PUJÉS, antic. ‘higa, acción de escarnio que se hacía con el puño cerrado, mostrando el pulgar entre el índice y el dedo del medio’; tomó este valor por influjo de higa que se empleaba con este sentido y con el de ‘cosa sin valor’, significado propio de pujés, que primitivamente designó una moneda de poco valor: en este sentido se tomó del oc. pogés (por conducto del cat. pugès), propiamente denier pogés, moneda así llamada por hacerse en Le Puy.

1.ª doc.: ‘moneda’, Berceo, Mil., 666b; ‘higa’, princ. S. XV, Canc. de Baena, Corbacho.

«Tomó el aver todo en un saco atado, / non fallié de la suma un pugés foradado». Fuera de Berceo no conozco otros ejs. seguros del cast. pujés como moneda, aunque es posible que este sentido tenga el b. lat. fiscardus (voz desconocida) con que el glos. de Toledo traduce pugés1; el femenino pugesa sí aparece con este valor en las Cortes de 1288 (I, 104). Pero en lengua de Oc pogés es muy corriente con este sentido desde el S. XII (Raynouard IV, 586a; Du C., s. v. pogesia ‘moneta minutioris valoris’), siempre como prototipo de cosa de escaso valor («n·us er prezat un pogés», Marcabrú). La u del cast. parece indicar que no se tomó directamente de la lengua de Oc, sino del cat., donde se ha registrado en abundancia el femenino pugesa íd. (Ag.; Mateu, Glos. Hisp. de Nutnism., s. v.), pero creo recordar haber encontrado también un masculino pugès.

Sea lo que fuere de ese detalle, fué el empleo en la frase proverbial no vale un pujés2, equivalente de no vale un higo o una higa, lo que hizo se trasmitiera a pujés el significado de ‘ademán obsceno, de escarnio’. Con este sentido está ya en el Canc. de Baena: «a algunos do un pugués / que traen camino errado» (p. 146), «que den en mis ojos catorze pujeses» (p. 424), «en mi ojo grant pujés merezco por adivino»; y en el Corbacho de Martínez de Toledo: «maldiciones abondo, ynjurias a osadas, pugeses non por burla, ronquidos a pares, sylvos como a buey, diziendo: mal gozo vea tu madre de ti...»; la moza que casa con viejo dice «¡mal syglo aya el padre o madre que tal da a su fija! e dale dos pujeses e echase sospirando cabo del», «buélvese fazia él e faze como que le rasca la cabeça, e con los dedos fázele señal de cuernos; pásale la mano por la cara como que le falaga, e pónele el pujés al ojo; abráçale e está torciendo el rostro» (ed. Pz. Pastor, pp. 217, 220, 222)3; Nebr.: «pugés, higa: medius digitus vel unguis; verpus, digitus infamis, digitus impudicus»; «pugés por higa, usan algunos, pero por mejor se tiene higa, puesto que sea vergonçoso fruto» J. de Valdés, Diál. de la L., 116.5. Pronto debió anticuarse, pues Oudin, por su definición mal entendida y por la confusión que hace con puches4, ya lo revela así. Falta en Covarr. y Aut.; la Acad. lo recoge ya en 1817, pero como anticuado.

DERIV.

Pujesada ‘la cantidad de una cosa que valía un pujés’ (Berceo, Mil., 332).

1 De todos modos está como término de comparación de lo desprovisto de valor: «non valen res / nin un pugés», Canc. de Baena, p. 452.―

2 El vocablo se tomó también en el sentido general de ‘objeto pequeñísimo’, pues el glos. del Escorial traduce el lat. festuca por pugés o mota de ojo.―

3 Del contexto queda claro el sentido ‘ademán de escarnio’ en todos estos pasajes; no están fundadas las dudas de Castro, Glos., pp. 174, 220, de quien tomo parte de estas citas. De todos modos, claro está que la etimología occitana es indiscutible (el intermediario catalán es probable por la u) como reconoció Castro. De la duda del Sr. Gonzalo Leira (en Papeles de Son Armadans, n.° 208, 1973, 68, cf. n.° 213, 250-1) no da fundamento racional al decir que no sabemos que se acuñaran pugeses en Castilla, pues no importa el lugar de la ceca (como no importa el del maravedí almorávide, etc.) sino el hecho de que en Castilla tenía tanta o más circulación y prestigio la moneda extranjera que la propia. Lo que cierra el paso a sus otras insinuaciones etimológicas son las evidentes razones lingüísticas: una formación en -és es inconcebible partiendo de un verbo, y el puxar obsceno en que él piensa tenía sorda etimológica y no la sonora -Ȥ- documentada copiosa e inequívocamente por Berceo, Baena, el Corbacho, etc. Entre dos «clásicos» como Lewis Caroll y Antoine Thomas, no seremos sólo los lingüistas los que nos atengamos sobriamente al segundo. Y espero que no sea lo bastante grecómano para pensar en el griego πυƔƲ ‘nalgas’.―

4 «Puchéis, higo, le doigt du mitán».