RATAFÍA, tomado del fr. ratafia íd., voz criolla de las Antillas francesas, de origen incierto; quizá de la fórmula latina rata fiat ‘confírmese’, pronunciada al cerrar un trato bebiendo ratafía a la salud de los contratantes.

1.ª doc.: Aut. («especie de rosoli más delicado y atractivo»).

En francés aparece desde 1675, con referencia a la Guadalupe, también en 1694 y siguientes. Allí mismo y en los mares de América aparece la variante tafia, con frecuencia, desde 1722. El informante de 1675 nos dice que tafiat era la palabra que pronunciaban los indios al beber a la salud de los franceses, a lo que éstos respondían ratafiat. Luego quizá sea cierta la vieja etimología resumida arriba, y adoptada con reservas por König (BhZRPh. XCI, 175-6, 194-5) y Wartburg (en Bloch, 2.ª ed.); en los datos de Friederici, Am. Wb., 582, nada hay que la ponga en entredicho; al contrario, las indicaciones repetidas de que tafia era voz de los negros e indígenas podrían confirmar la opinión de los que ven en esta forma una deformación de ratafia en el dialecto criollo. Los ingl. ratafía [1699, pron. ræt] y tafia [1777, pron. tƢfi] parecen ser galicismos, como la voz cast. El malayo tāfīa «a spirit distilled from molasses» puede ser importación europea1. El cat. popular ratassia (Pallars, Butll. C. Excurs. de Cat., 1933, p. 288; oído en la costa de Levante, donde es licor de elaboración casera) es alteración no bien explicada, pero carezco de documentación antigua en mi idioma.

No es convincente la idea de Sainéan (Sources Indig. II, 331) de que ratafia sea fusión de los sinónimos raque (o arack) ‘aguardiente de los negros’ [S. XVI] con tafia, voz criolla, mientras ignoremos cuál sería el origen de este último. Nada atractiva es la ocurrencia de Spitzer (MLN LIX, 246n.21): ratafia < *r-atafiard o -fias, derivado del fr. ant. atefier «croître, pousser, nourrir», porque la ratafía «da vida» (pero atefier es voz muy antigua para ello)2.

1 Nótese que en port. ambas variantes son modernas: faltan en Moraes y Delgado.―

2 Lo que más bien podría tomarse en consideración, puesto que APTIFICARE no se documenta antes del S. VII (FEW I, 113), y que su evolución fonética en atefier no es de tipo hereditario, es que éste sea derivado regresivo de ratificare; el que Du C. no documente este último hasta seiscientos años más tarde que aquél no sería objeción de gran peso dado lo incompleto de nuestro conocimiento del bajo latín. Pero no es éste el lugar de estudiar la cuestión.