PLAYA, del lat. tardío PLAGէA íd., y éste probablemente del gr. πλάƔια ‘lados, costados’ (pl. de πλάƔιος ‘oblicuo’, ‘transversal’): de ahí se pasó a ‘ladera’ y luego ‘costa marítima’.

1.ª doc.: playa y praya, med. S. XIV, Poema de Alf. XI.

Donde se lee: «los puertos non nos detenga, / e fallarnos han consigo / en las prayas de la marisma» (1313b), «vio Çepta como yasia, / las torres bien blanqueando; / todas las torres bien mira / e los puertos fué pasar, / en las playas de Algesira / su pendón fiso posar» (2132c); además prayas 1446b, 2014d. No parece haber sido palabra muy generalmente conocida en la E. Media, pues no puedo citar ejs. en otros textos medievales castellanos, no figura en los glos. de h. 1400, en APal., Nebr. ni PAlc. Sin embargo está ya en una relación de 1492 (Woodbr.), en C. de las Casas (1570), Oudin, Covarr., y Aut. cita muchos ejs. clásicos de playa y sus derivados. Por lo menos desde entonces ha debido ser palabra de uso general, y lo sería ya desde fecha remota en las zonas costeñas, por lo menos en las del Sur de España. En efecto, en 1154 el Idrisí, que era de Ceuta y vivió en España, emplea ya un par de veces Ȑablâya en el sentido de ‘orilla del mar llana y descubierta’ (Dozy, Suppl. I, 3), y pronto debió de arraigar este mozarabismo en el árabe de aquella región, pues hoy es usual plâya en Marruecos (Lerchundi).

El port. praia es ya frecuente en los clásicos de este idioma, al menos desde med. S. XVI (1526, Crón. de D. Nuno Alvares Pereira, ed. de 1972, p. 49: «la praia do Tejo»; J. de Barros, y ejs. en Vieira). El cat. platja ya era medieval: lo encuentro en el Consulado de Mar (plaja, cap. 155), cuyo texto si no es del S. XIII no será posterior al XIV, en una carta valenciana de 1448 (platja: N. Cl. IX, 5 93.12), y Ag. da varios ejs. del S. XV; la repartición dialectal de las dos formas plaja y platja corresponde correctamente al tratamiento de -GI -J- intervocálicas1. En cambio es un hecho que el fr. plage es muy tardío [1481] y en su tratamiento fonético presenta señales inequívocas de estar tomado del it. En Italia piaggia vuelve a tener arraigo muy antiguo, pues es de uso general desde los orígenes del idioma literario, y en la documentación latina de este país, presenta señales de arraigo desde fecha muy remota; por esta razón, y por la mayor variedad semántica que presenta en estas tierras, ha habido cierta tendencia a creer que el vocablo pudo propagarse desde Italia a los demás países romances, en lo cual ha influído sobre todo el carácter manifiestamente advenedizo del fr. plage, y la falta de palatalización del grupo PL- en hispano-portugués. Así cree M-L. (REW 6564) que en fr. y cat. es préstamo del it., y que en port. y cast. lo es de un oc. plaia. Ahora bien, la única forma documentada en lengua de Oc es en realidad plaja (mod. plajo), y en este idioma el vocablo parece ser tan tardío como en francés2, pues ni Levy ni Raynouard traen documentación medieval3.

Luego es preciso rechazar decididamente el supuesto origen occitano de la forma hispano-portuguesa; por otra parte, la -y- de estos idiomas no se explicaría tampoco por un préstamo del cat. ni del it.; en rigor sería posible admitir que se tomara del calabrés-tarentino praia, pero en vista de la presencia del vocablo cast. en un texto del S. XIV, toda procedencia it. se hace improbable, y la antigüedad y evidente autoctonía de nuestro vocablo así en cat. como en mozárabe es indicio de que debe de ser autóctono en territorio hispánico: para explicar la falta de palatalización del grupo PL- basta suponer que fuese antiguo en las costas andaluzas y algarbeñas y que de allí se propagara a todo el cast. y port. Luego más bien será mozarabismo que occitanismo.

