PAGODA, del port. pagode ‘ídolo oriental’, ‘templo donde se venera’, del dravídico pagôdi ―propiamente nombre de Cali, esposa del dios índico Çiva―, alteración a su vez del scr. bhagavatī ‘diosa’.

1.ª doc.: pagode, Terr.; pagoda, Acad. ya 1843.

La Acad. en 1817 da la forma pagode, y la clasifica como masculina, género todavía conservado en 1843. Es efectivamente el género del port. pagode; la forma actual castellana se tomó del ingl. pagoda [S. XVII] o se adaptó del fr. pagode [1553, BhZRPh. XCI, 156-7], tomados a su vez del portugués. En este idioma el vocablo está documentado copiosamente desde 1516, y aparece desde el principio en el sentido de ‘templo brahmánico (u oriental generalmente)’ y en el de ‘ídolo’, ac. hoy desusada pero muy frecuente hasta fines del S. XVII y aun más tarde. Dalgado (Gloss. II, 129-137) ha demostrado definitivamente que esta última ac. es la etimológica, y que el vocablo procede en última instancia del scr. bhagavatī ‘adorable’, ‘diosa’, que al pasar a las lenguas dravídicas del Sur de la India había de convertirse, con arreglo a la índole fonética de las mismas, en pagôdi, y de hecho en esta forma o variantes muy análogas está documentado como nombre de la diosa Cali en malayala e idiomas afines; Cali es la divinidad tutelar de las aldeas en esta parte del Indostán, la más frecuentada por los portugueses, y a aquélla se aplicó por excelencia el nombre de diosa. Los portugueses o quizá ya las poblaciones dravídicas extendieron su nombre al templo donde se la adoraba. Además pagode aparece en portugués como denominación de una moneda, que llevaba la efigie del ídolo. V. en el mismo sentido Longworth Dames, Journal of the Royal Asiatic Society 1921 (trad. portuguesa en RL XXIV, 302). Para las demás etimologías, V. la satisfactoria refutación de Dalgado.