RATO, probablemente del lat. RAPTUS, -ȢS ‘arrebatamiento, rapto’, de donde ‘tirón, arranque’ y figuradamente ‘instante’; esta última ac., hoy americana, es la antigua y primitiva, de donde, por una especie de eufemismo, vino la española ‘espacio de tiempo prolongado’.

1.ª doc.: Berceo.

La Acad., fiel a su costumbre de confundir lo etimológico con lo actual, enmascaró el sentido real del español rato al definirlo ‘espacio corto de tiempo’ (así en sus ed. 1817-1884); definición falsa en lo que a España se refiere, sólo tímidamente rectificada en sus últimas eds. («espacio de tiempo y especialmente cuando es corto»). Para ello se basa la Acad. en Covarr. («un breve espacio de tiempo»), quien pudo fundarse en la supervivencia de la ac. antigua hasta su época; más prudentes, los Académicos de Aut. se limitaron a decir que era «espacio indeterminado de tiempo».

En realidad hoy existe una discrepancia semántica entre España y América (por lo menos en su parte austral), que es inútil empeñarse en ocultar. Para un español rato indica tiempo largo, que así puede ser de un par de horas como de bastante menos, pero siempre debe constar de muchos minutos: descanse y charlaremos un rato, leer a ratos perdidos, etc.; es evidente que al decir pasar el rato no entendemos pasar un instante. En una palabra, en España rato es la traducción del ingl. while, del alem. weile, del cat. estona, fr. espace (long) de temps, etc., de ninguna manera del alem. augenblick, fr., ingl., cat. moment, etc. Pero en la Arg. es diferente: el tendero dice al comprador impaciente que le atenderá al rato, o se alaba de que en su almacén entra gente a cada rato, frases que pronunciadas en España producirían un efecto contrario al que se busca, y harían estallar de impaciencia o de risa. Payró, en Pago Chico (ed. Losada, p. 138), le hace decir a su farmacéutico: «no tengo tiempo: hay epidemia de tifoidea, y a cada rato viene gente a la botica»; el gaucho Martín Fierro acusa despectivamente a los jinetes gringos de que «si salen a perseguir / después de mucho aparato, / tuitos se pelan al rato» (I, 927)1. Ahora bien, esto no parece ser solamente argentino, sino de toda la América del Sur y aun las islas, aunque la imperfecta definición académica haya sido causa de que los diccionarios de americanismos no lo pongan de relieve; sin embargo, nos consta que en Chile de que un rato (< de aquí un rato) vale lo mismo que de que un instante (Román, s. v. que, § 10) y a cada rato es sinónimo de a cada instante o a cada momento (ibid., s. v. cada); la locución hasta cada rato es sinónima de ‘hasta luego, hasta cada momento’ en la Arg., Perú, Colombia (Uribe), Venezuela, Puerto Rico (Malaret) y seguramente en otras repúblicas.

En cuanto al origen es importante averiguar si este uso americano es antiguo, pues si lo es, la etimología de Covarr. RAPTUS (aceptada por Diez, M-L., la Acad., etc.) quedará plenamente justificada: es facilísimo comprender que una frase como hacer algo en un rato, primitivamente ‘de un tirón, en un arrebato’ pudiera tomar el sentido ‘en un instante’. Sin embargo, para ello no nos basta la definición de Covarr., que podría estar, como tantas veces le ocurre, torcida deliberadamente en obsequio a su etimología. Pero la observación de los autores medievales prueba que en este caso tuvo una intuición feliz; Cej. V, § 47, trae documentación clásica. Así dijo J. Ruiz «lo que en muchos días acabado non as, / quando tu non cuydares en un rato lo avrás» (579d)2; en la Vida de San Ildefonso (h. 1300): «la vida deste mundo toda es como un rato: / anda ome en pie o muere bien en quanto» (quizá e muere, pero de todos modos el sentido del primer verso es claro: Rivad. LVII, 309); y ya en Berceo cuando el judío echa a la hornaza a su hijuelo, por haber comulgado: «metió la madre vozes a grandes carpellidas, / tenié con sus oncejas las maxiellas ronpidas; / ovo muchas de yentes en un rato venidas, / de atan fiera quexa estavan estordidas» (Mil., 364c). Es evidente que la urgencia de la acción exige que la gente acudiera al acto. Este uso se mantenía aún, al menos por parte de algunos, en el Siglo de Oro: «un Proteo, un Vertumno, que se muda / en diferentes formas cada rato» Balbuena (Bernardo, libro xvii); «a cada rato tres leguas de mal quebranto», refrán recogido por Correas (209b, equivalente al de Juan de Valdés «de cada tanto, tres leguas de mal quebranto» Diál. de la L., 144); Garcilaso son. XVII, v. 4, y otros dos ejs. en sonetos anteriores, siempre con este sentido.

