RAJA, ‘especie de paño’, del it. rascia íd., de origen incierto; quizá del nombre de la ciudad de Arrás, en el Norte de Francia, donde se fabricaban tantos paños.
1.ª doc.: Cortes de 1563.
Dados los documentos arriba aludidos no cabe dudar que el nombre de la raja se importó de Italia con la cosa. Allí se documenta rascia por lo menos desde fines del S. XV (Du C.), como vestimenta de luto lujosa, y todavía Florio en el S. XVII explica que es una estofa de seda; verdad es que Tommaseo define «panno grossolano», pero esto vendrá de una depreciación como la sufrida por la raja en España (V. un caso semejante s. v. JERGA); el autoctonismo de rascia en Italia se prueba también por la gran difusión del vocablo en las hablas alpinas: Bregaglia rassa, Valtelina rasa, raša, rasel, sobreselv. rassa, que designan varias clases de vestido, «gonnella», etc. (Guarnerio, RIL XLI, 401).
La etimología de este vocablo en realidad se ignora, pues muy poco fundamento tiene el supuesto de Muratori de que venga del nombre medieval de Servia, a saber Rassia [S. XII: Bartoli, Das Dalmatische I, 133 y 6], que Dante empleó en la forma Rascia; aunque todos repiten esta etimología (Guarnerio; M-L., REW 7071; Terlingen, 296-7; Prati; Migliorini) ninguno ha dado la menor prueba de que este tejido tuviera algo que ver con aquel reino eslavo, y la idea en sí no es nada verosímil cuando se trata de región tan poco industrial. Más probable es la sugestión de Diez de que se trate de una variante de raso y arazzo, nombres de tejidos de seda (comp. el dato de Florio), sobre todo en vista de los vestiti di Rascese que un poeta it. del S. XIII menciona junto con los de Doagio (= Douai); vid. Diez, Wb., 264; Du C. s. v. raz, raza I, rasum IV y II.
DERIV.
Rajeta [Covarr.], del diminutivo it. rascetta.