PROSA, tomado del lat. prōsa íd., propiamente femenino del adjetivo prōrsus o prōsus, -a, -um, ‘que anda en línea recta’.
1.ª doc.: Berceo.
En latín se oponen los adj. pro(ve)rsus y versus: prorsa et vorsa oratio en Apuleyo. El primero designa el texto escrito seguido y sin interrupción, o sea «en prosa». Si los antiguos poetas castellanos, y en especial Berceo y J. Ruiz, toman prosa justamente por verso, no es por una extraña confusión sufrida por un vocablo culto, sino por una evolución cumplida a través del bajo latín. Ahí prosa valía ‘secuencia’, ‘prosa o verso que se dice en ciertas misas después del gradual’, «libri rituales ecclesiastici eam orationem quae in missa canitur, ante Evangelium, in majoribus festis vocant» (Du C.); así Gral. Est. I, 291b43. Al parecer la secuencia se escribiría primero en prosa, y luego se admitiría también el verso, de donde vino el que prosa se empleara en el sentido de ‘texto religioso para ser cantado’ y pasando al romance, donde tales textos eran siempre en verso, ‘composición poética según el género religioso ilustrado por Berceo’. El sentido antiguo lo tenemos todavía en Berceo, Mil., 697c: «Siempre en este día que cuntió esta cosa /... / fazién muy alta fiesta con quirios y con prosa»; J. Ruiz también llama prosa los gozos que escribe a Santa María (33f). Después se pasa a ‘poema en verso’, aunque todos los casos que conozco son todavía de tema religioso: Berceo, S. Dom., 1, Mil., 302c, Duelo, 10d; J. Ruiz, 11c, 1631b. Vemos el sentido clásico restablecido ya en APal. (42d, 391b) y en Nebr. («oración suelta»).
DERIV.
Prosaico [Nebr.], tomado del lat. tardío prosaĭcus íd.; prosaísmo [A. Durán, † 1862, en Pagés; Acad. 1925, no 1843]. Prosista [1604, Jz. Patón]; prosador [1596, Lz. Pinciano, en el sentido metafórico ‘hablador malicioso’; la ac. ‘prosista’, Acad. ya 1843, no 1817, es rara en cast. y sospechosa de galicismo]. Prosita.
CPT.
Prosificar [1896, M. P., La Leyenda de los Inf. de Lara; Acad. 1925, no 1884]; prosificación [íd.]; prosificador.