Según Terr. está ya en Martínez de Espinar (1644). En la Acad. figura ya en 1843 (no 1817). No resulta claro del estudio de Steiger y Hess (
VRom. II, 63) si este nombre de planta figura ya en la
Agricultura de Herrera (1513). Una variante andaluza
osagra ocurre ya en Quer y en Palau, a fines del S. XVIII. El hispanoár.
⺆uššâq (nombre de unidad
⺆uššâqa) figura en PAlc. con las definiciones ‘bledo morisco’ y ‘hierba mora’ (Dozy,
Suppl. II, 132); parece ser variante de
⺆ášaqa, planta definida vagamente por el
Qamûs (S. XV), que figura también en Abenalbéitar († 1248) y en el Lisán el-Árab (S. XIV), con descripciones que corresponden a las denominaciones científicas arriba citadas
1.
Indicaron esta etimología Steiger y Hess (
VRom. II, 71-72), y ya antes el etimologista de la Acad. No hay pruebas terminantes de la misma, pues en primer lugar no está demostrado semánticamente que este nombre de planta pueda venir de la raíz
⺆-š-q ‘amar sensual y apasionadamente’ (¿es afrodisíaca?)
2; por otra parte hay graves diferencias semánticas entre las definiciones del ár. antiguo
⺆ášaqa y la de
orzaga, y finalmente la terminación
-aga podría sugerir un origen iberovasco: entonces el parecido con
⺆ášaqa sería casual, y la forma de PAlc. podría pertenecer a cualquiera de los dos vocablos. De todos modos, provisionalmente y mientras no se demuestre lo contrario, podemos admitir esta etimología. Fonéticamente no habría gran dificultad, pues la
r podría explicarse como resultante de un esfuerzo por imitar la geminada arábiga (no creo que sea causada por el
⺆ain, como dice A. Steiger), y no es inconcebible el paso de
rš a
rz.