PARCHE, tomado del fr. ant. parche o parge ‘badana, cuero’, procedente del lat. PARTHէCA PELLIS ‘cuero del país de los Partos’, ‘tafilete’.
Covarr.: «el pegado que se pone sobre la herida cuando ya está para cerrarse»; Oudin: «un petit emplastre, plaque». En este sentido ya figura un par de veces en la 2.ª parte del
Quijote (xxv, 96; xl, 150), y
Aut. trae ejs. del S. XVII; además significa, según este diccionario, ‘pergamino o piel con que se cubren los tambores’ [1615, Villaviciosa]. Hay un primer ejemplo de la variante
parge en invent. arag. de 1444 («hun cinyel de
parge morado, con fiviella e cabo»,
BRAE II, 557), variante que es frecuente en francés y también en catalán antiguo (donde ya se documenta en texto latino de 1308). God. (V, 768) sólo trae ejs. de
parge (SS. XIV-XVI); para fr.
parche, vid.
Rom. XXI, 449ss.; XVIII, 151, 472. Indicó correctamente esta etimología G. Paris,
Rom. XXVII, 161-2. Del francés se tomó asimismo el vasco
bartx,
fartz,
partz, ‘liendre’, probablemente (Schuchardt,
ZRPh. XI, 503). En francés el vocablo cayó en desuso en el S. XVI, pero no sin haber influido antes sobre
PERGAMୱNUM ‘pergamino’, convirtiéndolo en
parchemin1.
Ya en la Antigüedad latina eran famosas las pieles párticas.