PALISANDRO, ‘madera dura y compacta del Jacaranda Brasiliana y árboles afines’, tomado del fr. palissandre y éste del neerl. palissander, antiguamente palissanten, que a su vez es corrupción del cast. palo santo, propiamente nombre del Guayacum officinale, otro árbol americano de madera dura y compacta.
1.ª doc.: Acad. 1914 o 1899.
No se conocía hasta ahora la etimología de palisandro: el DGén., Gamillscheg, Bloch y Larousse coinciden en sugerir que procede de una lengua indígena de la Guayana holandesa; el dicc. etimológico neerlandés de Franck se limita a decir que es de origen sudamericano. Pero me parece evidente que ha de tratarse de una deformación del cast. palo santo, aunque éste sea el nombre de un árbol americano diferente, el Guayacum Officinale o Guayacum Sanctum L.; el traslado de denominaciones de árboles americanos a otras especies es un hecho corriente, que ha ocurrido conocidamente con el propio guayacán o Guayacum, nombre aplicado en Chile y en el Plata a la Porlieria Hygrometrica y a la Caesalpinia Melanocarpa (Friederici, Am. Wb., 284-5). La dureza y consistencia compacta de la madera del guayacán es proverbial, como que por ella se da en Cuba el nombre de guayacán al duro o moneda de cinco pesetas (Ca., 227), y ya Aguado en Venezuela h. 1565 nos habla de un rollo o cilindro de madera dura, hecho de guayacán, como los que emplean pasteleros y chocolateros. El Diccionario de Comercio de Jaime Boy (1840) nos informa de que el palo santo o guayaco «sirve para muchas labores de taracea» y «para fabricar varios muebles, como morteros, camas, poleas, tornillos, etc.»; según el Diccionario de las Indias occidentales de Alcedo (1789) la madera del palo santo o guayacán «is very ponderous, and the texture solid and compact». Mientras que por otra parte Soares de Souza (a. 1587) nos dice que el palisandro o madera del Jacaranda «é muito dura e muito pezada e nƟo se corrompe nunca sobre a terra», y la Acad. confirma que el palisandro es la «madera del guayabo, compacta y de hermoso color rojo oscuro»: ignoro la fuente de este dato, pero como nadie ha mencionado el guayabo con relación al palisandro, es sumamente probable que tengamos ahí una errata por guayaco. Sea como quiera, queda demostrado de sobra que era fácil confundir el guayacán o palo santo con los árboles que producen el palisandro, dada la semejanza de sus propiedades, y la confusión era tanto más fácil en un país poco e irregularmente colonizado como la Guayana Holandesa, debida a la extraordinaria popularidad del guayacán por su empleo providencial contra las enfermedades venéreas, que es precisamente lo que le confirió el nombre de palo santo.
El hecho es que en el más antiguo testimonio neerlandés de la voz que hoy en día es palissander-hout (hout ‘madera’) hallamos la forma reveladora palissanten hout, en el Bankket-werk de J. de Brune, publicado en 16581. Por lo demás, a la deformación de palo santo en palissander pudo contribuir la semejanza con el nombre del sándalo o palo sándalo, como le llama Boy, procedente de la India Oriental y de Indonesia, y cuya variedad blanca, según este autor, se emplea «en obras de taracea y demás de ebanistería». Aunque todas las fuentes que hablan del palisandro indican su procedencia americana, y por lo tanto prueban que el vocablo ha de proceder del palo santo, la confusión comercial con el sándalo parece ser un hecho, pues repetidamente se alude a la madera olorosa del palisandro.
Palo santo es nombre muy antiguo, ya empleado por Fz. de Oviedo en 1526 y 1535, y por J. de Acosta h. 1590, y aparece deformado en paul de santa en el relato del viajero alemán Ulsheimer, en 1616 (citas de Friederici, 284b y 285a).
1 Se trata de una dama, por lo visto muy rica, cuyos muebles son todos «van palissanten houf» y cuyo dinero es todo «goed zilver»: cita de De Vries-Te Winkel, Woordenboek der Nederlandschen Taal, s. v. ↩