el habla del pueblo), mientras acordarse es sólo reflexivo. Las delicadas distinciones sinonímicas del latín ―meminisse ‘recordar naturalmente, se souvenir, to remember’, recordari o reminisci ‘acordarse con esfuerzo, se rappeler, to recall’, memorare ‘recordarle algo a otro, rappeler, to remind’ ―tendieron a borrarse en romance, prefiriendo unas lenguas REMEMORARE o MEMORARE (fr., port.), mientras las demás preferían RECORDARI para los varios oficios: it. ricordarsi, oc. se recordar, cat. recordar-se, cast. recordar, logud. regordare, retorrom. algorder.

De extensión mucho más limitada en las lenguas romances, sin antecedentes en latín, y por lo tanto creado muy posteriormente, es el verbo acordarse en el sentido de ‘tener memoria de algo’: se trata de una innovación exclusivamente castellana, pues este verbo es ajeno aun al catalán, y lo es casi del todo al portugués (donde se encuentra en el S. XVI, pero ha caído en desuso). Debemos, pues, mirarlo como una creación del castellano, analógica de la pareja recordar = acordar ‘volver en sí’, ‘despertar’, cuya etimología es distinta (V. ACORDAR II). En cast. aparece desde princ. S. XIII: «quando nos acordamos de los fechos que son pasados», «si non se pudier acordar de lo que dezía el escripto» Fuero Juzgo III, i, 3; IX, ii, 9; «que se acuerde de las palabras que el rey le mandare decir, Partidas II, ix, 4; «el buen amor... pónelo en la çela de la memoria por que se acuerde dello» J. Ruiz (Duc., p. 4, lin. 6); también en Berceo (S. Dom., 223a), 1.ª Crón. Gral., Juan Manuel, y muy frecuente desde la Celestina (Cuervo, Dicc. I, 140-3; DHist.)1.

DERIV.

Recordable. Recordación [APal. 66d, 218d, 273d]. Recordador. Recordamiento. Recordante. Recordanza. Recordativo. Recordatorio. Recuerdo [med. S. XIII, Apol., 315a]. Acordanza ‘recuerdo’ [rústico y forense, Acad. 1770, hoy ast., V]. Acuerdo ‘recuerdo’ [h. 1490, Celestina; raro, sobre todo después del S. XVI]. Trascordarse [Oudin; Covarr.; Aut. sin ejs.].

1 Es raro acordar intr. («acordad de lo que me fecistes sufrir» Conde Luc., Rivad. LI, 412b); no tanto como tr., pero siempre ha predominado acordarse, y hoy es general.