Desde luego esta acepción no es la única que tuvo cierta antigüedad. Por el contrario, estamos seguros de que la moderna ac. española ya circulaba en el Siglo de Oro. Por ej. cuando Jerónimo de Mondragón traduce en 1588 una novela de Guicciardini, que dos años antes se había publicado con el título cast. de Horas de Recreación, le da el título nuevo Ratos de Recreación. El punto de arranque de esta evolución vendría de bastante atrás, pues ya lo anuncia el uso adverbial rato ha traduciendo el lat. dudum, jamdudum, en Nebr., y otros muchos datos que se pueden citar de la Edad Media y del Siglo de Oro; Sin embargo, adviértase que en gran parte de éstos, el sentido ampliado se explica por el adjetivo grande, largo, etc., que acompaña a ratodudum: gran tiempo ha o rrato» glos. del Escorial; «está forcejando un gran rato con la pretina» Rojas Zorrilla, Cada qual lo que le toca, ed A. Castro, p. 200n.; «entendí por gran rato... que era encantador» Quevedo, Buscón, Cl. C., p. 102; Apol., 314a, 439b), o por el propio sufijo derivativo en ratada3.

En general, si todavía dudamos, e intentamos un análisis de todos los ejs. accesibles de rato en autores algo antiguos, cuando no encontramos la ac. etimológica4 damos con casos ambiguos que pueden interpretarse de ambas maneras5. Lo único que podría argumentarse en favor de un carácter originario de la ac. española es que ratillo ya parece alguna vez designar una porción algo larga de tiempo, nada menos que en Berceo: «quiero en estos árbores un ratiello sobir» (Mil., 45a), pero no se pierda de vista la fuerza ambivalente del diminutivo en estos casos, donde lo mismo puede disminuir que atenuar el carácter exagerado (en menos o en más) de una expresión coloquial: un ratiello ahí es como cuando decimos hoy un momentito, con lo cual preparamos a nuestro interlocutor para que no tome al pie de la letra nuestra manifestación de terminar en un momento o instante; tantas veces se ha observado que la promesa del mejicano al decir que hará una cosa auritita es mucho menos tranquilizante que si dice buenamente ahora. En general obsérvese que esta clase de expresiones se desgasta continuamente, y ya hace tiempo que, desprestigiado momento, por el abuso que de él hacemos aplicándolo a momentos «larguitos», tenemos que recurrir en gradación creciente a minuto, segundo, instante, y quién sabe hasta dónde habremos de llegar. En sentido contrario me parecería difícil concebir que si rato expresaba primeramente una duración larga o indiferente, pudiera jamás concretarse en el sentido de ‘duración instantánea’. Por lo demás, la antigüedad de este último valor en el caso de rato nos la confirman los dialectos arcaicos de Tras os Montes, donde según nos informa Leite de V. um rato es «um momento» (RL IV, 72)6.

No hay otra etimología algo convincente que la de Covarr. Sólo brevemente y sin apenas estudiar el problema ha lanzado Spitzer (NRFH I, 177) la idea de que rato está por rata en la frase latina pro rata parte. Desde luego nunca se encuentra rata con el sentido de ‘rato (largo o corto)’; para afirmar lo contrario tiene Spitzer que forzar el sentido de sus ejs. franceses: es evidente que en nous paiant pour rate du temps significa ‘a proporción del tiempo’; ni rata ha logrado ahí desconectarse de su preposición típica pro (pour) ni perder su carácter de tecnicismo legal o económico: valón à rate de temps «au prorata». No valen nada las objeciones de Spitzer al étimo RAPTUS7.

