PORCELANA, del it. porcellana, propiamente ‘cauri, molusco de concha blanca y brillante’, aplicado a la porcelana por el parecido y por haberse creído que se hacía con esta concha, pulverizada; en su sentido primitivo porcellana se ha creído derivado de porcella ‘lechona, cerdito hembra’, por comparación de la raja de este molusco con la vulva de aquel animal, pero como porcellana significa además ‘verdolaga’, es probable que en sus varias acs. venga del lat. vg. PORCELLAGէNE, deformación del lat. PORTULACA (vulgarmente PORCLACA, PORCILLACA), nombre latino de la verdolaga, derivado de PORTULA ‘puertecilla’, por la abertura característica de la verdolaga y del cauri.

1.ª doc.: porcelana de Portugal, 1539, A. de Guevara, ed. 1895, p. 53 (cap. 2); exp. de Legazpi a Filipinas de 15651.

El cast. porcelana es frecuente en su sentido más común desde princ. S. XVII (Covarr., L. Muñoz, etc.); Terlingen cita otro ej. de Francisco Pacheco (1649), donde al parecer se habla a un tiempo de la concha o molusco y de una vasija. En efecto, pronto se tomó porcelana como nombre de una vasija (primero hecha de porcelana), así ya a princ. S. XVII (Argensola, Paravicino, Aut.): de ahí actualmente porcelana, borcelana y borsolana, variantes empleadas todas ellas en el sentido de ‘jofaina, palangana’ en Extremadura, Méjico y Canarias (Cuervo, Disq. 1950, 565; Espinosa, Arc. Dial. 19; Toro G., BRAE VII, 621; M. L. Wagner, RFE XII, 84): la variante en b- se debe a contaminación de borcellar ‘borde de una vasija’.

El port. porcelana aparece desde principios del S. XVI, en Duarte Barbosa († 1521) y en Mendes Pinto (h. 1540): V. las citas de éste y otros en Vieira y en G. Viana, RH XI, 1592; pero, a pesar del activo comercio portugués con la China y el Japón, desde princ. S. XVI, no hay que pensar en un origen portugués del vocablo, como lo muestra ya la terminación no portuguesa -ana, y además la aplicación exclusiva del port. porcelana a la loza fina de China, sin las demás acs. También es préstamo, aunque ya antiguo, el fr. porcelaine, documentado para la loza fina desde el S. XIII, en el original de Marco Polo, aunque debió de ser voz poco usada en este idioma, puesto que Bloch no la señala hasta el S. XVII.

En efecto, el vocablo no presenta caracteres autóctonos más que en los romances propiamente mediterráneos: el cat. y el it. En cat. es porcellana, con ll palatal3; como nombre de la loza de China se halla ya en el S. XV (como asegura Ag.), y ya en el Consulado de Mar (S. XIV o XIII): «item, de porcellanes4 gobes 12 quintars per esportada» (ed. Moliné, cap. 45); pero en catalán el vocablo significa además: 2) ‘verdolaga’ (ej. del S. XVI en Ag.), y 3) porcellanes ‘lamparones, tumor escrofuloso’, documentado con gran abundancia desde la E. Media, y ya en el S. XIII, en Lulio («conservar cabeys en cap bubelós es acustumar humors a pujar a ensús; e per assò destruu-se lo cervell, e ha hom àvol alèn e àvols dents e àvols ulls, e glànoles e porselanes e molts altres mals», Doctrina Pueril, ed. Gili, p. 254).

En it. volvemos a hallar la ac. 2, y en el sentido de ‘loza fina chinesca’ aparece ya en la trad. trescentista de Marco Polo («delia città di Tingui non si ha da dir altro, se non che in quella si fanno le scodelle e piadene di porcellane»); Marco Polo emplea además porcellana en el sentido (4) de ‘cauri, molusco de concha blanca y brillante, empleada en Oriente como moneda’5. El traductor de Marco Polo al it. agrega que con estos moluscos se hacían las scodelle (de porcelana); y esta creencia vulgar la confirman Barbosa y Escalígero (S. XVI), con leves modificaciones, pues éste asegura que primero se pulverizaba la concha, y aquél dice que se tenía enterrada bajo tierra: explicaciones con que estos autores tratan de conciliar la tradición etimológica con el hecho, ya bien conocido por entonces en Europa (y referido por el propio Marco Polo), de la fabricación de la porcelana con cierta tierra fina del Imperio Chino.

