QUINCALLA, tomado del fr. antic. quincaille íd., variante de clincaille, onomatopeya del ruido del metal.
El fr.
quincaille se registra desde 1360 y su derivado
quincaillerie (hoy más vivo que aquél) desde 1268; es familia de vocablos bien representada en los dialectos franceses, y emparentada con
clinquant ‘sonoro’, ‘brillante’, ‘de oripel’. Es probable que el cast. tomara el vocablo por conducto del cat., donde
quinquilleria ‘quincallería’ es conocido desde h. 1460 (Jaume Roig), y
quinquillaire ‘quincallero’ era muy usual en el S. XVIII (
BRAE XVI, 329), como en la actualidad; también en lengua de Oc se documenta
quinquilharia desde la E. Media (Levy); a pesar de esta asimilación vocálica se dice
quincalla en cat., como en cast. En francés el vocablo es deformación onomatopéyica, pero no se puede asegurar si es onomatopeya creada en francés o tomada del neerlandés o aun del fráncico, pues en los idiomas germánicos el grupo de
klingen-klinken ‘retiñir, resonar’, aunque también onomatopéyico, es antiguo y arraigado; el
FEW distingue entre
quincaille, onomatopeya francesa, y
clenche ‘picaporte’, que desde luego hubo de tomarse del fráncico. Es posible que sea así, pero no se puede asegurar que
quincaille y
clinquant no sean también germanismos de fecha más tardía; en todo caso es notable que un verbo
clinquer sólo sea reciente, dialectal y poco extendido en fr.
En Cuba quincalla vale ‘quincallería’ (Ca., 198).