Acerca de la etimología, hay que empezar sentando que plagia en el sentido cast. se halla ya claramente en S. Isidoro, donde por lo demás es un neutro plural («pelagus autem est latitudo, mare sine litore et portu; graeco nomine, ęπò τοǢ πλαƔίου, hoc est a latitudine dictum, unde et plagia, eo quod sint importuosa», Etym. XIII, xvi, 10); además San Gregorio, en el a. 600, habla de la Plaia de Nápoles, y otros autores de la latinidad tardía emplean plagia como fem. sing. en un sentido no del todo explícito, pero de todos modos topográfico («statio est quam plagiant dicunt» en Servio; análogamente en el Itinerario de Antonino y en Notas Tironianas: ALLG XII, 57; Sofer, 150-1). En el Sur de Italia la documentación de plagia se hace muy frecuente desde la alta Edad Media, desde el a. 779, ininterrumpidamente hasta la época romance; en los más antiguos de esos textos el sentido, empero, es más bien ‘ladera’, ‘pendiente suave’, y suele referirse a los costados de las montañas (plaga montis, muy frecuente), otras veces parece tratarse de una explanada descubierta en el interior del país (curia in plaga publica en docs. de 1121 y 1127); pero no tarda mucho en aparecer la ac. isidoriana y romance de ‘costa llana’, que se documenta en las costas de Campania desde 996.

Nada tiene de extraño esta especialización de sentido, puesto que también el lat. C֊STA, propiamente ‘costado’, pasó a ‘pendiente, cuesta’ y por otra parte a ‘costa del mar’. Además en la misma región italiana se halla antiguamente un masculino plaium, plaiu, con el sentido de ‘ladera’, frecuente desde 917 hasta mediados del siglo siguiente.

Aebischer, que exhumó esta importante documentación (VRom. I, 225-34), tiene sin duda razón al creer que ella obliga a asignar un papel decisivo al gr. πλάƔιος ‘oblicuo’, ‘transversal’, en plural πλάƔια ‘lados’, ‘costados’, en la etimología del romance playa, como por lo demás había ya afirmado M-L. Por otra parte Gröber, el DGén., Gamillscheg, Bloch, Spitzer (ARom. VII, 514-6) y otros preferían partir de un *PLAGĔA, derivado del lat. PLAGA ‘paraje, comarca’4; en fin, Aebischer, opinando que por el sentido esta base es preferible a la etimología griega (quizá también para no desmentir del todo a tan numerosos y respetables contradictores), se inclina a creer que hubo un cruce de PLAGA con πλάƔια.

No creo aceptable esta razón semántica, pues un vocablo de sentido tan vago como ‘paraje’ es poco adecuado para llegar a ‘playa’, mientras que el paralelo de C֊STA prueba indiscutiblemente que no hay la menor dificultad en derivar esta ac. de la de ‘costados’ que posee la palabra griega: la playa es el ‘costado’ del mar, como lo es también de la tierra. Por otra parte bien puede decirse que PLAGA no ha dejado descendencia romance (el REW sólo cita un derivado en Velletri y otro en serviocroato, que por lo demás no son de etimología evidente); finalmente ∏λάƔια es frecuente como nombre de lugar en Grecia, plági o pláyi valen «terreno da pascolo in pendio» en el griego de Calabria, y plaio «estensione aperta di terra» se encuentra en antiguos documentos de Bari, todo lo cual decide a Rohlfs (EWUG, § 1717, y ASNSL CLXXI, 275) y Wartburg (Bloch, 2.ª ed.) a admitir esta voz griega como único étimo de nuestra voz romance.

Creo que podemos aceptar esta conclusión, y lo único que podríamos oponerle son los cinco ejs. de plaga o plaga maris en el sentido de ‘playa’ que Aebischer cita de textos del Sur de Francia; de todos modos esto no es prueba decisiva de que PLAGA o sus descendientes se emplearan en el lenguaje vivo con el sentido de ‘playa’, pues bien puede tratarse de una falsa latinización del tipo romance PLAGIA por parte de notarios conscientes de que esta palabra es ajena al latín correcto. Además ya M-L. llamó la atención sobre los testimonios vivos de un masculino PLAGIU que, con sentido no marino, poseen varias hablas balcánicas y del NE. de Italia, los cuales corroboran el étimo griego: rum. plaĭŭ ‘colina’, ‘ladera de montaña’, ‘prado’, ‘costa, playa’, splaĭŭ ‘muelle’ (Pascu, ARom. VII, 567; Graur, Bull. Ling. de Rosetti IV, 62ss.), svcr. plâg ‘llano pequeño al pie de la montaña’ (notable la g) (Skok, ZRPh. XLI, 152), Veglia plui, Belluno piai ‘pendiente’.

Agregaré que es posible que estas acs. orográficas hayan existido en otras partes de la Romania, y especialmente en cast., aunque debemos reconocer que los testimonios no son inequívocos, y que la ausencia de las mismas en Francia, Cataluña y Portugal, y su escasa extensión en cast., aumentan las dudas. En cuanto al N. de Italia, se notan 15 ejs. de Plagia o Splagia como nombre de pastizales o laderas en el Valle de Poschiavo; pero faltan del todo en el resto de los Grisones (a no ser un Plagian aislado de Val Bregaglia: vid. Planta-Schorta): esta localización en un solo valle podría sugerir una traslación de sentido moderna.

