POSMA, ‘pesadez, flema’, voz familiar, probablemente resultante de una alteración de pasmo en el sentido de ‘pasmado’; quizá se trate de una deformación intencionada, de carácter jergal, por trasposición de las dos vocales.

1.ª doc.: fin del S. XVIII, Terr., Gz. del Castillo, L. F. de Moratín; Acad. 1843, no 1817.

Terr. (¿h. 1764?) define «pesado, molesto»; Morcuende cita los dos pasajes siguientes pertenecientes, respectivamente, a los otros dos autores: «¡Me desespero! ¡Qué posma! Si la pillara / la ahogaría entre mis dedos», «¿Aún no se ha marchado el viejo? / ¡Qué posma!». En los tres ejs. más antiguos tenemos, pues, el uso de posma aplicado a persona. Es lo general; así también en Bretón de los Herreros: «ojalá en letras muy gordas / se imprimiera este suceso / para escarmiento de posmas, / y se circulara a todos / los pueblos de la redonda». La Acad., desde que admitió el vocablo, en la tardía fecha que he indicado, ha recalcado siempre que es voz familiar, definiéndola «persona lenta y pesada en su modo de obrar», y precisa que puede emplearse como adjetivo («hombre muy posma, muy preguntón», Luis Coloma) y como sustantivo, y en este caso tanto en calidad de masculino como de femenino; es así, pero lo común es que tratándose de hombres se diga un posma, aquel posma, como escribe ya Bretón de los Herreros: «―Buenos días, / amigo mío. (―Este posma / me faltaba)» (citas de Pagés). Además agrega la Acad. que también es femenino en el sentido abstracto de «pesadez, flema, cachaza», lo cual es, desde luego, mucho menos frecuente, tanto que sólo puedo apoyarlo, en la afirmación del andaluz Luis Montoto y Rautenstrauch (h. 1880): «ser un posma o tener mucha posma: equivale a ser un pelma o pelmazo»; es posible que esto último se diga en Andalucía (creo desde luego que es ajeno al lenguaje común), ya que Toro Gisbert en su colección de voces de esta región escribe «posma m. posmoso: ¡qué posma eres!», lo cual debe, al parecer, interpretarse en el sentido de que este adjetivo posmoso (no documentado por lo demás en otras partes) le es más conocido al autor que posma m.; ahora bien, posmoso presupone quizá el abstracto posma. Sea como quiera todo esto es mucho menos frecuente y debe mirarse como secundario.

Se han propuesto varias etimologías. Spitzer, RFE XIV, 250-1: «doit être emprunté du fr.: God. atteste des formes pausmer, palmer, paulmer...; posma représente prob. un chevauchement (peut-être, déjà français) de paumer et pasmer ou un développement analogue à fantosme de PHANTASMA; pour le sens, cf. Rieti pásima ‘asthme’: de ‘respirer difficilement’ il n’y a pas loin à ‘maladroit’ (cf. pasmado ‘encogido, torpe, soso, corto de genio’, courant dans l’espagnol familier)». Pero el propio Spitzer se arrepintió más tarde objetando que la o no era lo bastante clara1, y propuso (AILC II, 30-31) una evolución divergente de PĶMEX, -էCIS, ‘piedra pómez’, comparando para el sentido Lucca piumicio ‘blando’, que según Salvioni y el REW (6844) es también derivado de piùmice ‘piedra pómez’; la evolución fonética sería comparable a la del gall.-port. y leon. lesma ‘limaza’ (¿ < *LIMCE?). Últimamente Joseph M. Piel2 rechaza esta etimología observando atinadamente que a la ac. ‘blando’ de la voz italiana dialectal pudo contribuir la contaminación con PLUMA que sufrió el vocablo, y aunque este reparo no es decisivo (en vista de que el calabr. pùmice también es ‘blando’) sí me parece serlo la inverosimilitud semántica de la base ‘pómez’, objeto conocido por su ligereza de peso, para llegar a la idea de ‘flema, pesadez’. En consecuencia propone Piel el greco-lat. AP֊ZĔMA ‘cocimiento’, de donde el semicultismo cast. pócima3. También aquí podríamos hacer graves objeciones semánticas, pues la explicación de Piel de que se llegase a ‘flemático, pesado’ partiendo de ‘almidonado’ sólo se basa en el it. ǷǷima ‘almidón’, ac. que no ha tenido nunca el cast. pócima.

En realidad el defecto peor que tiene la etimología de Piel, tanto como las de Spitzer, es la de suponer un punto de partida demasiado antiguo para una voz tan reciente, y que siendo percibida por todo el mundo como un término vulgar y casi jergal, ha de ser de creación moderna; en estas condiciones es inverosímil la síncopa pócima > posma, y no lo es menos el partir de una variante del fr. antiguo (no hablemos ya del increíble POMEX > posma). Mucho más razonable es la idea de Spitzer de relacionar con pasmado, voz del mismo significado y de igual tono estilístico que posma. Podría pensarse en pasmoso > posmoso por dilación vocálica, y luego una regresión posma. También puede pensarse que posma sea abreviación jergal de *posmarote por pasmarote ‘estafermo’, pasmarota ‘acto de fingir la enfermedad del pasmo’ [Aut.]. Todo viene a parar en lo mismo. Y aun me parece mejor, puesto que de palabra jergal se trata, un fenómeno de criptolalia, de deformación intencional de pasmo en posma, comparable a las metátesis por «truquage» que encontramos ya en la germanía de Juan Hidalgo, como greno por negro y chepo por pecho. El posma fué primero el bobalicón distraído o de pocos alcances a quien engañaban los rufos. Que luego se atenuara algo el sabor jergal de posma y entrara en el estilo familiar, es algo que a nadie llamará la atención.

1 Lo que no es claro en realidad es que haya a un tiempo o y s, ya que pau(l)mer y pasmer se excluyen mutuamente.―

2 Revista de Portugal, Língua Portuguesa, vol. XIV, pp. 153-4.―

3 No sabe Piel que Tallgren supuso la identidad de posma con las palabras puezma y puezmo registradas por G. de Segovia (a. 1475) (p. 55), formas que le parecerían buena prueba de su idea, con su z y su < ֊. Lo malo es que ignoramos totalmente el significado de estos vocablos, sólo conocidos por este diccionario de rimas sin definiciones. La idea de Tallgren es muy poco verosímil siendo así que posma es ajeno a los dicc. del período clásico, y todavía a Aut.