PALLAR, arg., urug., chil., ‘improvisar coplas, en controversia con otro cantor y con acompañamiento de guitarra’, primitivamente ‘entresacar la parte más rica de los minerales’, tomado del quich. páྊaȳ ‘recoger del suelo, cosechar’; el cambio de significado se explica porque el pallador elige las palabras más apropiadas para su réplica como el minero escoge la parte mejor del mineral.
1.ª doc.: pallar, en la 2.ª ac. 1585, L. Capoche, Rel. gral. del asiento y villa imper. de Potosí (Nougué, BHisp. LXVII); 1637, A. A. Barba, libro publicado en Potosí; Acad. 1803; payar, 1.ª ac. 1855, Ascasubi, Paulino Lucero.
La etimología de este vocablo ha dado lugar a interminables disquisiciones, enumeradas por Lenz (Dicc. 549-51, 889), Tiscornia (M. Fierro coment., 454) e I. Moya (Romancero II, 417-8). Casi todas estas teorías carecen absolutamente de valor y deberá verlas el curioso en los libros citados; aquí me abstengo de discutir etimologías que buscan el origen de esta moderna palabra criolla en el griego o en el provenzal antiguo, o que suponen procesos semánticos descabellados, o evoluciones fonéticas desusadas2. La etimología de Lenz, que he aceptado arriba, es la única admisible, aunque su autor no la defendió bien desde el punto de vista semántico3. Pallar en el sentido primitivo es palabra bien conocida, registrada por la Acad. desde princ. S. XIX; este término de mineros hubo de alcanzar una gran popularidad en países tan ricos en minas como la Arg. y Chile, sobre todo en las zonas septentrionales de ambos; el sustantivo palla ‘selección de los minerales según la ley de los mismos’ está bien documentado así en el Norte chileno (Echeverría Reyes) como en Catamarca (Lafone) y otras provincias argentinas del Norte.
En el concepto popular y en el que el pallador tiene de sí mismo, este poeta procede a una selección de palabras y conceptos, pues la pallada ha de ser siempre ingeniosa e intencionada para lograr el aplauso del público; también es muy frecuente que en estas controversias o «tensones» poéticas, el que contesta recoja y esgrima contra su contrario una de las palabras, y a veces una de las frases, que el proponente empleó; V. la pallada de Martín Fierro contra el moreno (II, 4079 y ss.) y la de D. Javier de la Rosa contra Tahuada: nótese en ésta, p. ej., la repetición de las voces tardó, vara, difunto, fuerzas, Paraíso, tetas, alto, y de las frases el gallo a la sartén pica y cuatro reales, que empleaba el Mulato y le retruca D. Javier en casi cada una de las coplas sucesivas. Luego el poeta criollo va seleccionando palabras e ideas en la improvisación de su competidor, en forma muy comparable a como procede el minero con el mineral que va separando de la ganga. Y era natural que estos improvisadores criollos recibieran un nombre sacado de una actividad tan criolla y arraigada en el terruño como la minería, heredada de los Incas.
DERIV.
Palla chil. ‘controversia poética del tipo descrito’, arg. y chil. ‘selección de minerales’; de ahí el derivado pallero empleado por pallador en algunos puntos de Chile (según comunicación particular); en lugar de palla en la primera ac. se dice pallada en el Río de la Plata. Pallador. Pallaco chil. ‘el mineral que se recoge en los desmontes de las minas’, del derivado quich. paྊákuଖ ‘recoger para sí’; pallaquear chil., per., arg. (Carrizo, Canc. de Tucumán, s. v. payaquiar) ‘separar los minerales según la ley’, ‘recogerlos en los desmontes de las minas’, en Chile además ‘recoger espigas perdidas en el campo, espigar’. Pallón [Acad. ya 1817].
1 Grafía que sin razón califican de errónea V. G. Calderón y II. D. Barbagelata en RH XL, 541.― ↩
2 Mencionaré sólo la etimología de Tiscornia, que derivaba de payo ‘rústico’, y la de Z. Rodríguez, prohijada por la Acad., que parten de un «quichua paella campesino». Por el sentido ambas son poco satisfactorias, pues no hay relación necesaria entre la rusticidad y el payador, que a los ojos del pueblo, autor de las palabras, figura precisamente como hombre de ingenio y aun de cierta cultura rudimentaria. Por otra parte payo, palabra de origen portugués, nunca fué de uso general, en España, y no sé que jamás se haya empleado en América. Por lo demás, el propio Tiscornia acepta la etimología quichua en su libro posterior, Poetas Gauchescos, B. Aires, 1940, p. 336, de donde saco algunas de mis citas. En cuanto a la supuesta palabra quichua de Rodríguez, ya indicó Lenz que jamás ha existido tal palabra en este idioma.― ↩
3 No es verosímil que se pasara de ‘recoger’ a ‘recoger el desafío’, pues pallar no es ‘aceptar el reto’, sino ‘componer versos’; ni tampoco que la palla fuese primitivamente un canto de cosecha. ↩