En la Arg. playa es cualquier paraje abierto, llano y desembarazado, como las explanadas frente a la puerta de los ranchos o a la boca de las vizcacheras, las que sirven para un rodeo de ganado, los andenes ferroviarios y lugares para el estacionamiento de autos, etc. (AILC I, 9, 28); se trata de una expresión llena de vida y que ha dado abundante derivación: desplayado m. y adj. ‘descampado, lugar despejado’, playo adj. ‘plano’ (plato playo, bordes playos, etc.), y los menos frecuentes playo m. ‘explanada’5 y aplayarse (Toro G., BRAE IX). Lo sospechoso en cuanto a la antigüedad de todo esto es que no sólo es ajeno al cast. de España, sino también muy poco extendido por América, pues sólo encontramos playa ‘espacio ancho y despejado’ en Venezuela (Alvarado), y playazo ‘caída a todo lo largo del cuerpo’ en Sto. Domingo (BDHA V, 186; ‘caída’, Brito)6.

Tampoco es claro que de ahí salga explayar ‘ensanchar, dilatar’, aunque este supuesto podría apoyarse en el adj. EXPLAIUS, que aparece en agrimensores latinos, pero lo más probable parece que el sentido primitivo de explayar fuese el documentado en portugués ‘extenderse rápidamente como hace la marea por la playa’ (V. mi artículo).

Finalmente es verdad que algo análogo al uso argentino parece hallarse en Pz. de Hita: «aunque la mar de Vera es playa, tiene muy buenos desembarcaderos muy cerca, como son el puerto de las Águilas» (ed. Blanchard II, p. 136), donde se trata de un ejército, para cuyo desembarco es preferible un puerto en costa acantilada a una playa o litoral de aguas someras. Parece, pues, que ya en Pérez de Hita se halla playo adjetivo, como en la Arg., y esta mayor amplitud semántica en un autor murciano del S. XVI puede coincidir con la antigüedad de playa en el Sur de España y con la gran influencia andaluza en el vocabulario americano; quizá algo del sentido más amplio de playa se conserve todavía en Marruecos, puesto que un autor del S. XIX escribe con referencia a este país «a troop of these haughty cavaliers assembled with their chiefs almost daily on the playa, or parade» (Dozy, l. c.). Sin embargo todo esto es algo vago, esporádico y equívoco, y el pasaje de Pérez de Hita parece mostrar precisamente en qué forma secundaria nacería el adj. argentino playo: al principio se diría «la costa es [una] playa», luego se entendería la costa es playa como adjetivo ‘plana, no accidentada’ y finalmente se extendería a otros sustantivos cualesquiera. En definitiva, pues, lo más probable es que las acs. ortográficas de playa en América se deban a una ampliación semántica tardía, que cuadra bien con la gran expansión americana del vocabulario marítimo (V. mi artículo citado arriba, de AILC).

DERIV.

Para playo, desplayado, playazo y otros derivados americanos, V. arriba. Playado. Playazo ‘playa grande’. Playero ‘pescadero que viene de la playa’, cub. ‘habitante de una playa’, ‘pillete de playa’ (Ca., 212); playera [fin S. XIX, Juan Valera, Mariquita y Antonio: «una copla de playeras, de las más sentimentales»]. Playón. Playuela. Aplayar. Desplayar.

1 Plaja corresponde a todo el obispado de Gerona, platja al de Barcelona, lo mismo que correja ~ corretja (CORRIGIA), pruïja ~ pruïtja, lleja ~ lletja, etc. Es verdad que plaja es también lo que se dice en Mallorca (BDLC XIV, 29; Amengual), donde por lo demás hay formas en tj.―

2 Es verdad que plagia aparece en el bajo latín de Narbona en 1250 (Du C.). De todos modos Narbona es casi catalán.―

3 El Levy pequeño trae, sin embargo; «plaia: plage», lo que significa que este erudito encontró a última hora algún ej. medieval; por lo general, en este caso se trata de textos tardíos del S. XV. No hay por qué escribir con i, sino con j, pues ningún texto medieval distingue los dos fonemas, y hoy el vocablo tiene j en provenzal.―

4 De aquí el cultismo cast. plaga ‘clima’, ‘rumbo’, nunca frecuente y hoy anticuado.―

5 «Un nuevo estampido lo dejaba ‘duro’ sobre el playo del paso», F. Silva Valdés, La Prensa, 18-V-1941.―

6 Otros muestran claramente su carácter de ampliación partiendo de la playa marítima: Tabasco playa o playería ‘terreno inundable, propio únicamente para la cria de ganados’ (Malaret).