1 Los testimonios se pueden multiplicar. Al rato que es ‘inmediatamente’ («al rato que la puerta le golpié / me contestó enfadada / preguntándome: ¿quién es?», Draghi, Canc. Cuyano, p. 87). Frases como «al rato de cometer un asalto y robo se logró detener al malhechor» se leen a cada paso en los periódicos argentinos (p. ej. La Nación, 2-VI-1940); «al rato llegaron procesionalmente los alumnos de las escuelas», Payró, Pagó Chico, 161, significa lo mismo, según el contexto. De a ratos es ‘por momentos’: «sólo de a ratos escuchaban [‘oían’] con nitidez el amblar rítmico de sus caballos, que repercutía amenguado por el rocío del camino. Alberto Córdoba, La Prensa, 29-VI-1941.―

2 Lección de G, evidentemente superior a la de S «a otra ora la avrás».―

3 «Juro a sant que duerma y calle / y pasee aquí una ratada / mientra queda la manada / en el valle», Coplas de unos Tres Pastores, fin S. XV, J. E Gillet, Philol. Q. XXI, 29.―

4 En este sentida toma Marden el desende a rato ‘dentro de poco’ de Apol., 313a. «Ke a poko de rrato xu padre fue akordado, / dixo a lox xux fijox: do ex el mi amado» Yuçuf A, 28a; «al falcón la primera garça... pueden gela echar muerta; mas ha mester que sea muerta de poco rato por que esté aun caliente» J. Manuel, Libro de la Caça, 23.5. En pequeño ratillo J. Ruiz 1343c. A poco rato, Berceo, S. Or., 119a. De rato en rato, Buscón, p. 102.―

5 «Más val rato acucioso que día perezoso» J. Ruiz 580b. Buen rato en el sentido de ‘a buena distancia’ (Guzmán de Alfarache, ed. Cej. I, 216) o ‘buena cantidad’ (Aut.) es generalización del sentido temporal, y no ac. etimológica, como quisiera Spitzer, pero además su sentido de porción considerable puede ser debido al adj. buen. Varios ejs. del senado español, pero también del americano o intermedios, se hallan en los dicc. de Góngora, Ruiz de Alarcón, Quijote y Fcha. Dar mal rato, que ya está en la Danza de la Muerte (87), pudo ser al principio algo muy breve, como lo es tantas veces la muerte.―

6 En el port. común rato es castellanismo, bastante reciente (falta todavía en Moraes y Vieira), aunque quizá algo más arraigado que en catalán, donde también se oye. En el Alentejo dicen rato por «pedaço, bocado» (RL IV, 72), en Miranda de Duero precisan rato de tiempo «espaço» (Philol. Mirand. II, 212). De todos modos está ya en el gallego de las Ctgs., aunque no es posible deducir del texto si su autor lo empleaba en el sentido de ‘instante’ o para un espacio de tiempo más largo, pues se trata las dos veces de la frase «a pouco rato» («a pouco de rato ouve de f?ar» 123.30, 325.59).―

7 Al decir que esperaríamos *rauto como resultado fonético, olvida que esta vocalización sólo se produce en grupos de formación romance (caudillo, recaudo, donde había vocal latina entre P y T) o bien en cultismos (cautivo); se trata, pues, del tratamiento de un grupo secundario. No hay nunca u en voces como SEPTEM > siete, CAPTARE > catar, NEPTA > nieta, APTARE > atar, etc. RAPTUS es uno de tantos arcaísmos latinos sólo conservados en castellano Por lo demás, creo que está en lo cierto Spitzer al sacar de RAPTUS (y no del imposible RAPIDUS) el it. ratto, aunque aquí se trata del participio RAPTUS, -A, -UM y no del sustantivo RAPTUS, -ȢS.