Para la etimología de la palabra porcellana esto importa poco, puesto que está fuera de dudas que el sentido primario fué el de ‘cauri’ y que la trasmisión a la loza fina se explica por aquella creencia vulgar, apoyada en la brillantez y tersura que son comunes a la porcelana y al cauri. En efecto, la loza chinesca sería ya conocida en Europa antes del regreso del famoso viajero veneciano, según lo indica la aparición en el Consulado de Mar; y en ello no hay dificultad, pues nos consta por un extracto del Idrisí (S. XII), redactado en el S. XIII, que ya las naves orientales llevaban entonces los «vasa sínica» al puerto árabe de Aden6. Desde los puertos mediterráneos de Levante importarían pronto los traficantes italianos y catalanes el precioso artículo a los mercados europeos, y al mismo tiempo le dieron nombre con un vocablo popular bien conocido en sus idiomas: desde ellos se propagó a las varias lenguas occidentales; la forma cast., concretamente, ha de venir del it. en vista de la -l- no palatal. Hasta aquí se acepta hoy unánimemente la etimología de Mahn; sólo empiezan las dudas cuando se trata de explicar el nombre porcellana ‘cauri’ como derivado de PORCELLUS. Mahn acepta la sugestión de Gessner y Ménage: la raja o abertura del cauri se comparó con las partes genitales de la mujer, llamadas porcus en latín; pero no hay datos de que tal denominación haya pasado al romance, ni menos de que en este sentido se haya empleado el diminutivo PORCELLUS, necesario para el caso; el DGén. y varios etimólogos más recientes prefieren la comparación con la vulva del puerco hembra: esto no parece tan natural, pero es concebible, y hay otras comparaciones sexuales indudables que conciernen al cerdo; sin embargo, es extraño que se partiera precisamente de porcella ‘lechona’ y no del animal adulto (pues no es cierta la afirmación de Mahn de que en it. esta voz designe la puerca). No es, pues, extraño que hayan surgido dudas y que varios (como el NED y Sainéan, BhZRPh. X, 97) se expresen con gran cautela.

Por otra parte, el catalán porcellanes ‘lamparones’ muestra inequívocamente que, en una forma u otra, hay relación con PORCUS (comp. el lat. scrofulae junto a scrofa ‘puerca’). A mi entender, la verdadera explicación nos la sugiere el cat. e it. porcellana en el sentido de ‘verdolaga’, planta que lleva el nombre de PORCELLAGO en un antidotarlo galo-latino de h. 900 (Bull. Du C. 148) y PORCILLAGO en Oribasio (S. VI), PORCIL(L)ACA en Plinio y Dioscórides, PORCACLA en T. Prisciano y glosas, PORTULACA en latín clásico, desde el so tiempo de Varrón (Walde-H.; Ernout-M.; REW 6662, 6679; M-L., Einf. § 135). Es sabido que PORTULACA deriva de PORTŬLA por la abertura característica de la cápsula de semillas de la verdolaga, que en vulgar esta voz pasó fonéticamente a *PORCLACA y que ahí intervino la etimología popular PORCUS alterando esta forma, ora en PORCACLA, ora en PORCILLACA, y finalmente PORCILLAGO, -AGINIS, con el sufijo característico de los nombres de plantas. Ahora bien, la raja o abertura se hallaba asimismo en el cauri: de ahí la identidad de nombre. Esto además tiene la ventaja de explicarnos la terminación -ana, continuación regular de -AGէNEM en muchos dialectos italianos, occitanos y aun catalanes (it. dial. piantana PLANTAGէNEM, lantona < LENTAGէNEM, oc. sartana SARTAGINEM, cat., port. y cast. espadana, -aña, SPATAGINEM, cat. tintilaina TINCTILAGINEM, etc.).

DERIV.

Porcelanita.

1 Impreso en Barcelona 166, p. 2: «un junco cargado de porcellanas, y mantas y lienços pintados, y otras cosas de la tierra».―

2 Tiene también interés documental el largo artículo de Bluteau. En cuanto a cavallo russo porcelana «azul rodado, palpado», que éste cita de GalvƟo (S. XVII), se explicará por porcelana en el sentido de ‘esmalte blanco con mezcla de azul’, para el cual vid. Aut. Cf. además los datos históricos y de realia reunidos por Sarm. CaG. 232v, 233r.―

3 Forma de uso constante, desde la Edad Media hasta la actualidad, aunque en Barcelona, como nombre de la loza, se había introducido la variante castellana porcelana. Pero lo tradicional era porcellana, aun en fecha moderna (V. testimonios de los aa. 1900 y 1901 en el folletín de La Renaxensa, de estos años, pp. 466 y 758). Porcellana como forma valenciana en Sanelo (S. XVIII).―

4 Y porcelaries, variante ms., que debe de ser errata.―

5 Friederici, Am. Wb. 523-4, aduce documentación de este sentido en varios idiomas.―

6 Saco parte de la documentación del trabajo básico de C. A. F. Mann, Etym. Untersuchungen, 1854, pp. 11-15, que es a quien se debe en lo esencial la etimología de porcelana.