PROA, de una antigua forma romance proda (hoy conservada en Italia), resultante de una disimilación del lat. PRĶRA íd. (tomado éste del gr. πρǠρα).

1.ª doc.: h. 1260, Partidas II, xxiv, p. 262; APal. «las proas de las naos» 391b, 423b.

También en Nebr.: «proa de nave: prora» (l2r°; pero s. v. viento emplea la forma latinizante prora); está también en doc. de 1492 de la Colección de Viajes de Navarrete (Woodbr.), y es forma de uso frecuente desde el S. XVI por lo menos (Aut.). También están bien arraigados el port., cat. y oc. ant. proa y el it. proda o prua1; especialmente son antiguas las formas it. y cat. [S. XIII, Crón. de Jaime I, cap. 57, etc.], pues se trata ante todo de un término mediterráneo; el fr. proue es préstamo, según Vidos, del it.; la vieja voz castiza en este idioma es l’avant, y este término atlántico se comunicó también a la Península Ibérica, por lo menos en combinaciones como trinquete de avante, que en port. ya se documenta h. 1540 (JoƟo de Castro, en Jal, 206b), por el mismo tiempo que el port. proa [Mendes Pinto, y varios cronistas del S. XVI, en Vieira]. Los materiales de que disponemos son demasiado escasos para escribir la historia de la denominación en iberorromance; lo único que podemos decir es que no es imposible que primitivamente el término atlántico fuese avante en tierras ibéricas, y que proa se tomara de un romance mediterráneo, seguramente el cat.; sin embargo, también cabría que el port. y gall. proa2 fuese autóctono; en cast. es algo más difícil, puesto que la -D- intervocálica se conserva casi siempre tras el acento, y por lo demás hasta el S. XIII casi todo el litoral iberorromance que no era de habla gallegoportuguesa o catalana se servía del dialecto leonés, que al parecer trataba la -D- intervocálica en forma parecida a estos dos romances, eliminándola normalmente. Luego proa puede ser préstamo de cualquiera de estas tres hablas peninsulares. En todo caso es seguro que el punto de partida fonético hubo de ser una forma disimilada *PRĶDA como la conservada en Italia, pues una disimilación eliminatoria de la -R- intervocálica no es fenómeno usual en romance.

DERIV.

Proal. Proejar [Oudin; h. 1640, Saavedra F.; otros ejs. del S. XVII, Fcha.], del cat. proejar. Proel [proer, h. 1260, Partidas II, xxiv, ed. Acad., p. 262; -el, Pérez de Hita, ed. Blanchard I, 96], tomado del cat. proer íd. Proís3 [doc. de 1430, Woodbr.; comp. proes ibid. en 1504] o proíza [éste y proís ya Acad. 1817] o proíz [1585, A. de Proaza, en Cabrera]: tomado del cat. proís [S. XIII], de donde también el port. proïz [fin S. XV]; en cat. viene, lo mismo que el it. prodese, prodeggio y otras variantes, de un lat. vg. *PRODԵSIUM, adaptación del helenismo PRYMNESIUM4, gr. πρυμνƲσιον, derivado de πρύμνα ‘proa’; V. mi artículo, Homen. a Rubió i Lluch III, 298-9. Aproar [1642, Ovalle].

1 Para la cuestión de la procedencia dialectal de esta última forma, que no está bien averiguada, vid. Vidos, Parole Marin., 548-51; Bertoni, ARom. XXII, 382; M. L. Wagner, VKR XII, 175-6.―

2 De éste quizá sea ac. figurada proya ‘especie de bólo (bollo) o torta’ (Sarm. CaG. 223r, Vall.) en pron. Dial. (soya ‘sola’), cf. bica ‘torta’ de bico ‘pico’.―

3 Proís no puede venir de un *PROJէCIUS derivado de PROJICEREarrojar’ (el «prohicius funis nauticus» de que nos habla GdDD 5230b parece ser invención de este autor, puesto que no está en el CGL, o a lo sumo podrá ser latinización de la voz romance por parte del autor de algún glosario muy tardío y sin autoridad).―

4 Comp. «prosnessium: funis quo navis in litore ligatur ad palum», S. Isidoro, Etym. XIX, iv, 6. Del cat. se tomaron también las variantes it. proisso [1549], proisse (Zaccaria).