PROPIO, tomado del lat. prŏprĭus ‘propio, perteneciente a alguno o a alguna cosa’.
1.ª doc.: docs. de los SS. X-XIII (Oelschl.); J. Ruiz.
Ya en el Siglo de Oro encontramos propio empleado con el sentido de ‘mismo’: «yo propio la muerte os diera» Lope, Pedro Carbonero, v. 2044; «para mí una mujer pedigüeña es lo propio que un tejedor» Quevedo, Caballero de la Tenaza, Cl. C. 83; en casos semejantes esta sustitución no sería absolutamente imposible en la lengua moderna, aunque sí poco ordinaria, y admitida a lo sumo por imperativas razones de variedad estilística, pues lo normal es que sólo se emplee propio con tal valor cuando se usa con cualidad enfática («lo hizo el propio don fulano»), o bien lo propio cuando hay comparación implícita («A. se levantó y B. hizo lo propio»). Este uso es ajeno a los demás romances, salvo el port. («tu próprio o fizeste», Moraes). Para propio sustantivado con el valor de ‘criado’ o ‘mensajero’, vid. Gillet, índice a su ed. de Torres Naharro.
DERIV.
Propiedad [propredad O y propiedad P, mejor para el verso, Alex., 2A22d; J. Ruiz]. Propietario [-pri-, Nebr.]. Apropiar [S. XIII, Boc. de Oro; Cuervo, Dicc. I, 575-7; «apropriar: hazer propio», Nebr.]; apropiable [1457, Arévalo (Nougué, BHisp. LXVI)]; apropiación; apropiado; apropiador. Expropiar; expropiación.
1 Propio nomine aparece ya en una inscripción de Roma en el S. IV d. C., CIL VI, 30123. ↩