PASTECA, ‘especie de motón grande de una sola garrucha’ voz náutica mediterránea de origen incierto, probablemente del cat. pasteca ‘sandía’, de origen arábigo, por comparación con la forma oval y el gran tamaño de este fruto.

1.ª doc.: h. 1573, E. de Salazar (Terlingen, 263).

Aparece después en García de Palacio (1587), Aut., en un doc. de 1614-21 (Jal), etc. Los más antiguos testimonios hispánicos son catalanes: «24 talles... e 4 bigotes... e 4 pasteques, la una de dos ulls, les tres petites ab una polige», invent. barcelonés de 1489 (Moliné, Consol. de Mar, p. 370); con la grafía oriental pesteca sale varias veces en invent. de 1467 (Ag.). Del catalán se tomaría probablemente la palabra castellana. Es voz común a los varios romances mediterráneos: oc. pastèco f., it. pastecca (de donde el vocablo pasó al neogriego, al árabe de Egipto, al rumano, etc.). En francés pastèque se documenta desde 1382, pero allí ha de ser préstamo de un idioma meridional. El ej. más antiguo se anota en Italia, pasterca en doc. latino de Nápoles del S. XIII; vid. Vidos, Parole Marin., 518-9-. Éste declara que es de origen desconocido.

Pero en Cataluña ha existido pasteca ‘sandía’, documentado en el siglo XVI por Aguiló (también albudeca en catalán y castellano), de donde pasó al oc. pastèco y al fr. pastèque [1732; patèque, 1512]; es un representante del ár. biƫƫîȟia o baƫƫîȟa íd., que dió también el port. pateca [1527]1; la b- debió cambiarse en p- en parte por ultracorrección de la tendencia arábiga a cambiar la p- en b-, en parte quizá por influjo de un vocablo romance como pata o pasta; a éste pudo deberse también la s secundaria de pasteca, aunque quizá es preferible explicarla por una diferenciación de las dos ƫƫ tal como la ocurrida en cast. hasta < ár. Ʌáttà2. Ahora bien, no es de creer que pasteca ‘motón’ y pasteca ‘fruta’ tengan orígenes diferentes: lo verosímil es que aquél tomara nombre de éste por comparación de forma, a causa del contorno más o menos oval de los motones grandes, y también porque la pasteca es tanto mayor que los demás motones, cuanto la sandía es mayor que los demás melones. Seguramente el vocablo nació en catalán, por donde penetraría este arabismo, y desde allí se propagaría a los demás idiomas. Un estudio más detenido del vocabulario náutico del catalán medieval permitirá seguramente documentar pasteca antes del S. XV; mientras tanto no podemos dar esta etimología como segura del todo, pero sí como sumamente probable3.

1 Dalgado, 191-2. No hay razón para admitir, con este erudito, que los portugueses aprendieran el vocablo en la India (menos todavía para creer que lo tomaran de una lengua índica, como dice Bloch). La sandía tiene antiguo nombre arábigo en castellano y catalán, y es también de procedencia europea su otro nombre portugués balancia o melancia, del hispanoárabe balensîya, propiamente ‘valenciana’. Ya Fr. JoƟo dos Santos en 1608 habla de la misma como de un fruto generalmente conocido en Portugal. Que pateca fuese aplicado especialmente a la variedad índica de sandía no prueba que el vocablo no se conociera en Portugal antes de Vasco de Gama. También Schuchardt (Wiener Sitzungsber., CXXII, xii, 56-57n.) pensó, con vacilaciones, en un origen malayo.―

2 Desde luego es inadmisible el supuesto de Bloch de que la s naciera en francés por una falsa ortografía; a lo cual se oponen la forma catalana y la occitana.―

3 Si se confirmara que en Italia es más antiguo que en catalán, y si pudiera probarse que la variante napolitana pasterca tiene existencia real, se plantearía la cuestión de si puede ser un lat. vg. *POSTĔRէCA, derivado de POSTERUS ‘posterior’; esta denominación podría aludir a la muesca o abertura que se hace a una de las caras de la pasteca para facilitar el movimiento del cabo de cuerda (BDC XII, 55), comparada a una puerta trasera (POSTERŬLA, fr. poterne, REW 6689). Entonces sería preciso admitir que el vocablo partió del Sur de Italia, donde la O pretónica se convierte en a. Pero faltaría explicar el cambio de -erca en -ecca; y como la forma con r es un hápax, es más probable que sea errata de lectura o a lo sumo variante secundaria.